Toledo, luchador social y creador de centros culturales, sus inicios

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“Pero el cadáver, ¡ay! (de la COCEI), siguió muriendo”

Cuauhtémoc Blas

 

Tratamos en esta publicación los inicios de Francisco Toledo como luchador social y fundador de Centros culturales. Ambos en Juchitán, con la COCEI y la Casa de la Cultura. Hacemos, a partir de ahí, un breve corte de caja de la historia de ese grupo político del que suele decirse que se pervirtió, pero a la luz de mejores acercamientos se podría establecer que así nació.

 

Hombre de acción, Francisco Benjamín López Toledo (1940-2019) se dejaba sentir por su presencia o su ausencia. Personaje de decisiones firmes, que una vez tomadas las llevaba al cabo. Acciones permeadas por su humanismo, siempre sostenido, sin hacer ostentación.

 

Mucho se dice que huía de reflectores y entrevistas, pero era el más entrevistado y fotografiado. Muy útil en su éxito como artista y en su activismo político-social-cultural-ecologista. El “huidizo” Toledo alcanzó gran fama nacional y mundial. Basta googlearlo para hallar infinidad de fotos y escritos sobre él, como de pocos. Lo que no dejaba ver, eso sí, era su acentuado humanismo.

 

Monsiváis: La gloria de Toledo seguirá brillando

 

Hombre generoso, Toledo remontó a las dependencias de Cultura de la entidad, al fundar una serie de centros culturales, exposiciones, premios, talleres, editoriales, bibliotecas... No obstante, políticos y burócratas lo obstaculizaron, por ejemplo: la nomenclatura coceista, que atentó contra su biblioteca, y la de Gabino Cué, que en represalia por la oposición del maestro a sus malos proyectos, trató de embargarlo por un asunto fiscal menor http://www.revistaenmarcha.com.mx/reportaje/1539-el-poder-politico-y-economico-contra-toledo.html.

 

Las diferencias del pintor con políticos y poderosos llegaron a ser ríspidos, en uno de esos trances Monsiváis escribió en su defensa: Cuando todos hayan olvidado al gobernador, la gloria del maestro Toledo seguirá brillando, dijo en La Jornada Semanal.

 

Centros culturales, legado

 

Forjó la Casa de la Cultura de Juchitán; el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO); El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO); la Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges; la Fototeca Manuel Álvarez Bravo; Cinema El Pochote; Jardín Etnobotánico; Fonoteca Eduardo Mata; Taller Arte Papel Oaxaca; Biblioteca Francisco de Burgoa; y el Centro de Artes de San Agustín (CASA), entre otros.

 

En el trabajo editorial creó Ediciones Che Gómez, que publicó testimonios históricos; Ediciones Toledo publicando libros agotados de gran importancia y también novedades; las revistas Guchachi Reza (Iguana Rajada) y Alcaraván. Además de promotor cultural: Premio de Poesía Indígena; Becas a Escritores. Fundo organizaciones civiles, Fundación Che Gómez y ProOax.

 

Deja en el IAGO 124 mil obras de arte, 80 mil fotografías del acervo Manuel Álvarez Bravo y 30 mil libros; en el anexo del IAGO, de Avenida Juárez, otros 22 mil libros de arte, literatura, filosofía, cine, teatro, poesía. Donó 20 mil piezas de grabados, además de pinturas de creadores nacionales e internacionales, Mérida, Tamayo, Soriano, Picasso… Lo cual separó de su propiedad, no vaya a ser que un día uno de sus hijos, declaró, fuera a querer vivir en esas casonas.

 

Singular fue la entrega que hizo a la Secretaría de Cultura federal por $1,00. Toledo adquirió propiedades y capital artístico, no para atesorarlos él sino para darlos a sus semejantes, diferente a otros casos.

 

En lucha con la COCEI

 

Tal como era al abrazar una causa, apoyó a fondo a la COCEI. Hay fotografías de su participación, sobre todo en 1983, cuando al frente de la gran marcha de 20 mil personas contra la desaparición del “Ayuntamiento Popular”, lo acompañaban Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Fernando Benítez, Arturo Warman, Rafael Doniz, Víctor de la Cruz, Macario Matus.

 

Con su paliacate rojo, símbolo rebelde, Toledo marchó con sus hermanos que parecían soñar con un Juchitán mejor. Aunque, tiempo después, alejado de la Cocei, expresó en una entrevista:

 

“Nunca fui miembro de la COCEI. Me manifesté políticamente porque en ese momento había muchas injusticias y surgió la solidaridad con Víctor Yodo, desparecido político. Pero nunca pensé que la COCEI era la mejor opción política. En realidad, mi participación no apareció con la Coalición, sino en la revista Guchachi’reza, donde se publicó una carta dirigida a Echeverría para exigir la aparición de un líder coceista”. https://magis.iteso.mx/content/francisco-toledo-el-mono-el-pulpo-y-el-chapul%C3%ADn

 

Su decepción de la COCEI

 

Atendía su creación, la Casa de la Cultura de Juchitán Lichi Guendabiani (Casa de la luz o de la inteligencia) y al vivir en Juchitán, veía todo lo que hacía la Cocei, como relata en estas páginas un militante fundador.

 

Abordamos el tema en el marco de la participación del legendario artista juchiteco, donde pueden deducirse las razones de su ausencia de su pueblo durante 30 años al menos, de 1989 hasta el día reciente de su muerte, 5 de septiembre de 2019.

 

La abrupta separación de Toledo de la COCEI, con su innegable autoridad moral, abrió paso a revelar la descomposición de ese grupo de presión política y chantaje económico. Alguien escribió en las redes: “De organización social pasó a organización delictiva”. Y muy rápido, agregaríamos, si no es que ya venía así desde su gestación, como puede colegirse de los trabajos en este número.

 

De la Cruz y Sabino, dura crítica

 

En septiembre del 2000 el pintor juchiteco Sabino López acusó a los líderes “ingratos de la COCEI”, quienes, dijo, “cayeron en los mismos vicios que al principio criticaron y las esperanzas de grandes cambios se volatilizaron (…) muy poco han realizado en el terreno de la cultura, en cambio se han enriquecido y asumido un cacicazgo político”. Decepcionado hasta la indignación el maestro Sabino, participante de la fundación de la Coalición, concluyó: “No es válido haber utilizado a la gente —tantos mártires tenemos— para que a la hora buena, se tire la bandera a cambio de una lana”. http//revistaenmarcha.com.mx/reportaje/2840-lideres-de-la-cocei-utilizan-a-la-cultura-juchiteca-para-su-enriqueciento-.html

 

En octubre de 2001 Víctor de la Cruz escribió deslindándose de la COCEI: “Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo”, de la que, dijo, desde 1989 “estaba muerta, pero como las aves de rapiña, para seguir viviendo de él necesitaban el cadáver embalsamado de quien en vida había llevado ese nombre (…) los coceistas siempre consideraron a la cultura deleznable, sólo aprovechable para sus fines y ambiciones de poder”. Inició su escrito (exclusiva de En Marcha) citando a la revista Proceso: “Eran esperanza democrática, pero degeneraron en demagogia y corrupción”. “http://revistaenmarcha.com.mx/reportaje/2838-principio-y-fin-de-la-cocei.html

 

Corte de caja histórico

 

Intentamos un breve corte de caja con testimonios y datos históricos, para tratar de hacer a un lado juicios ligeros de quienes consideran progresista todo lo que parezca oponerse al régimen, cuando son expresiones de pugnas entre grupos de ese mismo régimen.

 

Eduardo Bautista Martínez, por ejemplo, considera a la COCEI un movimiento de genuina resistencia de los pueblos, herederos de la defensa de su territorio, en su tesis doctoral publicado en el libro “Los nudos del régimen autoritario: ajustes y continuidades de la dominación en dos ciudades de Oaxaca”.

 

Contrario a esas posturas, abundan datos constatables de que la COCEI fue un ariete en la puja de Heladio Ramírez y José Murat por desplazar del gobierno local al Grupo Oaxaca, cuyos últimos representantes fueron Pedro Vásquez Colmenares y Jesús Martínez Álvarez. Donde el factor económico, la ampliación del mercado capitalista en el marco de la globalización, impulsada en México por Salinas de Gortari en esos años, operó en contra del grupo conservador desplazado, y a favor de quienes aún hoy continúan en el gobierno de Oaxaca, pero ya en otro contexto.*•

 

*Oaxaca, ínsula de rezagos. Crítica a sus gobiernos de razón y de costumbre. C. Blas. Edit. Siembra 2007. Pp. 251-255.