Cuauhtémoc Blas
Una y otra vez se quiere ubicar a el candidato de Morena como el de más bajo perfil, que sorprende a la ignara mayoría. Pero estamos ante un producto-candidato elaborado con la más sofisticada comunicación política y manejo de imagen. Que lleva ventaja porque tiene 12 años de campaña, es verdad. Pero si, como dicen los clásicos, un proceso electoral es eminentemente un proceso de comunicación, gana quien mejor se comunica.
El candidato de Morena no sólo cumple con los imperativos de la mercadotecnia política, sino hasta con elementos didácticos de Ciencias Políticas. Uno de los últimos clásicos que habló del Príncipe Moderno, el Partido, Antonio Gramsci, estableció que no puede haber un movimiento político sin su propio medio de comunicación. Y el único que atendió eso fue Obrador con su periódico Regeneración que ha circulado profusamente en todos los rincones del país, y con su SDP, que en internet y redes sociales defiende su causa con no menos eficiencia.
Eficaz mercadotecnia de AMLO
Otro clásico nos dice que la guerra se gana con la fuerza, las elecciones con el mensaje. El mensaje político del tabasqueño es contundente, recoge con precisión la demanda más sentida de los ciudadanos, el hartazgo por la corrupción y el engaño a las mayorías. Casas blancas; reforma energética y aumento de gasolinas, por citar sólo un par: “No robar, no mentir, no traicionar al pueblo”. Mensaje que va directo, letal contra el adversario político.
El pragmatismo actual de ese candidato es algo que más le critican sus adversarios. Hay quién dice que prefería a su adversario Andrés Manuel de antes, quien se paraba y decía “tiznen a su máuser los de enfrente”, pero ahora atrae, “perdona con la gracia de dios a los de enfrente”. No festejamos, simplemente señalamos que sin ese pragmatismo López Obrador quizá estaría ya destinado a quedar cerca del triunfo otra vez con su misma y leal gente de siempre; pero quizá sí gane ahora con toda esa gente recogida aquí y allá, como ese partido cristiano y ex militantes de otros partidos y grupos, que han engrosado sus filas. No por nada hoy está, según encuestas como la de Reforma, en el 50 por ciento de la preferencia electoral. Otra cosa es ¿A dónde puede conducir ese pragmatismo a ultranza? Por lo pronto, en este espacio sólo hablamos de una de las más eficientes estrategias de comunicación política.
Creación del Efecto Peje
Naturalmente, esa hasta ahora exitosa campaña no puede ser producto de la casualidad o improvisación, debe tener mucho de capacidades y planeación acorde a la coyuntura nacional. Algo muy planificado, como el nombre Morena, semejante a la de la virgen Morena del Tepeyac; y el lema: La esperanza de México. Esperanza, el segundo de los grandes conceptos religiosos: Fe, esperanza y amor. Y este último concepto también lo usa, en momentos estelares. Lo cual no está prohibido en la guerra electoral, pues tampoco son palabras exclusivas de una grey.
Todo este trabajo no sólo sirve a ese Candidato, con esto se constituye el Efecto Peje que beneficia a casi todos los candidatos de esta Coalición Juntos Haremos Historia. Aquí sí se benefician hasta los más ignaros. Hay quienes ganan sin tomar en serio hacer una buena campaña. La mayoría se cobija con el Efecto Peje. Van a ganar por lo pronto, aunque nadie los reconozca después. De ahí la existencia, por ejemplo, de ex diputados que llegaron por el Efecto Peje y hoy están en el ostracismo.
Susana crece, Salomón cae
La única política que realiza una campaña propia en Oaxaca, con un equipo competente de marketing –emulando a AMLO— es la candidata a Senadora en primera fórmula por Morena Susana Harp, su discurso parte del tema cultural pero pasa por mencionar el problema central de los pueblos, la pobreza. Aunque a veces titubea, su mensaje es contundente pues apunta a mover la sensibilidad del público, seguro no de manera fortuita sino con las técnicas de conmover o usar el enojo; la gente vota con el corazón o el hígado. Su eslogan es impecable, Susana: “Nuestra voz en el Senado”, con el cual de entrada se coloca en el centro desplazando al otro candidato al senado quien ni siquiera tiene esa frase breve y expresiva que lo proyecte.
Susana va que vuela como prospecta a candidata a gobernadora, tiene dos tíos poderosos, que forman parte del capitalismo de compadres de este país, Alfredo Harp Helú y Carlos Slim Helú ambos de raíces libanesas, quienes hacen negocios desde el favoritismo del poder. Si ambos hicieron sus grandes fortunas con el erario, ¿acaso despreciarán el pastel presupuestal de Oaxaca? El primero fue beneficiario de ese gran fraude llamado FOBAPROA, que les pagó un banco que luego vendieron y seguimos pagando los mexicanos; al segundo, Carlos Salinas le entregó graciosamente la empresa nacional TELMEX, y el gobierno actual la construcción del nuevo aeropuerto donde el mismo Slim ha declarado no ha invertido un solo centavo de su dinero, todo es ganancia para él y su prole.
Sintomáticamente, hoy mientras Susana Harp crece Salomón Jara se reduce, los ataques en contra de éste se incrementan, circulan en miles de volantes y cuentas de Facebook, lo abuchean en presencia del Peje, le reclaman sus fraudes en la Secretaría de Desarrollo Rural, millones de pesos, lo quieren bajar de la tribuna, lo esconden, y todo eso lo ve quien va para jefe máximo. Además, Susana sería conveniente exponente de la cuota de género que privilegian en Morena, no importa que ella sea también de ascendencia extranjera y apellido extranjero, con mucho poder.
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