Reconocimiento a afromexicanos, “gran simulacro”

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Cuauhtémoc Blas

 

Se aprobó la reforma constitucional para el reconocimiento a los pueblos afromexicanos. Sin embargo, la prisa y la manera como se realizó la consulta y el proceso en el Senado, no dejó satisfecho a intelectuales y activistas. Le llaman el “gran simulacro” o “Proceso torcido de círculos políticos”. La apresurada legislación, es sólo una ley nominativa, carente de derechos, dicen sus críticos.

 

Insatisfechos quedaron sectores importantes del movimiento afromexicano que participaron en la llamada Consulta “libre, previa e informada para la Reforma Constitucional y Legal sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos”, organizado por instituciones del gobierno federal y el Senado de la República.

 

Hay fuertes reclamos, no sólo acusan la prisa con que se realizó la legislación, sino también que fue un proceso desaseado, con acarreados, “un proceso político torcido”, una actividad que más parecía de proselitismo político de la Senadora Susana Harp en busca de una candidatura, dijeron.

 

El tema de los negros o afromexicanos sólo se atendió en cuatro foros, insuficientes, a decir de los críticos en la 5ª Jornada por el Reconocimiento, Justicia y Desarrollo de los Pueblos Negros de México, realizada el 10 de octubre pasado en la Casa de la Cultura Oaxaqueña.

 

Afros de la Costa Chica

 

No fue una consulta, lo que hicieron fue una gran simulación en el proceso de improvisación del reconocimiento, expresó el representante de Colectivos Sociales Indígenas y Afromexicanos de Costa Chica de Oaxaca, Francisco Ziga, miembro de Púrpura A.C. Simulación por partida doble, expresó en su ponencia

 

Ziga explicó las dos simulaciones de la reforma constitucional al artículo 2: por un lado, es una simulación de legitimidad hacia arriba, porque el Estado tiene que cumplir con estos compromisos internacionales de reconocimiento; y una gran simulación hacia abajo, con una consulta simulada, sin atender las reales necesidades de los pueblos negros. Sobre todo, la pobreza y rezagos que superan los de otros grupos depauperados.

 

Antes de la aprobación de la ley hicieron sólo cuatro foros: en Pinotepa Nacional, Oaxaca; Cuajinicuilapa, en Guerrero; uno en Veracruz; y otro en la Ciudad de México. Foros donde los organizadores acarrearon a la gente, coincidieron en sostener tanto el ponente de la Costa Chica como la doctora Sagrario Cruz de la Universidad de Veracruz, quien dio a esta actividad el concepto de “Gran simulacro”.

 

Foros afros, “gran simulacro”

 

La doctora en antropología, con trabajo continental en la materia, profesora invitada de universidades del extranjero, quien, igual que Ziga, participó en los Foros mencionados, así como otros asistentes a la reciente Jornada en Oaxaca, manifestaron su reprobación, pues no se puede hablar de consulta a los pueblos cuando prácticamente fueron cuatro mesas, cuya conclusión se hizo en una hora, expresaron. Insostenible, aseguró la doctora, porque un tema tan vasto e importante no se puede concluir en una hora.

 

Los dos ponentes dijeron haber platicado con participantes de los foros, y la mayoría les confió no saber a lo que iban, algunos llevaban proyectos productivos con peticiones de financiamiento, cual si fuera reunión de una dependencia de fomento; otros dijeron que asistían a un festival invitados por la senadora y cantante Susana Harp, y que ellos iban a bailar y ella a cantar. Lo que también sucedió, dijeron.

 

Harp fue una de las responsables de ese proceso como Presidenta de la Comisión de Cultura del Senado e integrante de la Comisión de Asuntos Indígenas. Ella y el senador Martí Batres hicieron la propuesta de reforma constitucional, además realizaron la consulta junto con la SEGOB y el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) de Adelfo Regino Montes, entre otras. Estas dependencias tuvieron a su cargo realizar la convocatoria al proceso de consulta. De 51 foros sólo cuatro se hicieron en los pueblos negros, los demás fueron de los pueblos indígenas.

 

Además, lamentó la doctora Sagrario, es penoso, pero se recurrió al acarreo de personas, fue un proceso torcido de círculos políticos, ONG´s clientelares y académicos que se prestan a la simulación. Comentó que enviaron dos cartas, una a la senadora Susana Harp y otra a la Comisión de Puntos Constitucionales del Senado, exponiendo la importancia de que se escuchara realmente a los pueblos, de trazar una ruta crítica y buscar la reparación histórica.

 

Pero lejos de esa esencial reparación lo que recibimos fue una enorme simulación, asentó la antropóloga, ni una coma le cambiaron a la iniciativa de ley finalmente aprobada con “carro completo de legisladores”, esos foros fueron “inútiles”, agregó. Todo lo hicieron aprisa, la reforma fue aprobada el 31 de julio de 2019 y publicada en el Diario Oficial el 9 de agosto de ese mismo año 2019 en el Senado. La profesional comentó que todo este proceso pareció más una adelantada campaña proselitista de la senadora Susana Harp por una candidatura.

 

La apresurada legislación, recalcó la doctora, es sólo una ley nominativa, carente de derechos. Sin embargo, cualquiera podrá beneficiarse pues basta el auto reconocimiento como afromexicano. Aquí sí es importante, asentó, el color y la apariencia de la persona, así como la pertenencia cultural con base en sus costumbres, tradiciones e historia. Mencionó el concepto de equiparabilidad, que consiste en que por analogía se aplique a los afromestizos las normas referidas a los pueblos indígenas. Hace falta mayor especificidad, dijo.

 

Nemesio, no más jornadas

 

El doctor Nemesio Rodríguez, investigador de la UNAM, promotor de estas jornadas desde hace cinco años hasta hoy en que anunció que concluyen, dijo que habrá que buscar otro formato. Destacó el oportunismo que se da en torno a ese reconocimiento, de un millón y medio de afro mexicanos que habitan en el país, ahora la cifra se ha incrementado hasta en 400 por ciento.

 

Por otra parte, Nemesio agradeció a Martha Aparicio su iniciativa para realizar estas Jornadas y todo el apoyo brindado por la Casa de la Cultura Oaxaqueña. No dijo si esta decisión de terminar las jornadas fue acuerdo común de los organizadores. Sin embargo, entrevistada posteriormente por este medio Aparicio declaró “nos queda el reto de hacer más acciones, más actividades, más trabajo para continuar sumándonos a los trabajos que hacen los pueblos negros en Oaxaca”. Agregó que hay quien está y quien no está de acuerdo con el reconocimiento, es lo que se debe discutir, pero lo cierto es que aún queda mucho por hacer.

 

Algunos del público en esta 5ª jornada, quienes también participaron en la consulta nacional en cuestión, coincidieron con que dicha consulta fue poco útil, ni siquiera atendieron las opiniones vertidas, la relatoría en la que trabajaron al final tampoco fue atendida. No hay planificación, ni investigación, no hay estudios sobre la problemática de los pueblos negros, así se puede deducir que se ha legislado de manera improvisada.

 

Los de Oaxaca saben cómo hacerlo

 

Cualquiera, aunque sea rubio, blanco y de ojos azules, si se dice afro mexicano lo es porque la ley así lo permite. Igual que la ley indígena de Oaxaca, donde es indígena por ley quien así se auto reclame. No sólo eso, cualquier pueblo que quiera retornar a su pasado, puede volver al régimen colonial de usos y costumbres, la ley lo autoriza.

 

Toda la estrategia de hoy para la nueva simulación con los pueblos negros, ya fue experimentada por el grupo de políticos y académicos que participaron en la anterior simulación para la ley indígena de Oaxaca en los años 80-90 del siglo pasado. Consultas sin real participación de los pueblos, sin estudios ni diagnósticos, y recursos mínimos del erario. Dinámica en que destacó entonces el actual director del INPI, Adelfo Regino Montes, con su ONG desde los años 80 del siglo pasado, Servicios del Pueblo Mixe (SERVE). Era gobernador Heladio Ramírez, quien se apoyó en Adelfo.

 

Un dirigente de indígenas, Juan Carlos Beas, de UCIZONI, expresó al respecto de la consulta indígena en esos años, que llevó al reconocimiento legal de los mismos:
“Fue un reconocimiento artificial, que sí retomó la coyuntura nacional, incluso la coyuntura estatal, pero que no respondió a una verdadera demanda, ni hubo una consulta real a las comunidades (…) fue un proceso muy artificial que no correspondió a un movimiento social que en ese momento existía… Es un proceso normativo muerto. No lo ven los pueblos indígenas como un triunfo. A lo mejor algunos intelectuales indígenas que se prestaron al juego de Diódoro…”

 

La historia parece repetirse, pues ahora con las mismas reglas de operación, ya con ese reconocimiento a los “afromexicanos” este 2020 el presupuesto federal será menor que el año precedente. Pero para eso pusieron profesionales del indigenismo y académicos oaxaqueños a modo en el INPI, ellos saben cómo hacerlo.