El desarrollo de la economía de mercado también necesita de una democracia de aceptable calidad sostenida por un consolidado Estado de Derecho. De ahí que Oaxaca necesita de ambas para poder siquiera pensar al menos en algún crecimiento económico. El cambio del régimen autoritario que los oaxaqueños buscaron en 2010 al votar por una oferta precisamente de "Cambio", no era sólo para quitar a unos políticos del poder y poner a otros, sino sobre todo para instaurar un ambiente de paz que hiciera posible el progreso. Primera ilusión.
La gente votó para inhibir que sucediera de nuevo otro 2006, para evitar decisiones autoritarias en la modificación de los espacios coloniales y demás de la ciudad capital. También se votó por castigar y evitar (se daba por descontado) la escandalosa corrupción pasada probada por las instituciones del actual gobierno y aún así impunes a dos largos años del gobierno de la alianza. Sólo hay que asomarse a las documentadas denuncias de corrupción en los Módulos de Maquinaria de CAO para ver que ésta fue una segunda ilusión.
Tercera ilusión. Los oaxaqueños de las regiones esperaban cese a los cierres de carreteras sobre todo en las federales importantes que sostienen la economía de miles de personas. En la carretera transístmica y la carretera a la Costa continúan.
Muy poco se ha avanzado respecto al pasado inmediato. Algunos sostenemos que Oaxaca sigue igual, otros que está peor. Lo evidente es que a no ser por la industria eólica que no tiene otro lugar más óptimo donde explotar ese recurso a cambio de minucias a los lugareños, ninguna otra industria ha llegado a la entidad, ¿ni llegará? Hoteles, supermercados, comercios no nos sirven de mucho, sus empleos son muy pocos y sus ingresos retornan vía transferencia de capitales a sus matrices, solo es un saqueo del circulante local.
En síntesis el Estado de derecho entre otros atributos constitucionales debe tener leyes públicas estables y la fuerza capaz de aplicar esas leyes y mantener la paz pública y la seguridad. El Estado de derecho es condición para la existencia de una economía fuerte y elemento central de las democracias. Y si en Oaxaca carecemos de todo esto, ¿cómo esperamos que se dé acá un crecimiento económico?
Antes de pedir a la federación que voltee sus ojos hacia el sur debemos ofrecer paz y tranquilidad, debemos mostrar que acá existe y se respeta el Estado de derecho, que quienes quieran invertir tendrán la certeza de que serán respetados en sus actividades productivas, y hoy por hoy eso no lo puede ofrecer Oaxaca. Y todos los anuncios que se hacen en el sentido de que hemos mejorado son para consumo local pues quienes invierten conocen bien los contextos.
Qué puede hacer la federación, ¿venir a poner empresas? Claro que no, eso es función de los empresarios, el gobierno está para brindar seguridad, ese es el primer pacto del contrato social y acá no se cumple. Quizá por eso la federación nos tiene olvidados en materia de infraestructura y deja que Chida Pardo, el de SCT en Oaxaca, haga lo que quiera con la lentitud y transas que sea, en tanto otras entidades si son atendidas en su infraestructura. No pocas veces hemos escuchado de gente de fuera que Oaxaca sólo produce problemas. Y no hay con qué refutar eso.
¿Alguien en su sano juicio pondría una industria dónde no tiene la certeza si al día siguiente habrá o no paso para la transportación de sus productos? Y decimos pondría pues los pocos industriales de acá ya buscan otros lugares donde establecerse como Gugar en Chiapas. Industrias oaxaqueñas de regular tamaño se cuentan con una mano, de ahí que ofrezcamos la paradoja de crear algo insólito, dirigentes nacionales de empresarios que carecen de empresa como el oaxaqueño Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
El bloqueo de carreteras es una de las nefastas tradiciones de Oaxaca que ante su impunidad, proliferan. Cualquiera con la mayor facilidad bloquea lo que sea. Se esperaba que el gobierno del "Cambio" detuviera ese cáncer que mengua las oportunidades del sector turísticos e inhibe las posibilidades de crecimiento económico, además de todo el daño contra la inerme ciudadanía. Los bloqueos no sólo no cesaron sino se han incrementado. Esta ingobernabilidad es otro de los pendientes del gobierno actual.
Para terminar pronto, el mismo día del débil segundo informe del gobernador Gabino Cué, donde no se anunció obra trascendente ni siquiera el famoso puente elevado de carácter municipal, inició un bloqueo de una de las principales carreteras de Oaxaca, una vez más la transístmica fue bloqueada e iban dos días así.
El bloqueo a esa carretera a la altura de La ventosa, Juchitán, ahora no fue por quítame estas pajas, sino por algo que resume lo acá comentado, dos aspectos del deficiente Estado de derecho: 1) La ingobernabilidad que supone ese bloqueo y lastima la economía de Oaxaca, de Chiapas, Veracruz y demás estados que necesitan esa vía para llegar a ellos: Puebla, DF, etcétera, y 2) Inseguridad, que exhibe la demanda de los oaxaqueños de esos lares precisados a realizar ese ilícito para que el gobierno los atienda. La demanda es precisamente por seguridad ante la ola de asaltos a negocios, casas y personas en esa agencia municipal.
Y a todo esto habría que agregar los bajos índices de competitividad estatal, la debilidad del mercado, el bajo poder adquisitivo, la falta de habilidades y destrezas por la pésima educación, en suma problemas estructurales que están muy lejos de ser atendidos, quizá ni siquiera concebidos. De ahí que no podamos esperar cambio sustancial alguno. Desde hace varios sexenios la publicidad de que "Estamos sentando las bases del desarrollo de Oaxaca" es la salida fácil de los gobiernos para salir al paso, de nuevo lo escuchamos ahora. Seguimos en las bases, parece que se hacen hacia abajo.
Una canción de Juan Salvador, Hoy comí con el abuelo, recomendaba: "Tú le pides a la vida/ pero dile que le ofreces... La demagogia que se agudizó desde Murat de que la federación tiene una deuda histórica con Oaxaca, y ahora seguimos pidiéndole, aunque de suyo la federación nos provee de más del 95 por ciento de los ingresos gubernamentales y Salomón Jara regresa millones de pesos por incapacidad de ejercicio, ¿si no tenemos la bases reales para desarrollar Oaxaca qué haremos con más dinero? ¿Que se guarden como hoy quién sabe dónde para carecer de circulante? ¿Qué lo manejen mal los de CAO?
Presumió este gobierno de arrancar a la federación más recursos que nunca, y ¿dónde están las grandes obras? No hay una sola. Ofrezcamos Estado de derecho, seguridad y paz al menos, ya no digamos competitividad y competencia, entonces seguro tendremos respuestas a nuestros ruegos de que vengan a crear empleos ya que los oaxaqueños no podemos.