Despedir a los maestros es cerrar la Casa

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Casa de la Cultura Oaxaqueña, en peligro

 

Miguel Ángel Maya Alonso

Una amenaza de no pago para los trabajadores destapó condiciones laborales precarias y recursos insuficientes de un gobierno estatal que se jacta de apoyar y vivir de la cultura, pero hace lo contrario. Su presupuesto anual es de 26 millones 718 mil, mientras el de la oficina de la gubernatura 164 millones 391 mil pesos.

Los 73 mil 200 pesos diarios que tiene de presupuesto la Casa de la Cultura Oaxaqueña durante el 2019 parece insuficiente para mantener y fortalecer la vida cultural en la entidad, sobre todo si vemos que durante la Guelaguetza, en dos presentaciones, se gastaron tres millones 73 mil 200, sólo para la atención de los invitados especiales, según dictan los avances de gestión de la Gubernatura publicados por la Secretaría de Finanzas.

El jueves 8 de agosto una manifestación de los trabajadores en la Casa de la Cultura Oaxaqueña dejó de manifiesto que en la institución fundada en 1971 pasaba de todo; maestros talleristas denunciaron que prácticamente habían sido despedidos, ya que solamente se les pagaría hasta el 15 de ese mes.

El presupuesto para esta institución es de 26 millones 718 mil 312.26 pesos, cifra muy lejana que el destinado a la Gubernatura, que es de 164 millones 391 mil 809.12 pesos o los 269 millones 870 mil 631.83 pesos Coordinación General de Comunicación Social y Vocería del Gobierno del Estado.

Con pancartas y lonas se instalaron en las puertas del edificio, en donde permanecerían hasta el 17 de agosto. Las peticiones fueron creciendo, primero pidieron mejoras laborales, después prestaciones hasta llegar a la exigencia de la salida del director general de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, Guillermo Gabino García Manzano.

Es de resaltar que la Secretaría de Finanzas gastará durante el 2019 un total de 190 mil pesos diarios tan sólo para Coordinación de Giras del gobernador del Estado, Alejandro Murat Hinojosa, pues el presupuesto para este ámbito es de 69 millones 658 mil 426 pesos, más del doble que el de la Casa de la Cultura.

Ante la falta de una respuesta clara por parte del gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa y de la titular de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta), Adriana Aguilar Escobar, los inconformes manifestaron su decepción y marcharon por calles de la ciudad para exigir atención.

El 17 de agosto, a través de la Secretaría General de Gobierno (Segego) se iniciaron las primeras conversaciones con los profesores, quienes accedieron a liberar las instalaciones de la institución, a cambio de iniciar una mesa de diálogo, aunque no permitieron el ingreso del director general.

“Pedimos que se nos aclare por qué ya no se va a recibir un pago, ya que automáticamente a partir del 15 de agosto ya no se nos va a pagar, esto significa que la Casa de la Cultura y los talleres desaparecen”, dijo en el inicio de la manifestación Salvador Reyes, uno de los maestros afectados.

Apenas el 19 de agosto, Héctor Anuar Mafud Mafud, titular de la Segego, acompañó a los talleristas en la reapertura de las instalaciones, los maestros reiniciaron clases bajo protesta, y las primeras mesas de diálogo al parecer no resultaron como el funcionario hubiese querido.

Atentado contra la historia

Los talleres de danza, música, teatro y plástica se dan desde hace 48 años y actualmente beneficia a más de dos mil alumnos. Según los inconformes, la Casa de la Cultura depende directamente del Gobierno del Estado, que da un pago de 60 pesos por hora a los maestros.

“No nos estamos manifestando de manera grosera u ofensiva sólo pedimos que volteen a vernos un ratito, para ver si sigue o no, ni siquiera estamos pidiendo aumento”, dijo el representante de los inconformes, “nuestros contratos son bimestrales, no hay prestaciones, ni aguinaldo ni nada”.

Con pancartas y cartulinas en donde exigían respuestas a sus peticiones así como recursos para la cultura en Oaxaca, decenas de docentes y algunos alumnos permanecieron durante más de medio día en las instalaciones de la Casa de la Cultura Oaxaqueña.

“La cultura es un acto de inversión. Aseguramos que si a la Casa de la Cultura le invirtieran más, habría mayores resultados y sería completamente rentable, porque entendemos que no se puede invertir en donde no hay ganancias”, dijo un maestro.

Otro más reprochó el hecho de que a la Casa de la Cultura no le dejen manejar los recursos que en ella ingresan por el pago de las colegiaturas de los alumnos, pues todo el dinero se va a la Secretaría de Finanzas, para que luego el Gobierno del Estado le otorgue un presupuesto.

“Si a la Casa de la Cultura como hace algunos años se les dejaran sus recursos, otra cosa sería», dijo el representante de los inconformes, “yo no veo mal que en un evento se invierta y se recupere porque gracias a eso se permite que las finanzas de algo tengan una garantía”.

Por favor no la cierren

“Estoy conmovida hasta las lágrimas de que quieran cerrar este lugar”, dijo Karen en el segundo día de manifestaciones; a la estudiante de la Casa de la Cultura de Oaxaca, la rodean niños, hombres, mujeres y ancianos, todos vinculados con este organismo que ha formardo a decenas de artistas oaxaqueños.

Ante la amenaza por parte del Gobierno del Estado de ya no pagarle a los maestros que dan los talleres en este edificio, todos coinciden en una cosa; sin talleres la Casa de la Cultura de Oaxaca desaparece.

“Para mí esta Casa significa la oportunidad para que sociedad adquiera cultura”, continúa Karen, pues para ella “la cultura es el nutriente principal de las expresiones, con lo que dejas de seguir al sistema y confrontarlo si es necesario.

“Cerrar la Casa de la Cultura significa un retroceso para la sociedad y espero que el gobierno pueda ver esto y haga conciencia de que está frenando el desarrollo social y económico de Oaxaca, por favor, no lo hagan”, suplica.

Después de 2019, nadie sabe

La Casa de la Cultura como tal inició actividades desde 1970, miles de alumnos y maestros han pisado su sede, miles de sueños se han forjado dentro de las canteras que iluminaron las manos, las mentes, las voces de los artistas oaxaqueños.

“Nos dicen que nos van a llamar de pocos para conocer nuestra situación y ver cómo va a quedar y al final somos todo lo que hacemos casa de cultura y que la institución se quede sin maestros significa que desaparece”, señala uno de los oradores.

El contrato de los talleristas es raquítico, mismo que es renovado cada dos meses, por lo que no hay antigüedad, no hay prestaciones, no hay aguinaldo, no hay certeza laboral, solo les queda la memoria.

“Ya no vamos a permitir que se pisoteen nuestros derechos ya no más, estamos maestros con tres años de experiencia, pero también hay de 40 o más de servicio y que le dieron las gracias”, resaltan los maestros animados por todo el apoyo.

La casa de la cultura presta servicio a más de dos mil alumnos, quienes reciben clases de 54 maestros, a quienes nadie ha atendido luego de la protesta iniciada desde el miércoles, pero no son los únicos trabajadores afectados, pues “a nuestros compañeros de servicios generales les dijeron: ya no tienen trabajo”.

Rumores que parecen verdad

Dentro de los inconformes los rumores corren, pero no hay forma de probarlo, “quieren sacarnos para darle el edificio a un particular”, dice una tallerista, “ya se intentó en el sexenio de Gabino Cué, pero los trabajadores lo impidieron”, agrega.

Y es que de acuerdo a algunos de los profesores, el edificio que alberga la Casa de la Cultura de Oaxaca, es objeto de deseo de conocido “filántropo”, quien vive en Oaxaca, por lo que al desaparecer los talleres, le abriría el paso para que él entrará al rescate, “pero no puede comprobarse”, reconoce.

Para los alumnos y maestros, resulta increíble que en los conciertos de la Guelaguetza 2019 se hayan gastado más de 29 millones de pesos, de acuerdo a las licitaciones de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta), mientras que el presupuesto para la Casa de la Cultura sea apenas de 26 millones de pesos para este ejercicio fiscal.

Carencias y mala planeación

Maribel Sánchez, docente de canto de la Casa de la Cultura de Oaxaca, no entiende como con la gran demanda que tiene este lugar, sólo exista un baño para las mujeres en la planta baja, y en el baño para discapacitados ni siquiera colocaron la barra de apoyo.

“Las carencias son muchas”, dice la docente mientras camina en el interior del edificio, “los salones para todos los grupos son muy pequeños. No es falta de espacio, es falta de planeación”.

Al llegar al salón de danza, una vieja grabadora adorna el lugar, “solo eso tiene la maestra para sus alumnos, no hay más”, afirma Maribel, “pedimos que nos vean como trabajamos y a cuántos niños, adolescentes y adultos mayores atendemos”.

Hasta el momento, los maestros y trabajadores de la Casa de la Cultura de Oaxaca no saben lo que viene, pero de lo que están seguros es que los alumnos, exalumnos, padres de familia y la sociedad en general, no los dejarán solos.

“No cerrará la Casa de la Cultura”

El director de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, Guillermo García Manzano, dijo en conferencia de prensa que esta institución no cerrará, además de que los sueldos están garantizados y que no habrá despidos, pues los recursos ya están disponibles.

Detalló que sí se le comunicó a los maestros que no había liquidez para seguir pagándoles, sin embargo, rechazó que les haya informado sobre algún recorte de personal, además de que estos ajustes presupuestarios son comunes.

Acercamientos después de cinco días

A pesar de que el gobernador Alejandro Murat Hinojosa, la titular de la Seculta, Adriana Aguilar Escobar y el director de la Casa de la Cultura Oaxaqueña, Guillermo García Manzano, afirmaron que no habrá despidos y que los pagos se realizarán en tiempo y forma, el primer acercamiento fue por parte de la Segego, a casi una semana de iniciado el movimiento.

Es de resaltar que los inconformes señalaron que el director de la Casa de la Cultura citó a cuatro representantes de los empleados en la Biblioteca Pública Central, situación que no aceptaron, pues afirmaron que el acercamiento tiene que ser en las instalaciones de la institución, con la presencia de todos los afectados.

Es así como los problemas en la Casa de la Cultura apenas comienzan, pues luego de la amenaza por parte de sus directivos de no pagarles a los trabajadores, estos reaccionaron y comprendieron que laboran con carencias, sin prestaciones y olvidados por las autoridades.