En cualquier combate, como en esta guerra electoral que empieza en Oaxaca, tener el poder es una gran ventaja. Si no que lo digan los oaxaqueños en los procesos electorales cuando la maquinaria del gobierno trabaja de manera determinante para hacer triunfar a sus candidatos. Todos los políticos asumen que tener el poder y no usarlo es, por lo menos, un contrasentido.
Incluso se han acuñado frases de ínfima calidad que ilustran por sí mismas acciones similares: una de éstas es el “haiga sido como haiga sido” que expresó Felipe Calderón para desentenderse de las críticas a las cuestionadas elecciones de 2006, cuando el mesiánico “Peje”, lo llamó “Espurio”.
El PRI de Oaxaca, después de una temporada de confrontaciones, inconformidades y desacuerdos, cuando todos los aspirantes se declararon abiertamente en contra del “delfín” Eviel Pérez Magaña, la maquinaria oficial inició la acelerada recomposición de su equipo de combate electoral, habida cuenta de lo inminente de su designación como (pre) candidato.
Infanzón y Fraguas
Con la decisión irrevocable del gobernador Ulises Ruiz a favor del político de Tuxtepec , los otros aspirantes del PRI a la misma candidatura abandonaron su actitud de rebeldía y volvieron uno por uno al redil. Los otros dos más fuertes aspirantes, Adolfo Toledo Infanzón, lo hizo con un entusiasmo que sorprendió a muchos; y José Antonio Hernández Fraguas, hasta hace poco presidente municipal de Oaxaca de Juárez, pidió licencia, y renovó su amistad con Eviel.
El retorno de ambos a las actividades de su partido, así como su apoyo al precandidato oficial fue ampliamente publicitado, conferencias de prensa para anunciar que el senador Adolfo Toledo se hacía cargo de la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, al relevar a Jorge Toledo Luis, quien no llegó al mes en ese cargo, y que Hernández Fraguas se unía a Eviel.
Hernández Fraguas al dejar su cargo de presidente municipal y partir a fortalecer la campaña del abanderado priista en la región de los Valles Centrales donde su ascendencia es importante, también anunció que su partido le ofreció la primera posición en la lista de diputados plurinominales para, posteriormente, ocupar el cargo de presidente de la LXI Legislatura del estado, en caso, claro, de que su partido gané la mayoría de distritos electorales.
Estefan y Martín Vásquez
De los otros dos ex aspirantes alineados, José Antonio Estefan Garfias y Martín Vásquez Villanueva, todos se han ocupado muy poco. Hasta ahora la única ocasión en que se les vio junto al precandidato priista fue en la apertura de campaña de éste en el Cerro del Fortín, junto a la colosal estatua de Benito Juárez este 13 de marzo.
Vistos siempre como personajes de relleno en las postulación de los aspirantes (“aspirinas”, dijo URO), desde aquella “comida de la unidad” en el Asador Vasco, aún no se sabe con qué posiciones futuras la maquinaria priista los persuadió de sumarse al ungido, sólo se dice que en sus tiempos libres y una vez culminadas sus responsabilidades actuales trabajarán para el precandidato.
¿Dónde está Jorge Franco?
Del ex aspirante, Jorge Franco Vargas, sí se han ocupado más los medios sin necesidad de boletines o conferencias de prensa, pues sigue siendo la nota discordante dentro del PRI oaxaqueño. Hasta ahora es el único que sostiene su rebeldía, aunque en un primer momento, después de la decisión del gran elector, declaró su lealtad y agradecimiento al gobernador Ulises Ruiz,
Sin embargo, su manifiesta animadversión a Eviel Pérez persiste, además de la percepción de haber perdido una candidatura que a lo largo del presente sexenio, como cuasi co-gobernador del estado, sin duda atesoró. En este último tramo, en los recientes meses de definición, tanto la resolución de la Suprema Corte de Justicia, sobre el caso 2006, como otros errores garrafales e innecesarios, su titulación irregular de abogado en la UABJO por ejemplo, acabaron con lo poco que quedaba de sus pretensiones.
Trascendió que Franco Vargas, ex secretario general de gobierno al arrancar el sexenio, después ex presidente de CDE del PRI, hoy diputado federal, hombre fuerte y decisivo, el de mayor confianza y poder, así como corresponsable de Ulises Ruiz, en esta recta final ya no esperaba ser el ungido, pero tampoco que lo fuera Pérez Magaña. En esa tesitura hizo alianzas con los otros aspirantes y acompañó al senador Adolfo Toledo en sus giras en el estado, asimismo se hizo acompañar por éste cuando reinició sus actos como jerarca priista. Finalmente, todo se le derrumbó.
Aunque se comenta en estos días de su cercanía con Gabino Cué Monteagudo y su “Alianza por la paz y el progreso” y de las reuniones de su padre Jorge Franco Jiménez con los mismos, parece muy difícil esta unión no sólo por la rivalidad de los principales personajes que sostienen la primera alianza, sino también por la magnitud de claves y llaves que este antiguo poderoso hombre orquesta posee y que en manos de la oposición serían letales para el PRI. Finalmente, quizá el resultado de esta real inconformidad de los Franco sirva para, calmados los ánimos, negociar algo valioso para ellos, al grito de que de lo perdido lo que aparezca.
Gabino Cué Monteagudo
El mismo sábado 13 de marzo, el candidato del PAN-PRD-PT y Convergencia, inició su precampaña en un homenaje a Juárez, igual que su adversario, sólo que en la cuna del Benemérito y con el cobijo de las autoridades municipales de Guelatao.
Con lo anterior Gabino salía triunfador de un difícil proceso en el que vio en varias ocasiones en peligro el éxito de la alianza opositora, donde uno de los reclamos ingentes fue, no sin algo de razón, la legitimidad de una unión entre izquierda y derecha, “el agua y el aceite”, le llamaban.
Sin los grandes recursos de la tienda de campaña de enfrente, Gabino, a diferencia de su adversario, no ha dado a conocer la lista de su equipo y colaboradores cercanos, aún no funciona un equipo formal. Sólo ha trascendido el de algunos como Fausto Díaz Montes, su secretario técnico (quien ha perdido todos sus últimos combates), Ernesto Reyes, coordinador de prensa y el prácticamente coordinador de campaña, Benjamín Robles Montoya. Un poco atrás en tiempo y en cantidad y calidad a los del PRI aparecen sus anuncios espectaculares, aunque en prensa y radio sostiene presencia permanente.
Difícil competir con el acto de masas del PRI en Juchitán, por ejemplo, donde este partido movilizó a 200 autobuses repleto de seguidores que abarrotaron la plaza. Incluso en municipios donde los partidos coaligados pudieran tener mayor presencia, en Matías Romero con el PAN y PRD, por ejemplo, los propios seguidores de la alianza opositora manifiestan que simplemente con mejor organización y coordinación habrían llenado el histórico estrado de los hombres del riel.
La guerra de Carlos Beas Torres, cacique de la Unión de Comunidades de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), contra el PRD del Mixe Bajo. En las pasadas elecciones municipales el PRD de Guichicovi enfrentó no sólo al PRI sino a las huestes de Beas, lo que puede explicar buena parte de esa aparente desorganización y, claro está, la debilidad opositora en la zona. Otra debilidad mostrada en el Istmo al arranque de la precampaña fue en Tehuantepec, donde la mayoría de los políticos regionales mencionados por el micrófono fueron víctimas del “aplausómetro”, conocidos por desprestigiados fueron abucheados por el respetable, con excepciones como la de Gerardo Henestrosa, quien fue bien recibido. ¿Con esos caballeros van a la guerra?
La superioridad en recursos de la alianza PRI-PVEM sobre la opositora es innegable, pero no se ve en los opositores el trabajo de formación de cuadros leales ni una estructura estatal en que sostener una organización colosal como exige la lucha por el poder en un territorio tan amplio como difícil y hasta ahora controlado por el PRI. Y si además tienen en contra a buena parte de los dirigentes de los partidos aliados en “Por la paz y el progreso”, auténticos árboles torcidos que privilegian las migajas inmediatistas que les extiende el gobierno del estado, el camino se torna mucho más cuesta arriba.
Jugarse todo al milagro de la efervescencia popular y el rechazo a un gobierno autoritario no parece suficiente, aunque dicha efervescencia pudiera darse de manera espontánea, pues estos procesos sociales son impredecibles. Empero, hasta la efervescencia tiene que crearse o potenciarse. De cualquier manera, y con todos sus pendientes, no les fue mal en este primer periplo de apertura de campaña.