Instituto de Ciencias y Artes-UABJO, ayer y hoy

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Universidad abandonada por estado y federación

Homero Villaurrutia

 

Siendo presidente de la república Benito Juárez, ciudadanos de Tabasco fueron a verlo para pedirle que los ayudara con la educación de su estado. Llevaban un proyecto, construir un Instituto de Ciencias y Artes similar al de Oaxaca, de donde habían salido tan buenos resultados, nada menos que el mismo Juárez y los demás hombres de la Reforma.

 

Diferente a otras misiones que desfilaron ante el presidente con la letanía de pedir simplemente ayuda, incluso grupos de oaxaqueños, como paisanos de la Sierra a quienes Juárez les dijo que era presidente de la república no presidente municipal, para atender las obligaciones de esas comunidades que simplemente llegaban a pedir.

 

Los de Tabasco tenían proyecto, por eso Juárez los proveyó para construir su instituto. De ahí el nombre que llevó esa institución, Instituto Juárez de Tabasco, y el que lleva actualmente su sucesora, la máxima casa de estudios del estado, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Nobleza obliga.

 

Fue en 1961 cuando esa misión encabezada por el gobernador del estado de Tabasco, don Victorio Victorino Dueñas, gestionó la cantidad de 52 mil pesos, autorizados por Juárez de los bienes nacionalizados. En 1879 fueron inaugurados los primeros cursos en el Instituto.

 

Instituto de Oaxaca, prestigio

 

El ingeniero Alberto Bustamante Vasconcelos, en una entrevista que sostuvimos con él, nos destacó la importancia nacional del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Entre los pocos egresados de estudios preparatorios que ingresaban a la Universidad Nacional de México sin realizar examen de admisión, estaban los del Instituto de Oaxaca. Era tal el prestigio.

 

De manera que la calidad académica del Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca ocupó un primerísimo lugar en el ámbito nacional. Políticos, abogados, periodistas de Oaxaca figuraron de manera destacada. Ese Instituto de Ciencias y Artes pasó a ser Universidad Benito Juárez de Oaxaca, primero y después Universidad Autónoma.

 

Más tardó ese cambio de nomenclatura y organizacional que en perderse de manera acelerada todo el buen nombre y prestigio que tenía Oaxaca en materia de educación superior en el país. Históricamente se hizo un parte aguas: el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca fue una cosa y la UABJO otra.

 

Una hipótesis que se esbozó de la decadencia política pero también académica de Oaxaca, fue la diáspora que propició el terremoto de 1931, cuando muchas familias pudientes e intelectuales de Oaxaca salieron de manera definitiva al quedarles claro que ésta no era la mejor tierra para vivir. Desde entonces, todo vendría en descenso, al quedar la política, el poder y la academia no en las mejores manos. ¿Alguien puede argumentar que quienes crearon el destructivo movimiento universitario de 1977 eran una eminencia?

 

El movimiento universitario de 1977 también sirvió para hundir a la UABJO, además de caldo de cultivo para la caída de un gobernador de Oaxaca, Manuel Zárate Aquino, a quien el centro federal tenía en la mira. Zárate no era muy subordinado al gobierno federal y Jesús Reyes Heroles, a la sazón Secretario de Gobernación federal, se encargó de defenestrarlo. El Periodista Manuel Humberto Siordia, jefe de prensa de Zárate Aquino, comentó una vez que el error de don Manuel fue creer que Oaxaca era de verdad Libre y Soberano.

 

UABJO y Sección 22

 

A la UABJO le pasó lo mismo que a la Sección 22, con la bandera revolucionaria, con la lucha por libertades cayeron en el libertinaje y la anarquía. No sólo la calidad académica sino acudir al trabajo les dejó de importar. En ambas suspenden clases de manera ilegal con la mayor facilidad, sin rubor alguno, está claro que a la mayoría de profesores y directivos educar no les interesa.

 

Son otros los intereses en el sistema del IEEPO una enorme sección sindical con sus corrientes que se reparten el control del sistema educativo. En la UABJO el sindicalismo pernicioso no hace menos daño, con seis sindicatos y sus exigencias que ahogan a la institución. De enero a mayo de cada año el trabajo de la rectoría universitaria se centra en atender las presiones por aumentos de salarios, vieja dinámica establecida al tenor de la presión pues estallan huelgas sin tener la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo.

 

Las “conquistas sindicales” de esa media docena de sindicatos abruman a la Universidad, junto con el exagerado número de jubilados que exigen pensión y las deudas contraídas por administraciones de rectores, y millonarias cantidades de impuestos que no pagaron a tiempo.

 

Son 300 las jubilaciones que ya deben autorizarse, lo que significa la tercera parte de sus recursos, unos 250 millones de los 870 millones que es el subsidio total de la institución. No es poco el aumento que tuvo en materia de subsidio la UABJO, pasó de 400 millones a 800, pero la mala administración, la contratación exagerada de personal, el despilfarro de décadas llegó a su crisis.

 

La peor crisis de la UABJO

 

Las inconsistencias están a la vista, hay un trabajador administrativo por un docente. De los 4 mil empleados universitarios, casi dos mil son administrativos y dos mil académicos. Los seis innecesarios sindicatos –hasta hay uno de trabajadores de confianza— asedian a la UABJO, con sus exigencias de recursos extras, convenios fuera del Contrato Colectivo y hasta bonos de “no huelga”.

 

Podemos darnos cuenta que la crisis de la UABJO es la peor de todos sus tiempos cuando la administración central anunció que ya no había dinero para pagar la segunda quincena de octubre de 2017, a empleados de base y de confianza, misma que se cubrió con recursos de tributaciones que pospuso la institución para usarlos en el pago del personal.

 

Los problemas de la principal Universidad de Oaxaca, ha movido a sus actuales autoridades, con el rector Eduardo Bautista al frente, a acudir a dos poderes legislativos, el federal y el estatal para solicitar aumento de presupuesto para la institución. En Oaxaca se hicieron acompañar por profesores y sobre todo alumnos y realizaron un mitin en la explanada del Congreso. El clamor era aumento de subsidio para poder afrontar los compromisos en el 2018.

 

Los autobuses de la Universidad llegaban a las inmediaciones del Congreso mientras el rector sostenía una reunión con los diputados, donde expuso la urgencia del aumento del subsidio a la misma. Finalmente, lograron un aumento del subsidio de 51 millones de pesos, que dará un respiro a las maltrechas finanzas universitarias. En total tendrá en 2018 un subsidio de mil y un millón de pesos, el más alto que haya tenido, pero aún muy insuficiente.

 

En pleno abandono

 

Lo que finalmente se desprende de esta dinámica, es el abandono total de la UABJO, sus problemas gravísimos, tanto económicos como políticos, que la hacen prácticamente inviable, no motivan la atención que debería ser urgente de ambos gobiernos. A nadie le interesa realmente recuperar su calidad académica. La familia caciquil, adueñada de la institución con Abraham Martínez Alavés al frente y su ex rector hijo Martínez Helmes al lado, pugna por que las cosas sigan igual para seguir dominando, con sus aliados y hordas de porros violentos.

 

La autoridad gubernamental lo único que espera es que de cualquier manera quien dirija la rectoría le garantice tranquilidad, que no se metan con el gobierno, aunque la academia se caiga a pedazos; igual que el gobierno federal que nada hace por corregir los vicios notorios, desvíos de recursos federales de las administraciones de rectoría.  

 

La UABJO, heredera del glorioso Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca otrora ejemplo de calidad educativa nacional, languidece, decae, toca fondo pero nadie la ayuda. Después de ser ejemplo, inspirador de otros proyectos respetables de educación superior en el país, zozobra.

 

En a todas luces apremiante atender a la UABJO, por un lado, le urgen recursos económicos para salvar su crisis, pero por otro lado los grupos de poder internos que la disputan arrebatan los recursos que pudieran servir para enderezar la nave. Si los gobiernos no ayudan a limpiar a la Universidad con decisión, será imposible regresar la UABJO a sus años de gloria.

 

Sin embargo, en vez de acciones concertadas para rescatarla, lo que hay son omisiones generalizadas para aniquilarla, omisiones de los gobiernos federal y estatal para dejar que la UABJO, que nació del Instituto de Ciencias y Artes, se hunda.