.- La otra cara de la efeméride 7 S
Cuauhtémoc Blas
Llegó la primera efeméride del 7 de septiembre. Todos los gobiernos tuvieron que conmemorarla. El federal mandó a Rosario Robles, a dar un mentiroso discurso, que remató con un sinsentido: “estamos mejor que hace seis años”, dijo. El estatal manifestó su cardinal temor a enfrentar sus errores y omisiones al trasladar el acto cívico a la ciudad de Oaxaca, donde no tiene sentido pues la desgracia fue en el Istmo. El municipal de Juchitán, introdujo en su programa cívico oficial una misa católica.
Por pifias no paramos, prosiguen, vienen desde el primer día después del terremoto, son el sello de este sexenio, los dislates discursivos son lo de menos, aunque reveladores, la desaparición de los dineros para la reconstrucción sí que son preocupantes. Por ejemplo, 200 millones de pesos que probadamente andan bailando, fueron autorizados por el Congreso local en noviembre del año pasado, publicado en el Periódico Oficial y ahora el gobernador dice que no es cierto, que no hay tal.
El sismo de 8.2 grados no sólo derribó viejas casas y casas mal hechas, también sacó a la luz de manera radical la podredumbre político social, la decadencia plena de la clase política estatal, regional y local. Y no sólo eso, puso de manifiesto que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Testigo de ese desastre natural, también pudimos ver el desastre social.