El gobernador debe fajarse los pantalones en el caso de Choapan, declaraban los afectados en noviembre de 2011 al reclamar justicia por aquel escandaloso baño de sangre con 10 muertos como saldo del conflicto electoral en el municipio de Choapan. Por lo visto nadie se faja nada acá.
Baño de sangre con que fue bautizado el actual consejo electoral de Oaxaca en un pueblo de usos y costumbres que ahora luce el eufemismo de Sistemas Normativos Internos. Sin eufemismos el concepto que lo describiría mejor sería Sistema de Asesinos Internos, pues es el ùnico donde aún se siguen matando para dirimir sus discrepancias polIticas, agrarias y de toda índole. y no se trata de un caso excepcional, casos los hay a pasto. Tiempo habrá de ocuparse de este eufemístico cuento de hadas, como lo llamó Celso, indígena que sufre este sistema normativo caciquil y asistente a la presentación acá en Oaxaca de un libro en inglés sobre el tema.
Bueno, daba lo mismo que fuera en zapoteco de todos modos tampoco se complica la vida la gente leyendo en esa lengua pues lo menos difícil es hacerlo en español. Pero el mensaje es claro: no se trata de instruir al indio sino de seguir el turismo y cotorreó académico con este rentable asunto para sesudos investigadores que han logrado cargos y sueldos al estar sólidamente integrados en esta pluri, multi, poli, interdiversidad.
Caso concreto de un tal Lartigue francés directivo de algo en Ciesas México que cual vetusto cacique de USOS, ABUSOs y COSTUMBRES prohibió de manera literal y terminante (según él) que se siga diciendo usos y costumbres, ya no más dijo el dictador francés pues si ya está el bonito de Sistema Normativo Interno, pa' que desperdiciar tanta belleza.
Pero no fue lo peor que dijo este paisano de Napoleón, nos ilustró el culto personaje en la presentación de ese libro en inglés: "Los libros no cambian la vida", o sea ¿Las ideas no cambian nada? No son la avanzada acaso de las grandes revoluciones? El "Qué hacer" de Lenín ¿No fue la línea para instaurar un rato en Rusia la dictadura del proletariado? O ¿"La sucesión presidencial" de Madero en México la revolución contra Díaz?
¿Entonces qué hacía Lagartigue en esa presentación de libro con ideas? Digo porque alguna tendrá por más erradas que pudieran estar. Mejor se hubiera quedado a cobrar su quincena de altos emolumentos en su alto cargo, a lo que vino a México pues. Como verá algún lector, a quien espero sí pueda hallar en esta columneja si no un ideota al menos una pequeña, me seguí con este tema del que sólo se ocupan los iniciados, presentan libros con o sin ideas y cuando algún paisano discrepa, sonríen, le dan por su lado y se siguen de frente. Como dijera la investigadora Romero Frizzi: cambiar leyes (y acuñar eufemismos) es lo más fácil, lo difícil es cambiar la vida.
Y de lo que se trata es de cambiar la vida, si así se puede llamar a la de los oaxaqueños indígenas que poseen las más bajos índices de escolaridad (¿Así, de dónde sacarán sabiduría esos oaxaqueños?); que están vaciando sus pueblos en su intensa emigración casi diáspora en desesperada huida de la miseria. Hay datos duros al respecto, doblemente duros. Y con esa vacuidad de ideas anunciada la esperanza es de cero.
Cuando todos los pueblos sean fantasmas, ya no tendrán en quien inspirarse para seguir con estas sesudas teorías indigenistas. Aquí antes que nada, como dijo el asesor de Clinton, "Es la economía estúpido", la que nos tiene de rodillas.
Y como escribiera el enorme poeta César Vallejo cuando estaba, precisamente, en Europa: "Hoy fue domingo en las claras orejas de mi burro/ de mi burro peruano en el Perú/ perdonen la tristeza."
Notas al margen. De no fajarse los pantalones los consejeros electorales de Oaxaca la ley electoral será cosa de risa. En sus caras y en la de todos los oaxaqueños los aspirantes de casi todos los partidos realizan la prohibida por la ley campañas anticipadas en busca de cargos de elección popular. Excepto dos consejeros los demás son soldados de los partidos, pero no deberían ser tan vergonzosamente obvios. Nada pierden si aplican la ley.
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