Despatriarcalizar lenguaje y contenido en los medios

Despatriarcalizar, no es quitar hegemonía y poder al hombre para darlos a la mujer, no es una guerra de sexos en los medios, no es el feminismo al ataque; no, es dar el mismo trato a la mujer y al hombre, colocarlos en igualdad, es hacerla visible en el lenguaje, cuando durante siglos ha prevalecido una visión patriarcal que influye en nuestra forma de comunicarnos.

 

Guadalupe Ríos López


El título suena ambicioso quizás porque el reto lo es y no dudo que muchas de las personas aquí presentes lo consideren imposible o innecesario.

 

Primero ¿qué significa patriarcado? El término proviene del latín que a su vez tiene origen griego y servía para designar al que manda en la familia. Se llamó patriarcas a los personajes bíblicos que fueron jefes de familia.

 

Ahora bien, quitarle el sentido patriarcal al lenguaje en los medios, es eliminar el universal masculino que históricamente ha hecho invisible la presencia de la mujer pretendiendo que ya se incluye en el término masculino, como cuando se dice: los mexicanos, los niños, los hombres (para referirse a que son mexicanos y mexicanas, niños y niñas y hombres y mujeres).

 

Lenguaje que no ignore a las mujeres

 

No es ociosidad ni duplicar términos, se trata de impulsar un lenguaje inclusivo en los medios, que no discrimine ni ignore a las mujeres que conformamos la mitad de la población del mundo y nos asiste el derecho a estar representadas en el lenguaje, como en otros escenarios en igualdad de circunstancias que el hombre.

 

Se trata de cambiar ese desequilibrio que existe entre hombres y mujeres en los diversos medios: prensa, radio, televisión y desde luego en las redes sociales. Es un reto nada fácil, pues hemos sido formados en un mundo regido y estructurado por hombres, y las mujeres también hemos compartido la idea de que así está bien.

 

Yo misma creía hace un par de años que no era necesario cambiar el lenguaje para hacerlo inclusivo y que solo se hacían párrafos más largos y se ocupaban más caracteres que después te recortaban los editores o editoras. Entonces me pregunté si era válido que, argumentando motivos de espacio, fuéramos cómplices de ese lenguaje exclusivo, de esa histórica ubicación desigual en que se encuentran las mujeres.

 

Comencé a leer, a interesarme y a participar en encuentros y seminarios que me llevaron a asumir este interés que hoy les comparto y que no es nada nuevo. Nuevo para mí, nuevo para comunicadoras y comunicadores, para periodistas que ni siquiera han considerado tomar en serio lo del “lenguaje incluyente”.

 

Medios, esenciales para la equidad de género

 

En el año de1995 la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing consideró a los medios de comunicación como una de las doce áreas para conseguir el objetivo de “lograr la igualdad real de oportunidades para mujeres y varones”.

 

Objetivo estratégico 1. Aumentar el grado de participación y de acceso de las mujeres a los espacios de toma de decisiones, de debate y exposición de ideas de los medios de comunicación, y a través de ellos, a las nuevas tecnologías de la información.

 

Objetivo Estratégico 2. Fomentar una imagen de las mujeres, equilibrada y sin estereotipos en los medios de comunicación.
En 2007 se realizó la X Conferencia sobre la Mujer de América Latina y El Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) denominada Consenso de Quito que en su Apartado 12 señala:

 

“Adoptar políticas públicas, incluyendo leyes cuando sea posible para erradicar contenidos sexistas, estereotipados, discriminatorios y racistas en los medios de comunicación y estimular su función como promotores de relaciones y responsabilidades igualitarias entre mujeres y hombres”.

 

En 2010, en la XI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y El Caribe, conocida como Consenso de Brasilia, se establece en el Artículo 5 que se debe:
“Facilitar el acceso de las mujeres a las nuevas tecnologías y promover medios de comunicación igualitarios, democráticos y no discriminatorios”.

 

Recomendó formular políticas orientadas a eliminar contenidos sexistas y discriminatorios en medios de comunicación y capacitar a los profesionales de la comunicación en tal sentido “valorizando las dimensiones de género, raza, etnia y orientación sexual”.

 

Como decía al principio, no es nada nuevo y tampoco ha habido cambios radicales con las recomendaciones, acuerdos y consensos. Este asunto es de justicia, de voluntad política y de conciencia.

 

Mujeres a puestos directivos

 

Sin embargo, hay avances cada día, se habla en diversos foros sobre el derecho a contar con medios de comunicación incluyentes no solo en el lenguaje, sino en el contenido que se maneja, en su estructura, es decir, que las mujeres también accedan a puestos directivos, que haya hombres y mujeres reporteando en igualdad de circunstancias, que se busque el equilibrio en las voces que se escuchan en los programas de radio, en los noticiarios, que se firmen las notas de hombres y mujeres en la prensa…en fin, que hagamos de los medios de comunicación un espacio de equidad entre seres humanos.

 

Quien ejerce el periodismo maneja el lenguaje oral, escrito o en imágenes para dar a conocer una realidad, la realidad tal como la observa con su propia mirada, y si hacemos un manejo excluyente y sexista del lenguaje —sin darnos cuenta o de manera intencional— esa será la visión que proyectaremos al público lector o radioescucha, hacia las y los televidentes.

 

¿Cuántas veces hemos escuchado en la radio o visto en la televisión chistes y programas sexistas, racistas, discriminatorios contra homosexuales, discapacitados, negros, indígenas o mujeres? Se dice que es parte de la cultura del mexicano y sí lo es, en efecto; se ha naturalizado esa cultura de modo que no percibimos en ella la violencia que se ejerce con el lenguaje de manera cotidiana. Por el contrario, nos divierten, reímos y compartimos esos mensajes violentos y violatorios.

 

Los hombres y mujeres que nos dedicamos a comunicar tenemos también en nuestras manos la posibilidad de hacer que esa visión de la sociedad cambie, que se transforme desde el momento en que nos neguemos a aceptar en nuestros medios el uso de publicidad e imágenes que colocan a la mujer como objeto sexual o como una tonta, frívola o en el estereotipo de la mujer ama de casa sin capacidad para el desempeño profesional. Dejemos entonces de reproducir actitudes y conductas discriminatorias.

 

Las empresas periodísticas, los dueños y dueñas, los mandos directivos deberían tomar con seriedad estos temas y quienes hacemos la labor de informar podemos impulsar el cambio desde adentro.

 

Hacerlas visibles en el lenguaje

 

No nos asustemos por el nombre; decir despatriarcalizar, no es quitarle hegemonía y poder al hombre para la mujer, no es una guerra de sexos, no es el feminismo al ataque; no, es simplemente dar el mismo trato a la mujer y al hombre, colocarla en igualdad de circunstancias, es hacerla visible en el lenguaje, cuando durante siglos ha prevalecido una visión patriarcal que influye en nuestra forma de comunicarnos.

 

En el hogar, en la escuela, en la iglesia, en el trabajo en todos los espacios se reproducen estos esquemas y no será nada fácil revertir la realidad, pero es posible.

 

Quizá no podamos impartir justicia cuando un hombre ultraja y asesina a una mujer, pero sí podemos evidenciar que se trata de un caso de feminicidio y no justificar al agresor diciendo o publicando en nuestros medios que “la mató por coqueta” o que “le pegó a su esposa por infiel”. Esos son los aspectos que debemos modificar, no solo en el lenguaje incluyente de los y las, sino el mensaje que enviamos, en los contenidos que se manejan en nuestros medios.

 

Hay quienes argumentan que el lenguaje inclusivo se oye feo, que nuestro idioma es suficiente tal como lo hablamos, sin aceptar que si nos parece así es por la falta de costumbre de usar términos femeninos. El lenguaje no es estático, evoluciona como todo, va cambiando con el uso que le demos. Incluso la Real academia de la Lengua Española ha incorporado ya los femeninos profesionales: médica, jueza, presidenta, ministra.

 

No daré aquí cifras ni datos de la inequidad entre hombres y mujeres en los medios, tanto en los cargos de dirección como en el contenidos, ustedes lo pueden investigar en internet y en sus propios medios, basta con analizar quién lo dirige, cuántas mujeres hay y qué puestos ocupan o las temáticas que suelen tratar. http://radioslibres.net/article/capitulo-5-genero-y-comunicacion/#1

 

Lo importante es que se lleven de esta charla, la intención sana de revisar la redacción de sus notas y reportajes, la orientación de sus columnas, el contenido y temática de sus materiales, de revisar su pensamiento y con ello apostar por medios de comunicación con un lenguaje incluyente para una sociedad mejor.

 

* Ponencia presentada en el 7º Encuentro de Periodismo realizado en Huatulco, 6 y 7 de diciembre de 2014.