Cuauhtémoc Blas
De acuerdo al desastre en materia de gobernabilidad que vive Oaxaca desde hace mucho, incluidos los años del actual gobierno del estado, se esperaba una agitada comparecencia del titular de la Secretaría General de Gobierno, dependencia encargada, precisamente, de la gobernabilidad estatal.
No fue así, Annuar Mafud salió con mayores ínfulas, tratado con comedimiento, y cuando le hicieron los cuestionamientos más fuertes, sólo un par, esgrimió su colmillo amarillo, harto previsible y rústico, pero no tenía enfrente a ningún peso pesado. En esta ronda de aburridas comparecencias en el Congreso, en el marco de la glosa del Tercer Informe de Gobierno, ha sido el único secretario que se ha dado el lujo de responder a las preguntas de los diputados sin pasar al pódium, sin pararse, lo hizo desde la mesa directiva del Congreso. Y no fue por algún impedimento físico.
Anuar Mafud tiene todos los argumentos y pretextos, no las soluciones, para los graves problemas de Oaxaca, que persisten y, antes bien, crecen y se agudizan. En esa comparecencia soltó que los problemas municipales son responsabilidad de los ediles y munícipes, no de su Secretaría de Gobierno. Casi siempre los problemas municipales los generan los malos gobiernos municipales, ¿cómo van a poder dirimir ellos mismos los problemas de su autoría? Además de generar conflictos que violentan la vida de toda una región e incluso del estado al bloquear carreteras, casetas de cobro, vialidades…
Annuar platica las historias de cómo surgió uno y otro problema, en el caso Juquila-Yaitepec, que le reclamaron su irresolución, se fue por lo anecdótico, dijo que empezó con la quema de una casa, pero no puede platicar del final de ese conflicto porque eso depende en mucho de la SEGEGO y, está visto, no pueden con ese asunto que afecta el turismo religioso de Oaxaca.
El elogio constante al funcionario fue por su experiencia, lo cual podría ser un buen elogio, pero ante el desastre estatal que comentamos, está visto a todas luces que esa experiencia no ha servido a Oaxaca. La experiencia, parece virtud en sí misma, pero García Márquez escribió: “la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada”. Frase que ha estado en cuestión, pero en casos como el que nos ocupa se antoja pertinente.
Anuar ha sido funcionario en áreas de justicia y sobre todo en la SEGEGO. Sexenios, años y años, y hoy Oaxaca está igual o peor que en los años 80 del siglo pasado, cuando este político inició su carrera. Hay experiencia, pero en la prolongación de los conflictos, la administración de los problemas, la firma de minutas que generalmente no se cumplen.
Alguien nos comentó que el funcionario es 90 por ciento experiencia y diez por ciento eficacia. Lo que se puede decir es que el experimentado servidor público ha sido más parte de los problemas que de alguna solución. Recordar lo que dijo el maestro Alejandro en la reciente visita del presidente López Obrador: no se pueden esperar resultados diferentes haciendo lo mismo. Tal vez el jefe del poder ejecutivo debería ser consecuente con ese pensamiento.
Oaxaca bañada en sangre, municipios con problemas y confrontados con saldos de muertos y heridos, impunidad, ingobernabilidad, imparable delincuencia organizada y de todo tipo, masacres, vendettas. Y así, algunos diputados le ofrecieron su colaboración al titular de la SEGEGO. Remiten al chascarrillo aquél: ¿Muchacho tu papá a qué se dedica? A nada, fue la respuesta. ¿Y tú qué haces? Lo ayudo, exclamó el chico.
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