Si se esperaba un voto de castigo al actual gobierno en las recientes elecciones locales, lo que tuvimos fue peor, fue una muestra rotunda del rechazo de la mitad de los ciudadanos a lo que muchos llaman farsa electoral. Después de jugar la ciudadanía lo que creyó era su mejor carta en 2010 hoy desilusión y desencanto están en la perspectiva de Oaxaca. No hay nada peor que la cancelación de la esperanza.
Un dato extraído de las redes sociales es ilustrativo y lapidario, a media jornada de este domingo 7 de julio se hizo una pregunta: “¿Cuándo la gente no vota quién gana?” Y la respuesta fue otra pregunta “¿Y cuándo la gente vota quién gana?” “En ningún caso gana la gente”, fue el colofón.
En 2010 la participación ciudadana en las urnas fue de un 57 por ciento del padrón, el más alto de la historia de Oaxaca, lo que determinó la derrota del PRI en la gubernatura y en los principales municipios de la entidad, así como el Congreso local. Ganó la entonces coalición opositora a la gubernatura (ahora sin la inclusión de Convergencia hoy Movimiento Ciudadano), así como 74 de 154 ayuntamientos y 16 de 25 diputaciones de mayoría relativa.
Habida cuenta de su reciente arribo al poder y de la caída del voto duro del PRI las pérdidas de la alianza de los partidos gobernantes de todas maneras no son mínimas, de acuerdo a los datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) la Alianza Unidos por el Desarrollo estaría perdiendo 10 de las 74 municipalidades ganadas hace tres años, y obtiene 14 de las 16 diputaciones de mayoría relativa también obtenidas en 2010. Números preliminares cuando aún falta la decisión definitiva en municipios donde continúa el recuento de votos o tienen problemas poselectorales y sobre tres distritos electorales pero que ya se avizoran con esta tendencia.
La historia de esta elección apenas empieza a escribirse, aún falta los resultados finales que hasta hoy domingo se anunció serían proporcionados por el IEEPCO. Entonces podrá realizarse el balance final de esta decepcionante jornada electoral. Lo cual puso a prueba y reprobó la de suyo deficiente reforma electoral de este gobierno, una simple maquillada a la ley electoral del pasado, de la cual surgió la nueva imagen del instituto electoral donde los partidos no soltaron el control y la participación ciudadana fue minimizada pues sólo la retirada del PRI del reparto de los cargos de consejeros electorales posibilitó que dos de ellos no fueran propuestas de partidos.
Y por si fuera poco ahora de nuevo el oprobio de la abstención detiene y hace retroceder cualquier avance de la vida democrática del rezagado Oaxaca, pues si la gente no vota todo eso carece de sentido. La anunciada reforma democrática, esencia de un gobierno de cambios, de suyo simulada y corta decíamos, es otro evidente fracaso que se suma a los demás del gobierno actual, donde destaca la falta de promoción de una cultura política con el impulso de una prensa crítica y respeto a la libertad de expresión, sin las cuales no es posible el desarrollo democrático. Hoy continúa la caprichosa fórmula de antaño de premiar a los “amigos” y castigar a las voces críticas.
Destaca de esta jornada la reducción de voto duro del PRI, la vieja fórmula de que cuando gana la abstención gana ese partido no funcionó. En la ciudad de Oaxaca aún así, con esa abstención, la disputa entre los dos candidatos punteros de las dos coaliciones es por sólo un punto porcentual. A reserva de análisis ulteriores con los resultados finales, lo que se puede ver es que las candidaturas por separado del ex perredista Hugo Jarquín (PUP) y del ex priista, ex panista, etc, Raúl Bolaños Cacho (MC) si acaso restaron votos al de Unidos por el Desarrollo Paco Reyes, también disminuyeron los del PRI.
Si en otras partes el PRI no ha tenido que hacer gran cosa para recuperar posiciones, está visto que en Oaxaca eso no es así. No han bastado los errores e incumplimientos de la coalición gobernante para repuntar. La sonada venta de candidaturas, la imposición caprichosa y arbitraria hizo al priismo perder plazas importantes: Juchitán con Héctor Matus, el compadre de José Murat impuesto por éste, casi 4 mil votos debajo de Saúl Vicente de la Alianza y aún se atreve el popular “Garnacha” a protestar y violentar clamando fraude.
Un resultado extraordinario en este 2013 se dio en Salina Cruz donde el PRI estaba ya casi de regreso al poder municipal al realizar una serie de maniobras sucias que dejaban el camino libre a su abanderada, la nada prestigiada Rosa Nidia Villalobos, diputada local que tomó esa posición al ser suplente de Martín Vásquez, y con el impulso de José Murat, que si bien lograron imponer en Unidos por el Desarrollo con la negociación con el edil con licencia del puerto Gerardo García Henestroza a Fabián Mateos, un candidato a todas luces enviado a perder.
Pues bien, en Salina Cruz un médico local registrado por el PANAL, Mariano Vicente, sin experiencia política capitalizó no sólo el coraje de los ciudadanos contra el PRI y PAN (que culmina este trienio bajo una escandalosa y evidente corrupción su administración en ese Puerto) sino también de panistas locales que ofrecieron parte de su estructura partidaria al PANAL. Ganó este médico al PRI con 400 votos no obstante se violentara el final del cómputo impidiendo tener los resultados de las últimas casillas donde el PRI habría ampliado su derrota, seguramente.
Tema nodal éste de la escisión de militantes de los partidos inconformes con los candidatos impuestos o simplemente no de su agrado que se fueron con otro partido, algunos de manera sigilosa y temporal, otros abierta y definitivamente; de los primeros es este caso de Salina Cruz, panistas que apoyaron al PANAL (ganaron); el médico Ricardo Nagaya del PT a MC en El Espinal (perdió); Leopoldo de Gyves del PRD al PRI. De los segundos Paulo Caballero del PAN a MC en Matías Romero (perdió); Edgar Hernández del PRI al PANAL (perdió) y Darío Pacheco del PRD a MC en Huatulco (ganó); Hugo Jarquín del PRD a PUP (perdió) y Raúl Bolaños del PAN a MC (perdió) en Oaxaca, entre otros.
En Tlaxiaco, en Santa Lucía del Camino, en Matías Romero, etcétera, los candidatos del PRI fueron tan malos que a pesar de contar ese partido con diversos candidatos esquiroles con MC, PANAL, ni así pudo ganar. Aunque otro saldo, importante por cierto, es que algunos de éstos ante la lentitud del PREP y la carencia de datos duros aprovechaban para anunciarse triunfadores como Héctor Matus en Juchitán.
Eran las 11 de la noche y el PREP lo más que había avanzado en la elección de concejales era 20 por ciento. En realidad, así no fue muy útil y dio pie para estas divergencias. Una alegoría de José Woldenberg publicada la semana pasada en el diario Reforma muestra la desventaja de no contar con sistemas de cómputo y encuestas de salida oportunos que inhiban que todo mundo se declare triunfador con la cauda de conflictos que desata.
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