En un buen trabajo periodístico un colega de la Cuenca del Papaloapan argumenta que en materia de elección de candidatos en el actual proceso electoral no hay a quien irle. De tal manera que el manido recurso de elegir al menos peor de nuevo tendrá masiva utilidad. Aunque en algunos distritos, como el del centro de Oaxaca, será realmente difícil dar con alguien con esos mínimos atributos.
¿Por quién votar en el centro? Las damas primero: ¿Por Liz Acosta del PRI que sabe de política lo que uno de aerobics? ¿Por Hugo Jarquín del PRD el invasor de predios? ¿Por el del PAN que ni su nombre se recuerda? Es patético el “marketing” de “nuestros candidatos” en campaña. Quien no sale con esas chocantes ocurrencias como Jarquín (“Tu amigo siempre cerca de ti”), se promueve con temas intrascendente que también denotan improvisación.
Es evidente la carencia de estrategias de comunicación. La planificación no existe para algunos. Si no hay estrategia todo queda en el ámbito de la improvisación. Una falla notoria fue la presencia de los candidatos a senadores del PAN y PRI en la Universidad Anáhuac de Oaxaca, a pocos días de los hechos en la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México donde Enrique Peña Nieto fue duramente fustigado por los jóvenes, en un affaire de inesperada trascendencia.
Según los consultores políticos los candidatos de derecha o centro derecha no deben acudir a las universidades pues los estudiantes son siempre rebeldes, de tendencia de izquierda por lo que siempre saldrán mal de esos encuentros. Y menos si ya se había visto cómo le fue a Peña en la Ibero. Al candidato del PRD no le fue mal en Oaxaca, habida cuenta de la predisposición en general de los estudiantes hacia la izquierda, lo que es evidente con el #yosoy132 que apoya claramente a López Obrador.
Al candidato del PRI al Senado, Eviel Pérez Magaña le fue como siempre, mal pues de nuevo lo pillaron en su desinformación al no saber responder sobre los artículos de la Constitución que garantizan los derechos individuales. “No soy abogado”, dijo; tampoco es médico, ni ingeniero, ni profesor…
Pero quien dio la nota (o debió darla) fue el candidato panista a Senador Diódoro Carrasco Altamirano quien acudió a la Anáhuac sólo para exhibir su personalidad autoritaria. Ante la pregunta de un jovencito de por qué no había defendido el territorio de Chimalapas durante su gobierno, el abanderado panista estalló en toda su soberbia: “En esos años tú no habías nacido”, espetó al joven.
Ciertamente, durante el sexenio de Diódoro, en 1995 el INEGI cambio arbitrariamente las colindancias entre nuestro estado y Chiapas y el entonces gobernador Carrasco nada dijo: “Porque Chiapas fue quien cambió sus límites en 1995 unilateral e ilegalmente. En el Atlas Nacional publicado por la UNAM están pruebas irrefutables de las colindancias históricas de Oaxaca y Chiapas.”(ver http://www.24-horas.mx/
Pero como el chico de la Anáhuac no había nacido no tenía derecho a preguntarle nada al ex servidor público y aspirante a representante popular, que por ello está obligado a responder todo lo que se le pregunte; además, imaginemos que sólo pudiéramos entender aquello de lo que fuimos testigos, entonces la ciencia histórica sería inútil (ver http://e-oaxaca.com/index.php?
No es casual esta reacción, pues eso es precisamente lo que los malos políticos quisieran: que el pueblo no tuviera memoria histórica para que olvidaran todos sus errores. ¿Qué queda pues si no hay a quien irle? Abstenerse no es el camino, finalmente beneficia al ganador; queda quizá buscar al menos desacreditado como a la aguja en el pajar, y ya falta poco.