En Oaxaca la novedad es que todo sigue igual…

En Oaxaca se da eso que llaman “Estado fallido”, ante la ausencia del Estado de derecho. Donde el mismo gobierno del estado viola con la mayor facilidad ese Estado. No respeta ni sus propias leyes, como la que el llamado gobierno del cambio instituyó al iniciar el sexenio que exigía a los altos funcionarios títulos de licenciatura o cédula profesional. Así, ¿cómo pedir a los gobernados respeto a ese Estado de derecho?
El fantasma del hartazgo social recorre Oaxaca. Está cerca de estallar, la población está llegando a su límite de paciencia, de soportar décadas enteras a los grupos de presión y chantaje político, en su mayoría, que con la mayor facilidad y no menos impunidad obstruyen las actividades productivas de los oaxaqueños y su vida cotidiana.