Al gobernador Alejandro Murat Hinojosa:
A la Opinión Pública;
A los medios de comunicación:
Ya pasaron 60 días, dos meses, del asesinato de mi hija María del Sol Cruz Jarquín en Juchitán y no sólo no hay todavía nadie detenido. A nuestro dolor por esa irreparable pérdida, pero sobre todo por la forma en que perdió la vida, se suma el dolor de la simulación que priva en el gobierno de Oaxaca.
¿Por qué la justicia en este país tiene que ser lenta? Ahí están los testimonios de cientos de madres que, como yo, la clamamos todos los días y que, como yo, hemos expresado nuestro dolor, ese que se encarna desde nuestro vientre hasta el corazón que también es atravesado por la impunidad y en nuestro cerebro que no alcanzan a entender tanta barbarie contra las mujeres.
¿Por qué tenemos que esperar tanto tiempo?
Yo le pregunto al gobernador ALEJANDRO MURAT HINOJOSA por qué no ha nombrado a un nuevo titular en la Secretaría de Asuntos Indígenas, donde siguen operando los mismos colaboradores de Francisco Javier Montero López, el ex funcionario que comisionó a mi hija para apoyar con su trabajo, con lo que sabía hacer, la campaña de su hermano Hageo Montero López en Juchitán de Zaragoza, donde fue acribillada la madrugada del 2 de junio junto con la candidata a concejala segunda de la planilla que encabezaba Hageo Montero López, la doctora Pamela Terán y su chofer Adelfo Guerra Jiménez.
Lo pregunto porque eso ha dado margen al hoy ex funcionario de coaccionar a quienes saben cómo sucedieron las cosas y lo siguen haciendo, siguen faltando a la verdad, como lo hizo el propio Francisco Montero López a través de publicaciones en redes sociales, porque no tuvo el valor para hacerlo de frente a mí, ni frente a mi familia. Y no lo hizo porque sabía que lo que había hecho es a todas luces un delito electoral.
No dudo que después de un mes de ir y venir a esa tierra -porque no fue sólo a finales de mayo, como dice Montero López en sus “explicaciones” a través de redes sociales-, a María del Sol le haya fascinado Juchitán, tierra emblemática de la cultura oaxaqueña, sí, pero no es verdad que ella haya querido quedarse en Juchitán por su propia cuenta. Esa es una mentira y él, Francisco Javier Montero López, lo sabía, como también lo sabían sus colaboradores cercanos, los mismos que siguen disponiendo de la Secretaría de Asuntos Indígenas.
Mi hija no quería estar en Juchitán, repito, no en las condiciones en que fue “comisionada” bajo la amenaza de perder su empleo como jefa del Departamento de Comunicación Indígena Intercultural.
Señor gobernador su dilación para nombrar a una o un nuevo titular de la Secretaría de Asuntos Indígenas ha permitido que hoy, dos meses después, los mismos personajes siguen obedeciendo a ex jefe y respondiendo no a los intereses del pueblo sino a los particulares de quienes, ni duda tengo, cometieron delitos electorales y otros más atroces, cosa que no consiguieron cuando el pueblo de Juchitán le negó a la coalición PRI-PVEM-PNA el voto.
Por eso, hoy le vuelvo a preguntar al gobernador de Oaxaca ALEJANDRO MURAT HINOJOSA ¿por qué sigue consintiendo esa arbitrariedad, al no nombrar a un nuevo funcionario o funcionaria? ¿por qué sigue dejando que en esa dependencia estén los mismos personajes que despojaron a mi hija de toda oportunidad de vida al mandarla a hacer un trabajo que no debía hacer, además, de robarle su equipo de trabajo, uno que compró con mucho esfuerzo?
Son los mismos que esa misma mañana del 2 de junio la sacaron de los grupos de WhatsApp, tanto de la Secretaría de Asuntos Indígenas como del equipo de campaña de Hageo Montero, en su pretensión de borrar toda evidencia, sin contar que todo queda registrado.
Por eso hoy, le vuelvo a preguntar señor gobernador ALEJANDRO MURAT HINOJOSA ¿Hasta cuándo va a permitir que gente sin escrúpulos, ni valores ni mucho menos de fe -como asegura tenerlos Francisco Montero López-, sigan disponiendo de los recursos tanto de personal, como materiales, de una dependencia del gobierno que usted encabeza?
Me pregunto ¿será que a usted no le duele la muerte de personas jóvenes porque no son sus hijas, por eso no le duele mi hija? una joven de 27 años, llena de proyectos que habría de emprender en ese futuro que le arrebataron sus asesinos y los asesinos de Pamela Terán y de Adelfo Guerra Jiménez hace ya dos meses.
En mi familia priva el silencio desde que María del Sol no llega a casa, desde que no escuchamos su voz ni su alegría permanente, no tenemos su abrazo cariñoso de cada día. En mi casa priva la incertidumbre y el dolor. No, no le pido que nos compadezca, le exijo JUSTICIA.
Y un primer acto de justicia es no permitir más simulación con los victimarios y sí más compromiso con las víctimas.
Atentamente,
Soledad Jarquín Edgar
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 2 de agosto de 2018