Cuauhtémoc Blas
¿Qué le queda hacer a la gente de Oaxaca si cuando ha votado por una opción de cambio le va peor que nunca? En un trabajo que realizamos hace unos años veíamos que la historia política de la entidad es una sucesión de hechos cada vez más deplorables; una larga historia de decadencia, donde la clase gobernante cada vez era de peor calidad. Lo que puede verse en la tendencia al endeudamiento público, cada sexenio que pasa más alto.
Parece una competencia por ser el más dilapidador del erario, pues que otra cosa puede sugerir esa persistente alza en la deuda sin que haya obra alguna que la justifique. Esa aparente competencia no deja de ser notoria para algunos, sobre todo para quienes están en la política. Por eso decían ex funcionarios del sexenio de Murat “qué bueno que Ulises dejó más deuda y más tiradero pues así Murat podría parecer hasta una hermana de la caridad”.
La audacia de los gobernantes llega a extremos. Además de deuda pública dejan legalmente con el manejo del Congreso negocios que les garantizan ingresos por varios lustros más. Negocios que se heredaron pata sí los del sexenio pasado con la construcción de dos ciudades burocráticas, la Ciudad Administrativa y la Ciudad Judicial. Negocios privados con recursos públicos. Auxiliados por eficientes socios o prestanombres. De tal manera que dejaron amarrados “legalmente” el pago de más de 30 millones de pesos mensuales por la renta de esos inmuebles. Cuando el argumento para construirlos era ahorrar recursos en pago de rentas para oficinas del gobierno del estado.
Bueno pues se pagan esos millones y se pagan otras rentas. Hay un caso sonado entre la burocracia estatal, se trata del Secretario de Administración a quien no le gusta juntarse con las masas, pues además de erogar esa renta paga otra de un edificio en la calle Naranjos de la colonia Reforma, donde tiene a su cauda de asesores como el famoso Eustorgio Martínez, por décadas jefe de departamento de personal en esa Secretaría, extrañamente enriquecido con casas ostentosas en la ciudad de Oaxaca, Huatulco desde ese modesto cargo. Lo cual podría explicarse por el incremento desorbitado en el número de plazas de base del gobierno estatal. Hoy seguramente por esas habilidades fue llamado al nuevo Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca donde es flamante Subsecretario de Administración. Es de los que saben cómo hacerlo.
Si había intentos de echar abajo ese leonino contrato de renta de ese par de ciudades burocráticas, con la llegada a la Presidencia de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local de Alejandro Avilés Álvarez está garantizado que en este sexenio eso no pasará. Avilés, hombre fuerte de Ulises Ruiz, su mejor vendedor de candidaturas del PRI en los municipios, acusado por distintos políticos regionales de haberles nomás quitado su dinero, se le adjudica haber acuñado la histórica frase: “Pagan por las candidaturas, las presidencias se ganan”. Hoy acusado de traidor a su ex jefe Ulises y entregado a los proyectos de Murat.
Por supuesto, lo que hace este conocido personaje, Alejandro Avilés, es asegurar todo tipo de negocios, el altísimo presupuesto del Congreso local casi mil millones de pesos en tres años o más, pues legislaron para impedir que fuera menor al dilapidado por la legislatura anterior que aun así dejó deudas. Y la repartición de dinero entre las fracciones parlamentarias, así como los cargos es lo único democrático y equitativo ahí. Con diputados así, ¿qué podrá cambiar?
¿No hay mejor personal para la política?, así la hipótesis del persistente proceso de decadencia política de Oaxaca sigue vigente. Siempre se dice que no puede haber peor legislatura o peor gobierno y el siguiente siempre sorprende con innovaciones peores. Estamos llegando a extremos insostenibles donde no sólo violan los más elementales derechos de los ciudadanos, como el de libre tránsito sino afectan la viabilidad de Oaxaca para procesos económicos, para trabajar y para vivir.
El daño objetivo y subjetivo que hace la sección 22 del magisterio, de suyo enorme, se ha visto incrementado con el de otros grupos de presión. Incluso con aquellos que antes se dolían de bloqueos y obstrucciones pues está bien claro que es la única manera en que el gobierno los atiende, a nadie que pida decentemente atención le hacen caso.
El bloqueo durante dos largos días de la carretera transístmica en el entronque de Lagunas Cruz Azul que abarcó 18 kilómetros por ambos lados hace dos semanas por un problema político del ayuntamiento de Santo Domingo Petapa que exige regidores puede tener su estímulo en que anteriormente le autorizó la Secretaría General de gobierno de Oaxaca más que generosamente 7 regidurías ilegales y adicionales a Salina Cruz. Así la exigencia de equitativa ilegalidad para todos incrementa el daño a Oaxaca y oaxaqueños. ¿Cuántos más pedirán otras regidurías con el caminito conocido?: Cerrando carreteras previamente.
Dos días el cemento de Cruz Azul tuvo problemas para salir, lo que pudo crear un cuello de botella en la producción de esa fábrica. Pocas veces se había cerrado ese entronque, en otros tiempos la preocupación era inmediata, así como el desbloqueo. Desde que inició este sexenio la tónica ha sido al menos dejarlos un día que bloqueen y atenderlos al siguiente día, con el daño que un sólo día implica. Pero no les importa, en vez de desestimular esa práctica ilegal las estimulan con entregar todo lo que así exigen, pues si bien desactivan un problema, alimentan otros, muchos. Y así vamos llegando a extremos insoportables y peligrosos por todos lados. Por el cansancio de los afectados y por lo peligroso que pipas cargadas con materiales explosivos o tóxicos estén a temperaturas inadecuadas para ese material durante tanto tiempo. Un día puede haber una desgracia grande.
Desde hace unos años la planta de Cemento Cruz Azul anunció que por estos problemas no pondría una fábrica más en esa zona donde ya hacía falta, a pesar de tener la materia prima casi regalada y los más productivos obreros de su firma. La que hubieran instalado acá la pusieron en Puebla, aunque ya con otra denominación que la deja en manos de los Álvarez, familia caciquil que domina esa pseudo cooperativa cementera. El caso es que nadie en su sano juicio instalará industrias bajo este contexto, incluso la otra gran industria, la cervecera en Tuxtepec ha amenazado con irse, que no se irá pero ganas no le faltan. El caso es que sólo llegan comercios y tiendas de autoservicio que de nada sirven al desarrollo económico de Oaxaca, al contrario sacan dinero que mandan a sus matrices. El comercio es usura.
No hay proyectos de alternativas para la entidad, caminamos a oscuras sin perspectivas, sin opciones, exactamente bajo la consigna que advierte que cuando un político ofrece algo es que hará exactamente lo contrario, como aquello de López Portillo “Defenderé al peso como un perro” y poco después hubo una devaluación. O ahora que ofrecieron un cambio y todo está peor, no hay consideración alguna. Desde el gobierno estatal que no entrega el dinero del gasto corriente a sus dependencias de agosto a hoy con lo cual los proveedores están en serios problemas, hasta el ex presidente de Oaxaca Luis Ugartechea que no pagó 7 millones de pesos de combustible con lo cual mandó a la quiebra a un gasolinero.
Se antoja difícil superar ese ardid ulisista de dejar amarrado un negocio transexenal como el de las dos ciudades burocráticas, para seguir recibiendo recursos del erario. Veremos si aún podremos asombrarnos. Oaxaca sólo avanza hacia extremos peligrosos de descomposición.