Cuauhtémoc Blas
Cuando no existían las actuales limitaciones en materia de redacción de noticias, como ahora que hay que cuidar y respetar los derechos humanos de los irrespetuosos e inhumanos delincuentes; cuando un asesino famoso caía por fin en manos de la justicia, los policíacos, como se llama a los reporteros que cubren esta fuente de noticias, se daban vuelo. Uno de los títulos predilectos de esa nota esperada era: ¡Cayó el chacal! O ¡Preso el torvo asesino!, entre otros.
Alguna vez Renato Leduc, poeta y periodista, escribió que ante una administración de justicia ineficiente, por decir lo menos, el castigo social a través de los medios de comunicación era la única sanción a los delincuentes impunes.
Cómo se podría llamar a un criminal social, que saqueó a la principal empresa nacional, Petróleos Mexicanos (PEMEX), día tras día, dejándola más endeudada cada uno de los años que fue director de la misma. Se calcula que no aparecen unos 22 mil millones de pesos durante la dirección de Emilio Lozoya Austin (2012-2016). Personaje mordaz, hoy con otro estado de ánimo detenido y preso en una cárcel de España.
Inolvidable su respuesta cuando lo cuestionaban en octubre de 2017, sobre sus probables negocios turbios con la famosa empresa brasileña Odebrecht: “Digo con humildad: tengo recursos y tiempo para romperles la madre”. Era aún el sexenio de Peña Nieto, la impunidad les sonreía, habían corrido de su cargo en la FEPADE al hoy jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto.
España no consentirá a corruptos
El presidente español, Rodríguez Zapatero, de visita reciente a México señaló que su país no consentirá a corruptos, y en referencia a Lozoya dijo: “La justicia hará con él que cumpla su responsabilidad. Estas horas son importantes para México. Les puedo asegurar con toda certeza, que todos los bienes, sí los tiene, serán incautados”.
En una entrega anterior dijimos que la detención en Estados Unidos del siniestro García Luna fue un regalo para López Obrador; la de Lozoya sería otro, sólo que como buen regalo no se recibe de manera gratuita, se espera por lo que se hace, como es poner a trabajar bien la maquinaria de la justicia. De manera que si mañana o pasada cayeran Vicente Fox, Felipe Calderón o Peña Nieto ya no sería tan extraño, y serían un regalo para la gran mayoría de mexicanos que sostienen la esperanza de que su país tenga al menos unos cuantos grandes cambios.
Saqueo del país más importante que la rifa
Lo que sorprende es ver y escuchar largas conversaciones donde se pretende hacer trizas al actual gobierno federal con el asunto de la rifa del famoso avión que Felipe Calderón compró para dejarle a Peña Nieto. Un traspiés de López Obrador que por salir de sus dichos primeros echó a andar una rifa donde ya no se sortea al avión en sí, sino su costo. Cuando hubiera podido decir:
“todos han visto que lo hemos querido vender, pero nadie lo quiere comprar”. Lo cual es muy claro, nadie quiere llevarse un avión tan ostentoso como impráctico y caro.
Ese avión es otra de las cargas heredadas de los gobiernos anteriores, del PAN y del PRI. Una de las cargas más evidentes, cuyos costos son tan absurdos como la decisión de Calderón de adquirirlo y de Peña de sostenerlo y equiparlo para sus viajes faraónicos. Ejemplo claro que ilustra el peso de los grandes problemas prohijados en décadas de malos gobiernos, de funcionarios que gobernaban contra México, entre tantas funestas herencias el afianzamiento radical del poder de la delincuencia organizada, combinada con la gran corrupción de la vida pública. Lo que Peña quiso instituir formalmente con su concepto de Cultura de la corrupción mexicana.
Pero no es más grave el enredo de la rifa del avión, que un desfalco de 22 mil millones de pesos, así como otros desfalcos exorbitantes; no es más trascendente que los miles y miles de millones perdidos en la Estafa Maestra, donde 11 dependencias del gobierno federal anterior se coaligaron para ese desvío monumental. Y así, cual si fuera peccata minuta, dicen que no se debe aludir a ese lastre del pasado que nos tiene y tendrá postrados por muchos años más. Herencia casi asfixiante, un complicado laberinto que se antoja a ratos sin salida. Sinceramente, ¿estaríamos mejor con quienes de nuevo nos dejaron como herencia una red de agujeros?
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