Cuauhtémoc Blas
Un grave problema de nuestro país ha sido adoptar sistemas políticos y leyes que no se ajustan a nuestro desarrollo. El derecho de reelección se implantó en México sin considerar el grado de desarrollo de nuestras diferentes realidades. Claro que no es factible pensar en una legislación para el norte y otra para el sur del país. Entonces, quizá lo salomónico sea sólo aprobar lo que todos ya podamos asumir. De lo contrario se darían absurdos como en Oaxaca con su doble legislación electoral, el de “partidos políticos” y el de “usos y costumbres”.
Por cierto, esos 417 pequeños municipios si acaso viven en el estadio de la democracia griega que dicen sus apologistas, cuando las mujeres no participaban, no tenían derecho de voto ni de herencia. Aún hay lugares donde esa injusticia es “legal” porque la ley los deja gobernarse como quieran, en respeto a su dizque derecho consuetudinario, aunque son los que más violan derechos humanos.
Por lo anterior y otras situaciones, podemos decir que Oaxaca no vive en la democracia, o apenas en un sitio incipiente de ésta. Aprobar la reelección en sociedades atrasadas, donde político locales marrulleros han hallado el camino para ganar una y otra vez sin justificación ni mérito, nos fue contraproducente.
La reelección sirve en sociedades donde la elección del candidato depende de sus votantes y no exclusivamente de su partido como en México. Tenemos muchísimos casos en Oaxaca, aunque no podemos dejar de decir que también hay las excepciones.
Carmona en Pochutla
Raymundo Carmona, por ejemplo, va por su cuarto ejercicio como edil. Político de poca monta, de ser presidente estatal del PRD, desciende a pelear la alcaldía de Pochutla. Este pintoresco personaje, quien sostiene que “La honestidad no existe”, lleva nueve años de protagonizar escándalos de corrupción y va por más.
Mansiones, autos de lujo, mujeres, todo lo exhibe sin ambages el personaje. Alguien que se ceba en el erario y gana una y otra vez la alcaldía, exhibe a una población desprovista de consciencia política, gente humilde a quien estos políticos compran para ganar y ganar elecciones.
MC en Huatulco
En Santa María Huatulco los dueños del partido Movimiento Ciudadano, hallaron el caminito para no soltar la presidencia desde hace 8 años. Hoy van con José Hernández (“Sangre de atole”) por su reelección inmediata. El caminito hallado es dilapidar un día antes de la elección un par de decenas de millones de pesos para comprar o inhibir los votos que sean necesarios. Se auxiliaron hace 8 años de despachos que mediante sondeos dieron cuenta de a quienes era necesario comprar y a quienes inhibir su voto.
Raúl Cruz en Santa Lucía
En Santa Lucía del Camino, Raúl Cruz, edil en campaña para reelegirse, es señor de horca y cuchillo, reprodujo la mafiosa dinámica de negocios de giros negros de su antecesor Galdino Huerta. Ahora agrede y reprime a sus contendientes, se ensaña con las mujeres, quiere ganar cómo sea.
No clausura con violencia como Galdino, pero hinca igual el diente. Su policía municipal de suyo abusiva y violenta, empeoró, pues no se habían dado casos de asesinato en la cárcel municipal de Santa Lucía. Seferino Soriano Morales fue asesinado en esa cárcel. Con todo eso, el PRI lo impuso para reelegirse.
Tlacolula del ex intelectual Fausto
Igual que Benjamín Robles Montoya, que ligó desde el PT candidatura para él, su esposa, su hijo y para su fotógrafo, el ex intelectual, Fausto Díaz Montes, es candidato a reelegirse en Tlacolula, su esposa Fátima García Léon, candidata a diputada por México al Frente aunque no logró hacer candidato a su hijo.
El gobierno de Fausto es un desastre, las protestas se incrementaron, con acusaciones de corrupción. En mayo del año pasado ciudadanos marcharon en protesta, por llevar cinco meses sin agua potable. Y algunas colonias por carecer de drenaje y luz eléctrica.
Policías municipales, han parado labores por falta de pago y despidos. Aunque “ajustó”, esa y otras áreas, no se vieron obras o servicios. Por eso ahora el candidato de Morena lo fulminó con su lema: “Cero corrupción”, directo al corazón de su infausto gobierno.
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