LXIII Legislatura, decadencia absoluta

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Cuauhtémoc Blas

El Informe Legislativo 2018 del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), consigna que la LXIII legislatura oaxaqueña gastó 342 millones de pesos más de su presupuesto aprobado. Parece una compulsión por descender. No hay un mínimo pudor, ni se cuidan de aparentar decencia.

De los 397 millones de pesos de presupuesto anual aprobado para el ejercicio de esa legislatura, extrañamente aumento su gastó a 739 millones de pesos, ¡87 por ciento más de los autorizado!, ya mero dobleteaban, no tienen medida. Todo un escándalo.

Además, la LXIII legislatura ha sido la de mayor falta de transparencia en el ejercicio de los recursos, gastaron a su arbitrio lo destinado a servicios personales y en adquisiciones y servicios generales. De licitaciones ni hablar. La presidencia de dicho Congreso en manos de María de la Nieves Fernández anunció desde el principio este desastre, colocar en cargos delicados a políticos viejos conocidos por su desprestigio, no deja duda de lo que se quiere, un Congreso indigno, subordinado, y lo tuvieron.

¿En que gastaron tanto dinero?

¿En qué gastan todo ese dinero si el Congreso no hace obra, ni brinda servicios públicos? La legislatura entrante debe empezar con el pie derecho y exigir se audite ese despilfarro. Es un agravio que cada uno de los 42 ex diputado se llevaron más de 9 millones de pesos. Están a la cabeza de los 27 congresos del país con mayor despilfarro de recursos.

En tanto, los afectados por los sismos de 2017 el Fondo de Reconstrucción de Oaxaca sólo destinó 200 millones de pesos. Apenas la tercera parte de lo que atesoraron nuestros saqueadores representantes.

Prosigue el “pago por evento”

El llamado “pago por evento” casi se institucionalizó hace ocho años, cuando para cualquier solicitud o iniciativa del poder ejecutivo al Congreso, tenía que ir acompañado de una “iguala” para los diputados, una mordida, un pago por aprobar lo que les ponen enfrente.

Con la recuperación plena del poder en Oaxaca por parte del PRI muratista, los diputados de ese partido dejaron de percibir de manera sostenida ese pago, fueron ahora los diputados de oposición los más beneficiados con eso.

Los cinco diputados del partido MORENA que sin pudor alguno aprobaron la cuenta pública del gobierno del estado, con todas las inconsistencias, excesos y falta de comprobaciones revivieron, evidentemente, ese pago por evento. Incluso, una diputada morenista lo exigía dejando testimonio de ello en sus mensajes telefónicos.

La voracidad de esos legisladores fue desmedida, abierta,prestos a la transa, en busca de todo lo que pudieran carrancearse. De los aproximadamente 40 mil pesos que devengan por su puesto mensualmente, lo incrementaron con otras percepciones ilegales, gastos de representación, de gestoría, conceptos que no corresponden a su función legislativa.

Se llevan diputados lo de comunicación social

Incluso, desde hace años y persisten, le metieron mano al presupuesto para comunicación social, al exigir y lograr que el presupuesto total por ese concepto se entregara de manera prorrateada. Les toca por gastos en comunicación social alrededor de 100 mil pesos a cada uno. Y no lo ejercen, es algo más que se roban.

Los recursos presupuestados para comunicación, son para la difusión en los medios, no para que los gasten al interior de la institución, así los recursos que quedan se justifican en proyectos de comunicación interna, si acaso llega a eso,

Es el caso inocuo “radio pasillo” para difundir, dijeron, hacia la población las actividades del Congreso del estado que sólo vivió el día que se inauguró por parte de quien fue director de Comunicación social en esa legislatura y continúa en la nueva, Francisco J. Sánchez, con quien no hay eficiencia en el en el manejo de medios pero continúa ahí.

La obsesión por gastarse ellos los recursos era más que evidente. El desdén hacia los medios es tan inexplicable como insensato.

Cada tres años la evaluación de las legislaturas oaxaqueñas son más patéticas, parece una compulsión por descender. No hay siquiera un mínimo pudor, ya ni se cuidan de aparentar decencia. Al dejar de tener vigencia ese concepto, la dinámica se ha tornado cada vez más decadente.