Francisco Toledo, deja incógnitas y tareas

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Cuauhtémoc Blas

 

El pintor Francisco Toledo fue hombre de batallas. Núcleo desde donde se pueden explicar cuestiones históricas. Personaje de arte y letras, su labor como animador editorial y editor de textos fundamentales, es tan importante como su activismo.

 

Juchiteco ausente de Juchitán desde 1989, jamás volvió. En este 2019 cumplió 30 años de haber salido y quemado sus naves. Todo indica que su decepción de la extraviada COCEI, que ayudó a encaramarse al poder, lo separó hasta de su lugar de origen.

 

Descolgó su colección de pinturas de la Casa de la Cultura de Juchitán, que fundó, y se marchó para siempre, ante la mirada del poeta Macario Matus, director a la sazón de esa Casa. Macario se marcharía poco después, sin el apoyo de Toledo la Casa ya no sería la misma. Macario dijo al irse: a qué me quedo, ahora solo cuidaría paredes.

 

La COCEI en pos del poder

 

En 1974 nació la COCEI, después de un meteórico crecimiento. En 1981 luego de dos intentos ganó la presidencia municipal. En agosto de 1983 el gobierno con la Cámara de diputados local desaparición el poder municipal. Era gobernador Pedro Vásquez Colmenares.

 

Hubo un breve interinato, y en enero de 1984 llegó a la presidencia Javier Fuentes Valdivieso, del PRI. En 1986 se anularon las elecciones y el gobierno formó un Concejo Municipal que integró a coceistas y priistas. Culminó el último sexenio de la vallistocracia con Jesús Martínez Álvarez, quien cubrió un año de interinato a Pedro Vásquez. Reacios a abrir Oaxaca al mercado nacional y menos global. El interinato al delfín Jesús Martínez, fue para descarrilarlo y enviar a Heladio.

 

Estamos en pleno auge del neoliberalismo y su conquista de todos los mercados. El grupo de De la Madrid con la cabeza visible de Carlos Salinas, envía a sus emisarios a gobernar y abrir mercados. Heladio Ramírez, echeverrista enciende y apagafuegos, queda como anillo al dedo para apaciguar a la Cocei y otros grupos como Ugocep y MULT. Se vinculaba a estos grupos con Heladio. El genio de los echeverristas era venderse como los capaces de ponen en paz a los rebeldes, que ellos mismos creaban o alentaban.

 

Heladio ya gobernador coloca a su hombre de confianza, Felipe Martínez López, al frente del Concejo Municipal de Juchitán. Se prepara el camino para que el fundador de la COCEI, Héctor Sánchez López, gane sin problema la elección siguiente. Lo que sucede con la mayor facilidad, al poner el PRI de candidato a un “chu”*, como llaman allá a quienes no son juchitecos, a un personaje del norte de país que, por supuesto, no hablaba zapoteco, Ramón Caraveo. Hasta los priistas votaron en su contra.

 

Así, en 1989 Sánchez López, “Mesha”, llega a la presidencia con el registro del novel PRD. Carlos Salinas es presidente de México. Héctor Sánchez abraza en el palacio municipal a Salinas, a quien Cuauhtémoc Cárdenas y los perredistas llamaban usurpador. Se presumían los “buenos oficios” de Heladio con su pupilo Héctor. Le llovieron recursos federales al municipio juchiteco.

 

Toledo desnuda a la COCEI

 

En agosto de 1989 el reportero de Proceso Elías Chávez escribió: “En Juchitán, la esperanza democratizadora degeneró en demagogia y corrupción; la COCEI siguió los mismos pasos del PRI”. Era la primera denuncia importante de la descomposición de ese movimiento.

 

Toledo dio pauta a ese proceso crítico con su retiro el mismo 1989. En ese contexto Elías Chávez denunció la corrupción de los coceistas concejeros de la autoridad precedente.

 

Chico Toledo acercó a la COCEI a la intelectualidad crítica de la época: Fernando Benítez, Monsiváis, Poniatowska, Rafael Donis, entre otros. Con su dinero pagó publicaciones y revistas, tiempo de radio para los mítines que debían de salvarse así de la represión.

 

Víctor de la Cruz y Macario Matus, conspicuos de la intelectualidad local, así también artistas jóvenes como Sabino López Aquino, abandonaron pronto a la COCEI. Toledo habría salido de Juchitán desde 1983, luego de sufrir una agresión física en La Ventosa, agencia municipal de Juchitán, pero se considera su partida final el 89 con el emblemático descolgar de su rica colección pinturas.

 

Extraño que Toledo no se deslindara, como sí Víctor de la Cruz y Sabino. Lo que debería esclarecer la gente de letras de esa tierra, algo difícil pues casi todos viven del “Cadáver embalsamado de la COCEI”, como dijo De la Cruz**. Deja Toledo, singular e inolvidable personaje, incógnitas y tareas importantes. •

 

*Escribimos con la grafía del español las palabras en zapoteco, como mejor suena, no como los exquisitos académicos de la lengua zapoteca lo hacen, dificultando su comprensión. Chu, extraño, fuereño, y no dxu, que literalmente suena ju.

** http://revistaenmarcha.com.mx/reportaje/2838-principio-y-fin-de-la-cocei.html