Cuauhtémoc Blas
El tercer informe de Gabino cancela de manera desesperanzadora los anhelos de cambio, de mejoría, de iniciar un mejor destino para Oaxaca. El gobernante abiertamente camina en dirección contraria a las grandes carencias de sus gobernados. De tal manera que a este gobierno que llegó al poder con el señuelo del cambio ya sólo le falta decir abiertamente al pueblo: “Pues sí, los engañamos y háganle como quieran.”
No tiene contrapesos con el manejo del erario de manera patrimonialista como siempre, cual si fuera dinero suyo y de sus familias y amigos; saben que con ese mismo dinero que de todas maneras es dinero del pueblo pueden someter a sus adversarios, contentar a sus aliados, y sobre todo acuñar más certeros que nunca aquello de que con dinero baila cualquier diputado.
No hay nada trascendente. Cuando Oaxaca ha recibido presupuestos históricos de la federación como los 80 mil millones para 2014, sin duda los más altos de su historia, y no hay obra perdurable ni trascendente. Sólo cierto reparto a sus aliados, el Congreso local recibió este trienio recién pasado más de 500 millones de pesos, más del triple del presupuesto en tiempos del Ulises y no les alcanzó, se fueron sin pagar a proveedores, asesores y empleados de confianza, ni lo que corresponde al mes de noviembre ni sus aguinaldos a estos últimos.
Con muchos menos de la mitad de esos recursos, 160 millones, Bulmaro Rito Salinas el presidente de la Gran Comisión del Congreso local en tiempos de Ulises construyó el actual edificio del Congreso en Jalpan, Rito quien es uno de los más desprestigiados funcionarios del sexenio pasado, sólo superado por Martín Vásquez Villanueva, los dos impunes magnates tehuanos.
De tal manera que Rito viene quedando como una auténtica dama de caridad hoy a la luz de la actuación en la LXI legislatura de quienes fueron sus tres Presidentes de la Junta de Coordinación Política: Martín Vásquez del PRI, Juan Iván Mendoza del PAN y Alejandro Jarquín del PRD. No hubo real reforma electoral sino una burda simulación pero la corrupción fue democratizada, podría ser el epitafio de este gobierno.
No obstante la estela de negligencias, agravios a oaxaqueñas y oaxaqueños, muertos y muertas el gobernador no sólo sostiene sino acompaña y da espaldarazos al titular de la Secretaría de Salud German Tenorio, en quien Vásquez Villanueva seguramente espera también lo haga ver a él en perspectiva como a Bulmaro. Las acusaciones con pruebas en la mano de la corrupción en SINFRA y CAO sólo refuerzan a los acusados y deja sin empleo a quienes los denuncian. Obras “infladas”, carreteras que construye SCT pero facturadas por CAO.
Diputados federales anuncian subejercicio fiscal de 500 millones de pesos del gobierno de Oaxaca que hubieran servido en reconstrucción de caminos y carreteras. Las fallas son muchas, así como el dispendio del erario. La compra del Jet para uso especial de la Presidente del DIF Oaxaca, esposa del Gobernador, así como la burla a campesinos y productores con la entrega de cheques sin fondo por parte del nuevo titular de Sedafpa Edgar Guzmán Corral que puso esos papeles de “hule” en manos de Gabino para hacer la entrega.
Los pendientes de aplicación de justicia de defraudadores del sexenio pasado por un monto total de 3 mil 687 millones de pesos, comprobado por la Secretaría de la Contraloría estatal, y cuyos montos mayores corresponden al Seguro Popular, CAO de Armando Bernabé y al IEEPO de Abel Trejo González. Así como las construcciones sobrevaluadas en decenas de millones de las ciudades administrativa y judicial. No se aclararon las muertes de dirigentes políticos el pasado y por el contrario esas muertes continúan. La delincuencia se incrementa, el gabinete de resquebraja con renuncias constantes.
Todo quedó en el discurso, los trascendidos de posibles arreglos para garantizar la tranquilidad de los del pasado toman fuerza. Con razón aquel 4 de julio de 2010 nunca se activó el plan “b” para el fraude electoral y los operadores priistas aún se quejan de que los dejaron como novias de pueblo en las regiones esperando la orden superior.
A tres años el desencanto del llamado gobierno del cambio es casi pleno: bloqueos, plantones, tomas de palacios y oficinas públicas, incremento de homicidio de mujeres y a periodistas y defensores de derechos humanos, mayor penetración de la delincuencia organizada, decapitados, conflictos agrarios y políticos que se radicalizan por falta de atención oportuna y terminaron en enfrentamientos sangrientos y muertos. Sin novedad.
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