Cuauhtémoc Blas
De nuevo estamos en otro proceso electoral para elegir gobernador de Oaxaca. Sexenios y sexenios han pasado sin que la entidad remonte al menos alguno de sus grandes rezagos a, pesar de los cada vez más grandes recursos que nos envía la federación. En salud, en educación, en calidad de vida siempre estamos abajo y seguimos.
Han sido largos estos seis años de decepción, de retroceso después de la esperanza de millones de oaxaqueños, aquello de la paz y el progreso sólo fue ofrecimiento de campaña del actual gobierno que va en retirada, con resultados exactamente contrarios a los esperados: ingobernabilidad, violencia en las regiones, mayor pobreza, caos financiero, corrupción, aumento estratosférico de la deuda pública (300 por ciento).
Y que siga la alternancia feliz
Y hay quien aspira a continuar esa gesta de la alternancia, la misma coalición gobernante que de nuevo anda en campaña con otro personaje del mismo grupo político, José Antonio Estefan. Éste sostiene que apenas estamos empezando, que entiendan los oaxaqueños que la historia no se cambia en seis años, que es a muy largo plazo, que hay que tener paciencia, que nuestros tataranietos gozarán por nuestros sacrificios de hoy.
Pepe Toño Estefan, después de 38 años de ser priista hoy dice no al regreso del pasado autoritario, ¿acaso él no regresó extrañamente al gobierno de Oaxaca precisamente en aquel aciago 2006 para ayudar a sostener al más autoritario de los gobierno de los últimos tiempos, el de Ulises Ruiz Ortiz?
Lo sensato sería escoger entre otras opciones quien ofreciera realmente algo mejor, pero eso no está a la vista. El más estridente, crítico radical de la corrupción de este gobierno, el que grita no más corrupción ni gobernante inútiles, Benjamín Robles, participó entusiasta de eso que ahora critica, como funcionario principal de este gobierno que hoy hace cera y pabilo. Colocó a su gente en buenos cargos, a sus familiares; su tráfico de influencias es evidente, no fue la honestidad que ahora exige para otros la regla que lo distinguiera a él. Sólo es su estratagema de campaña.
La apuesta de Morena con Salomón
Es posible que con la presencia del líder carismático de Morena, Andrés Manuel López Obrador, la campaña de su candidato a gobernador, Salomón Jara Cruz, suba un poco, pero quizá no tanto como lo que difunde esa casa encuestadora que hace un mes ni siquiera lo tenía en los resultados de sus encuestas. Salomón fue objeto últimamente de una campaña mediática al parecer alimentada desde el gobierno el estado que le reclama no haber comprobado unos 30 millones de pesos del ejercicio fiscal 2012, cuando fue titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario Forestal y Pesca y Acuacultura (SEDAFPA).
Los escándalos de malos manejos durante su estancia en esa secretaría, sin embargo, no fueron propiciados más que por él, ante la inconformidad de cafeticultores, ganaderos, sorgueros a quienes escamoteó los recursos destinados a apoyar a esos oaxaqueños. http://revistaenmarcha.com.mx/reportaje/1056-salomon-jara-el-intocable-inepto-del-cambio.html Si se critica el daño de la corrupción de los priistas contra la gente del campo, cuando este daño corre a cuenta de los supuestos izquierdistas que dicen Salvemos Oaxaca, esto es inadmisible.
Murat, le limpiaron el camino
Al candidato del PRI, Alejandro Murat Hinojosa, todo indica que se le preparó el escenario para ganar las elecciones, con la alegre colaboración del gobierno estatal. La obstinación de éste por imponer a la coalición PRD-PAN a un candidato de bajo perfil y con el menor puntaje de popularidad, lo que alimentó, de paso, la división y escisión de Robles Montoya, resta así aún más las posibilidades de triunfo de la coalición gobernante.
Ni el PT ni MC, partidos que hace seis años acompañaron a Gabino Cué, van ahora en esa coalición. Morena tampoco existía y de manera involuntaria contribuye a allanar el camino para el triunfo del PRI. La apuesta de Morena, o sea de Obrador, era precisamente no ir en alianza con el PRD, su intención es sustituir a ese partido, acabarlo, para encabezar él la candidatura de izquierda a la presidencia en 2008. Candidatura a la que ahora más que nunca se acerca con más grandes posibilidades, no sólo por encabezar las encuestas, sino porque la ciudadanía, después de experimentar dos pésimos gobierno, el de Felipe calderón y el actual de Peña Nieto, no pierde nada al votar por quien promete tanto… con suerte y él si cumple.
Así, con el fardo de la mala marca del apellido Murat, que remite a autoritarismo y corrupción, a pesar de no haber nacido en Oaxaca ni tener los cinco años de residencia que exige la Carta Magna para ser gobernador de un estado, con la venia del presidente de la república y la ayudadita del gobierno de Oaxaca, Alejandro Murat avanza a gobernar un estado que no conoce. Empero, el exceso de confianza y desenfado en su campaña son su peligro.
De repente puede prender esa campaña que busca despertar la xenofobia (odio por el de fuera) y que crece entre la población (“No es de aquí/ no es de aquí”). Para muchos fue un agravio desconocer que es Macedonio Alcalá, y no Álvaro Carrillo, el autor del himno de los oaxaqueños, Dios nunca muere. Error que habría cometido la esposa del candidato priista nada menos que en Cacahuatepec, tierra de Carrillo, el bardo más entrañable de Oaxaca.
Esto también ya pasó a engrosar el cúmulo de negativos del optimista equipo de campaña del candidato del PRI. Y aún falta, hay tiempo para la disputa, sobre todo apuntando a ese talón de Aquiles de no ser oaxaqueño, están buscando que prenda la campaña xenofóbica. Al menos eso es interesante.
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