La UABJO permaneció en el actual rectorado 218 días cerrada; los estudiantes perdieron realmente un ciclo escolar por paros, huelgas, tomas de escuela, bloqueos. El ciclo escolar anual consta de 212, de ahí que en total ha sido un año completo del rectorado de Rafael Torres Valdez en que la UABJO dejó de trabajar.
“Cuando me encargué del gobierno del estado, uno de los primeros cuidados fue la reorganización del Instituto de Ciencias y Artes, que la mano del despotismo había cerrado, porque los déspotas aborrecen la luz y la verdad” manifestaba Benito Juárez en noviembre de 1856.
Dos años antes, en diciembre de 1854, el presidente Antonio López de Santana había ordenado cerrar la institución, suerte que corrieron casi todos los centros académicos del país en la época.
Un siglo y medio después, qué pensaría el benemérito al saber que la Universidad pública de Oaxaca que lleva su nombre y que es legado y continuidad del Instituto en que el estudiara, permaneció en el actual rectorado 218 días cerrado, los estudiantes –“esa preciosa juventud, esperanza de la patria”, la llamaba Juárez– perdieron prácticamente un ciclo escolar por paros, huelgas, tomas de escuela, bloqueos, que se complementaron con la molicie y apatía de su rector.
Ya no fueron los déspotas contra los que luchara Juárez, sino los propios encargados de conducir el rumbo de esa institución, lo que lograron paralizar el ejercicio académico. El ciclo escolar universitario anual consta de 212 días (www.uabjo.mx/calendario.php), de ahí que en total ha sido un año completo del rectorado de Rafael Torres Valdez en la que la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) ha estado sin trabajar, en detrimento de miles de estudiantes, que ven así mermadas las posibilidades de una buena carrera que les permita enfrentar con conocimientos la vida laboral.
No sólo la parálisis institucional es el sello distintivo del todavía rector. Su legado deja un saldo negativo impresionante. Una administración caracterizada por la frivolidad, el nepotismo, la represión y la violación a los derechos humanos. Como nadie, Torres Valdez se entregó a intereses facciosos y partidistas y abrió la puerta para que se violentara la autonomía universitaria. Antepuso sus intereses personales, su ego, sus romances, a la gestión y dirección del campus universitario. Copado por los distintos grupos de interés – de dentro y fuera del campus universitario—, sindicatos y amigos, su gestión fue de mal en peor.
¿Cómo entregará Torres Valdez la UABJO a su sucesor? El caos que priva en el campus, obliga a revisar indicadores de la gestión que culmina en mayo. En una rápida mirada a los informes de las distintas instancias que evalúan el quehacer de los centros de educación superior, nos podemos percatar de cuál es la situación de la máxima casa de estudios de los oaxaqueños.
En competitividad académica, gran rezago
En el rubro de competitividad académica los indicadores universitarios se encuentran entre los peores del país. Considerando únicamente a las universidades públicas estatales, la de Oaxaca se encuentra en el lugar 29, en lo que se refiere a programas evaluados por los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (www.ciees.edu.mx).
Si bien han estado envueltos en la polémica los procesos de acreditación de las Facultades de la UABJO, de acuerdo al Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, A. C, se encuentra en el lugar 26, con sólo 9 programas acreditados (www.copaes.org.mx/home/Programas.php).
Aunado a ello la UABJO no registra información de programas educativos de posgrado, por tanto no se tiene ninguna evaluación en dos indicadores complementarios que evalúan Competitividad Académica: Programas Educativos de Posgrado Registrados en el Padrón Nacional de Posgrado de Calidad (PNPC) y Porcentaje de Egresados Registrados en la Dirección General de Profesiones.
La planta académica
“El juramento que acabáis de prestar, señores catedráticos, de cumplir leal y fielmente vuestros deberes, es una garantía para los oaxaqueños; y el gobierno, que conoce vuestra ilustración y patriotismo, confía en que llenaréis debidamente la honrosa tarea del profesorado, correspondiendo a la confianza que hoy deposita la sociedad en vosotros, encomendándoos la instrucción de la juventud”, señalaría el prócer oaxaqueño en enero de 1856, justo al reabrir el Instituto de Ciencias y Artes.
Ahora, más de 150 años después, cómo se compone la planta docente de la UABJO, a quien le corresponde la honrosa tarea de formas a las futuras generaciones de oaxaqueños.
De acuerdo a los informes trimestrales del Programa de Mejoramiento del Profesorado, la universidad oaxaqueña tiene una planta de 265 profesores de tiempo completo. Cifra que sólo supera a dos universidades pequeñas, la de Baja California Sur y la de Quintana Roo. Sin embargo, en los últimos años se han realizado contrataciones sin cumplir con los lineamientos que para tal fin establece la Secretaría de Educación Pública, además de que es conocido que muchos de esos profesores, están lejos de asistir a dar sus cátedras, mucho menos hacen investigación y, en cambio, los más tienen diversos trabajos adicionales.
En el ámbito estatal, la UABJO aun cuando tiene el mayor número de profesores de tiempo completo, supera por muy poco a la Universidad del Mar (UMAR, 221) y a la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM, 193); instituciones con una historia reciente y con mucho menos licenciaturas que la Universidad estatal (http://promep.sep.gob.mx/).
Aunque la mayoría de estos profesores tienen posgrado, 216 en el caso de la UABJO, únicamente el ocho por ciento, pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores.
En este rubro es superada ampliamente por las universidades regionales como la Universidad del Papalopam (23%), UTM (16%), Universidad de la Cañada (15%), UMAR (12%), Universidad de la Sierra Juárez (10%) y Universidad de la Sierra Sur (9%). Esto es, los mejores docentes con posgrado no son los que se encuentran en la UABJO; en parte se explica por esa perniciosa dinámica que el propio Rector y su burbuja implementaron para la contratación de catedráticos, privilegiando a los amigos, violentando la normatividad, como se ha denunciado en diversas ocasiones (Noticias, 3 de julio de 2011).
Ello se corrobora con los docentes con perfil deseable PROMEP. La UABJO ocupa el último lugar nacional, con un 15 por ciento. Y en el ámbito estatal, es relegado a la quinta posición por las universidades regionales señaladas en el párrafo anterior.
Para dar una idea del trabajo académico colegiado que pueden realizar los profesores, se han creado los llamados Cuerpos Académicos (CAs), que fijan ejes de investigación y, se supone, hacen trabajos tendientes a generar conocimientos y elevar el nivel docente. Pues bien la UABJO sólo tiene un cuerpo académico consolidado (http://promep.sep.gob.mx/ca1.htm). Pues lo mínimo que podría esperarse, es que haya un alto número de Cas en proceso de consolidación; apreciación errónea, sólo hay cuatro. Sobra decir que comparte la última posición en el ranking nacional. Donde mejoran un poco, es en los CAs en formación, pues existen 16, lo que nos eleva a la posición 24 del país.
Opacidad por sistema
Los indicadores anteriores, como mucha de la información sobre la gestión en el campus universitaria, permanece en la opacidad. De forma sistémica se ha ocultado información que por ley debe aparecer en el portal de transparencia. Hasta en ese rubro la UABJO ocupa el último lugar (http://www.uv.mx/transparencia/Noticias/documents/20090401_IndiceTranspareciaUniversidadesPublicas.pdf ).
El caos universitario
Esos son los datos que arrojan años de que la UABJO se desenvuelve en un círculo vicioso: sus autoridades, al mismo tiempo son cabezas de los sindicatos, los cuales se desempeñan como grupos políticos para la conquista del poder en el campus.
Torres Valdez primero maniatado y sin margen para operar, después buscó con todo el poder y los recursos de la rectoría, reprimir y desplazar a quienes no son sus fieles seguidores. Lo mismo en Economía, que en Medicina, en Derecho que en Sociología, en Idiomas que en Ciencias, en Bellas Artes y en Enfermería, provocó rupturas, imposiciones; mediante irregulares maniobras destituyó directores o provocó la ingobernabilidad. Ahí el rector buscó imponer directores afines a su grupo político. No le importó llevarse los pocos esfuerzos académicos que había.
Mientras internamente hacía lo anterior, con tal de mantener sus aspiraciones de trascender en la política estatal, abría las puertas del campus a los partidos políticos; incluso se ufanaba de ser él quien destapara en 2010 al candidato del PRI a la gubernatura. En este año buscó denodadamente adelantar tres meses la fecha de la elección del futuro rector; aspiraba a dejar el cargo para ocupar una diputación federal que le debían sus aliados. No fue posible.
El 14 de mayo, como lo marca la legislación universitaria, habrá de realizarse la elección del sucesor de Torres Valdez. Ya los grupos políticos andan desatados en buscar la nominación. Como hace cuatro años lo hacía Torres, no les importa aliarse con los peores especímenes del campus universitario; ni emplear el porrismo, ofrecer plazas, títulos y calificaciones. El poder por el poder mismo.
Sin embargo, la elección será también la oportunidad de poner fin al continuismo de estas prácticas y buscar una opción que permita el retorno de la academia a la UABJO. Y esa es tarea que a todos los universitarios nos atañe.