Cuauhtémoc Blas
Hasta cuando escribimos esto iban 80 seudo estudiantes de escuelas Normales de Oaxaca que salían libre de los 169 detenidos en flagrancia destruyendo, incendiando, robando, agrediendo la noche de inicio de la primavera y natalicio de Don Benito Juárez. Y el insondable gobernador de Oaxaca dice que no hay querellas. ¿Y las flagrancias qué? Alguien que lo asesore, al menos en materia de comunicación.
¿Con qué argumentos salen libre? Entre lo expresado la noche de este viernes en redes sociales se decía que el trabajo intenso de esa noche de la gente del gobierno era hallar el argumento menos absurdo para dejar libre a los seudo estudiantes. Hasta el momento no se conoce el argumento con que han liberado a esos 80, pero el que sea muy seguramente no hallará correspondencia con la realidad.
Es mucho lo que exhiben estos hechos violentos recientes que duran ya cinco semana de agitación de los Normalistas, semanas de protagonizar hechos violentos, vandálicos, delictivos casi todos. No podemos hablar de tolerancia por parte del gobierno, ese concepto en su más alta acepción alude a lo mejor de las prácticas democráticas. Es más exacto hablar de connivencia, de protección de actos ilícitos, de su autorización nada menos que por gobierno del estado que debería garantizar el Estado de derecho, la propiedad, la paz social.
Además, con esa connivencia, complicidad o confabulación del gobierno de Oaxaca con los Normalistas, se alienta fuertemente la multiplicación de esos actos de abuso y daños permanentes contra la sociedad. Pues, ¿qué pasará por la cabeza, de por sí confundida, de estos muchachos detenidos por sus actos ilícitos y rápidamente dejados en libertad sin pagar por sus daños? Y sí además sus propios padres que deberían ayudar a corregirlos salen a marchar exigiendo la inmediata libertad de sus hijos infractores.
Y por supuesto la misma dirigencia de la Sección 22 llama represión al hecho de detener la ola de violencia impune e indetenible de sus cachorros, de los alumnos de esas escuelas Normales que es donde se incuba, donde nace la anarquía reinante en el sistema educativo de Oaxaca. Cierran calles, allanan negocios, roban, secuestran autobuses, rompen medallones de automóviles de particulares, realizan daños por 20 millones de pesos a las instalaciones del IEEPO. ¿Qué más se les va a permitir? ¿Hasta dónde se les dejará llegar? Ya empezaron a quemar vehículos, ¿Qué más quiere esa dirigencia insólita de la Sección 22 y los padres de los seudo estudiantes que se les permita?
El Secretario de Seguridad Pública de Oaxaca, Alberto Esteva, también los protege; de manera selectiva reprime a habitantes de municipios en conflicto para instaurar, según él el Estado de derecho, pero se hace de la vista gorda con los seudo estudiantes de marras. Sólo cuando ya era imposible dejarlos que siguieran prendiendo fuego a bienes muebles de particulares en cuando actuaron. Para inmediatamente dejarlos en libertad muerta de miedo la autoridad. No cabe duda que el titular de esta dependencia se entiende mejor con las ardillas que llevó al zócalo de la capital del estado, mismas que espera lo lleven a la candidatura a gobernador.
Hasta el procurador del estado los exculpa al declarar que los daños lo hacen “infiltrados” y no los seudo normalistas; el mismo gobernador es suave y tierno con ellos, los llama al diálogo y a lo razonable después de que está claro que no le hacen caso, y que durante los últimos días no sólo no disminuyen sus agresiones sino las incrementan.
La Secretaría General de Gobierno del estado, encargada de la política interna de la entidad, ni se asoma, agazapada prefiere ver los toros desde la barrera, y siendo este conflicto de su exacta competencia exhibe lo más granado de su conocida y confirmada incompetencia: su omisión.
Con esta evidente subordinación de gobierno estatal al magisterio de la 22 con sus cachorros violentos queda claro que no son aliados, un aliado según la Real Academia de la Lengua en una de sus definiciones dice que se trata de quien “se ha unido y coligado con otra para alcanzar un mismo fin.” Así, es claro que el gobierno de Oaxaca no tiene como aliado al cartel de la 22, eso sería algo, pues lo evidente es que dicho gobierno sólo es rehén de esa camarilla y sus 70 mil agremiados que lo llenan de pavor. Es más el temor de este gobierno a la 22 que su compromiso de gobernar en bien de los oaxaqueños.
El magisterio oaxaqueño ha ido imponiendo sus mezquinos intereses, ha obligado a los poderes ejecutivo y legislativo de Oaxaca a firmar un documento donde se comprometen a una consulta para confeccionar una ley estatal de educación al gusto de la Sección 22, por supuesto. Han rechazado la Ley Federal de Educación, el censo educativo, ahora van por el “derecho conquistado en la lucha”, dicen los normalistas en sus incoherentes arengas, de tener una plaza definitiva de trabajo en el sistema educativo de Oaxaca al egresar de sus muy deficientes normales.
Saben exactamente que si son examinados, como debe ser para ganar una plaza no aprobaría la mayoría ese examen. No es posible aprobar con la pérdida de dos meses de clases cada año o más por sus paros para exigir más becas, más plazas, más y más, así como la facilidad con que son promovidos al estar obligados sus maestros a pasarlos con la calificación mínima de 8, so pena de ser expulsados bajo consignas de “contrarrevolucionarios”.
En el ámbito federal ha reprobado el 25 por ciento de los aspirantes a estas plazas, acá donde el nivel y el plan de estudios no se cumplen así como el principio de autoridad lo tienen los alumnos, en esas escuelas y las unidades de la Universidad Pedagógica, sin duda muchos más se quedarían sin plazas sin ese regalo de tenerla de manera automática al culminar no sus estudios (que casi no los hacen) sino simplemente el tiempo. Como en la desprestigiada UABJO acá también el lema para licenciarse podría ser “Inscribirse y no morirse”.
Ese es el quid del asunto, con las arengas de derechos al trabajo lo que defienden es la ineficiencia, la mala formación, el caos y la anarquía tan rentable para el sector magisterial. Alguien que sabe pasará un examen lo realiza sin necesidad de la violencia que hoy vemos, pero como no es así “lucharán con todo” por tener fácil la vida resuelta, y en esa “lucha”, claro, los acompañan sus padres que quieren lo mejor (y más fácil) para sus rijosos hijos.
Para lo que ha servido esta jornada violenta es para constatar lo peligroso que es dejar a los niños en manos de estos seudo normalistas, que miedo en verdad, pues está visto que están carentes de los elementos mínimos de civilización, sin calidad formativa, escriben iba con h (hiba). Una sociedad que tuviera en mayor estima a sus infantes y a su futuro cerraría de inmediato esas normales e impediría que personal así llegara a las aulas.
Esta carrera de índole hasta sublime ha descendido hasta lo ínfimo en Oaxaca. La muchacha de clase media cuya vocación natural era ser maestra y educar a los niños ha visto cerrados esos sueños, pues no tiene cabida, como ya se ha visto, en esas Normales donde predomina lo contrario, lo de menor calidad de la sociedad. Exactamente lo que Carlos Marx llamó el lumpen proletariado.
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