Cuauhtémoc Blas
En la actual contienda electoral sucede un hecho extraño en Oaxaca, y otros estados, la escasez de propaganda del candidato priista a la presidencia de la república, José Antonio Meade. No hay anuncios espectaculares a la mitad de mayo, tampoco menos espectaculares. En la ciudad de Oaxaca sólo en autobuses del transporte urbano se mueve la imagen del candidato del PRI-Verde-Panal, incluso no hay material impreso de mano, volantes, trípticos de dicho candidato. Y cuando lo hay el logo del PRI se omite o minimiza.
Junto a lo anterior, también se da en la entidad otra nueva dinámica electoral que se ejemplifica en un distrito electoral de la región de la Costa. Una candidata del PRI a diputada esbozó ahí lo que podría ser la búsqueda del voto diferenciado, referirse con respeto al candidato puntero, Obrador, pero pedir el voto diferenciado que le favoreciera a ella.
Voto diferenciado, gobierno dividido
En términos teóricos esa dinámica de voto diferenciado podría llevar a un gobierno dividido, donde el poder ejecutivo lo ganara un partido y en el legislativo tuvieran la mayoría otro u otros partidos adversarios. Un ensayo clásico sobre poderes divididos sugiere que, en gobiernos democráticos de régimen presidencialista, eso sería lo más adecuado para una buena gobernanza. Gobierno con “frenos y contrapesos”. Aunque los autores, Negretto y Colomer, también consideran la posibilidad de un poder ejecutivo que llegue al gobierno con un voto mayoritario incluso donde hay un régimen bicameral.
Con mayor claridad Amparo Casar dice que lo que la constitución separa como poderes, el voto de los electores puede unificar “mediante la decisión de poner en manos de un mismo partido el control de todas las instituciones con capacidad de decisión”. Aquí se aplicaría con mayor exactitud el concepto del régimen presidencialista de Neustadt que cita la politóloga, más que de pesos y contrapesos sería “un sistema de instituciones separadas compartiendo poderes”.
Todo parece favorable al hasta ahora candidato puntero en las encuestas, de la alianza Juntos Haremos Historia, López Obrador, sobre todo el voto concurrente que, como hemos visto en este trabajo, apuntala decisivamente a los candidatos a legisladores de su coalición. De ganar las elecciones e instalarse en la presidencia para hacer un gobierno de ruptura con los anteriores, echar atrás reformas, revertir obras que como candidato ha calificado de faraónicas y plagadas de conflictos de intereses, combatir la corrupción de Estado y el capitalismo de compadres, etc., López Obrador necesitaría más que ningún otro candidato, ganar también el poder legislativo con su coalición.
Esta perspectiva inédita, también haría inédita la relación del ejecutivo con el legislativo en México, con dinámicas radicales, desde una posible parálisis legislativa y conflictos entre ambos poderes, hasta el dominio pleno de las cámaras para gobernar sin cortapisas, en caso de obtener la mayoría legislativa este candidato.
Sucesión presidencial, sucesión económica
La sucesión presidencial que se avecina más que política será una sucesión económica, escribe Gerardo Nieto. Están en juego –agrega- “los grandes negocios que el neoliberalismo ha prohijado durante 35 años. ¿Cuánto vale para los magnates mantener ese proyecto? ¿Hasta dónde los adinerados de este país están dispuestos a llegar en la defensa del status quo?”
Las reformas constitucionales han abierto las puertas a los grandes bienes nacionales, sobre todo con la energética que ha atraído capitales extranjeros, en la explotación del petróleo y la minería, así como de la energía eólica desde antes. Además de los contratos de las grandes obras con recursos públicos otorgada a grupos empresariales vinculados al poder político. Estos grandes intereses dan al actual proceso electoral una particularidad singular, ante la alta posibilidad de una alternancia que interrumpa esos acuerdos y negocios cupulares.
Este trabajo, conclusión de otro más amplio, fue redactado, para un libro de próxima aparición, antes de que se agudizara el actual movimiento empresarial que ha tomado partido en el actual proceso electoral de manera abierta. Y seguramente se intensificará en los días venideros, los intereses son muy grandes.
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