Cuauhtémoc Blas
Las denominaciones de origen, de acuerdo a las conclusiones de académicos y abogados serios, no es algo que sirva realmente a Oaxaca, si bien en algún momento fue útil, son varias las consideraciones que restan importancia a la disputa por su exclusividad o reducción del área nacional que habría de abarcar dicha denominación. Esto ha ocupado la atención de la opinión pública ahora que otros tres estados de la república fueron incorporados a los otros 9 ya incluidos en esa denominación.
El primer punto es que la denominación oficial de mezcal está restringida de suyo a quienes cumplan con la Norma Oficial Mexicana de ese producto. Es un asunto de los comercializadores, de quienes se disputan el gran pastel de dinero que extraen del centenario producto del maguey cocido. No es algo que sirva a los mezcaleros de Oaxaca, a los auténticos productores, los grandes recursos que supone la restricción en el uso de la famosa denominación de origen no llega a esos mezcaleros de los pueblos.
El doctor Felipe Palma Cruz, con sus 32 años de investigación permanente sobre el agave y mezcal, en el ITO, luego de su maestría y dos doctorados con el mismo tema, expresó con esa autoridad: “La denominación de origen del mezcal lejos de tener trascendencia socioeconómica, lejos de beneficiar a nuestros productores de maguey o mezcal difícilmente los alcanza, no tienen una marca pues no tienen con qué pagarla, en la economía formal no se arroja ningún beneficio para ellos con esa denominación”.
Lo anterior fue expresado en la Mesa Redonda organizada por la Asociación de Periodistas de Oaxaca A.C. (APO), “¿Denominaciones de origen, ¿adecuadas?”. ¿Qué trascendencia ha tenido en el desarrollo regional y nacional esto de la denominación de origen?, preguntó el doctor Palma. Aparte de la garantía de que ese nombre solo se puede usar en este país que es México, debería servir para mejorar la vida de los productores. Si vemos los indicadores básicos de salud y educación de éstos, vemos que no se notan, no hay impacto palpable en el desarrollo de Oaxaca”, expresó.
Las denominaciones de origen no están funcionando. Es una coartada para incluirse un montón de comercializadores. Si para esas denominaciones lo importante son las características propias de cada mezcal, nada tienen que ver mezcales de Oaxaca con los de Aguascalientes, por ejemplo. En Oaxaca mismo no hay un sólo mezcal sino muchos mezcales. Nosotros tenemos mezcales en todo el país, el más grande, el tequila no deja de ser un mezcal. Podríamos tener acá un mezcal de Sola de Vega o de Ejutla, todos tienen características diferentes que los define, asentó el doctor Palma. https://www.facebook.com/Apooax40/videos/310634303045283/
Luis Nogales, del Centro de Estudios sobre el Maguey y Mezcal, destacó en esa Mesa la gran falta de información sobre el Mezcal, producto que no es solamente oaxaqueño, bebida rodeada de muchos mitos, uno de ellos es que el origen del mezcal es de Oaxaca. Investigaciones sitúan su origen en el volcán de colima. Hay destilados de agave en otras partes del mundo, en Sudamérica, como en Venezuela. Pero también se está destilando un pulque en Ecuador.
Para el periodista y escritor sobre el mezcal, Ulises Torrentera, está claro que quieren “tequilizar” el mezcal, buscan su industrialización total, la lucha contra la denominación de origen, dijo, no es más que la manifestación para evitar que el mezcal continúe con los pasos del tequila.
Para el mezcólatra lo que hace el gobierno de Oaxaca es demagogia, pues toda la cadena de producción desde la siembra, producción y comercialización está disgregada, no hay políticas públicas de largo plazo, todo se improvisa. Al gobierno sólo le importan los lucimientos inmediatos, de suyo el maguey es un cultivo de largo plazo, si hoy se siembra se cosecharía hasta dentro de 7 o 9 años, lo cual no le reditúa a ningún gobernador o legislador, por eso hacen políticas de lucimiento, programas para paliar y presumir que apoyan a los productores.
Eso es precisamente lo que acaban de hacer los legisladores oaxaqueños en el Congreso federal, hacer el juego a los grandes capitalistas que se están apropiando del concepto mezcal, como la empresa de Mezcal Pierde Almas, adquirida por una transnacional estadunidense. Con el argumento simplón de defender a la centenaria bebida oaxaqueña y acompañados de mezcaleros de utilería, pusieron el grito en el cielo en defensa de una denominación de origen que, como hemos visto, nada sirve a esos productores oaxaqueños sino a los grandes empresarios y ahora a empresas transnacionales que se disputan ese mercado que vislumbran millonario.
La marcha multiplublicitada de dueños de marcas del mezcal con el bisoño gobernador de Oaxaca en la ciudad de México fue otro despropósito, no es con esos nocivos actos de presión que se esgrimen cuando se quiere ganar en la calle lo que se pierde en tribunales, como se obtendrá un veredicto favorable. Todo indica que se trató de una estratagema que dejó de lado, con toda intención, la ruta jurídica.
Si el gobierno de Oaxaca de verdad quisiera defender el gran círculo económico que supone el sistema agave-mezcal, ya estaría fundando el Instituto del Mezcal, con una buena política de gobierno, como hacen otros países que con productos menos demandados así los potencian, en busca de más mercados, con lo cual generar más trabajo, más riqueza, más empleo. Vamos, ni siquiera han querido invertir en un Museo de Mezcal. Sale más barato hacer una marcha, bloquear vialidades de la Ciudad de México con un acto incongruente dizque en defensa del mezcal oaxaqueño. Y nuestros ínclitos noveles legisladores federales siguen ese juego inocuo.
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