Cuauhtémoc Blas
La Guelaguetza no puede afrontar el paso del tiempo sin cambios, acorde a los de la dinámica de los pueblos de donde vienen las delegaciones. Es obvio que la de hoy poco tiene que ver con la de 1959, para tomar como ejemplo la primera fiesta de ese tipo que tomó el nombre de la costumbre de reciprocidad indígena, Guelaguetza.
Tomó ese nombre, decimos, pues todo lo que constituye esta fiesta en el Cerro del Fortín fue tomado desde la ciudad de Oaxaca, de las regiones se trajo a las delegaciones con que se formó el Homenaje Racial en 1932, para rendir pleitesía a la antigua Villa de Antequera por el IV Centenario de ascendida a ciudad por el rey Carlos V.
Inventaron nueva tradición
Fue la invención de una nueva tradición, si bien con elementos folclóricos de las regiones; la reunión en un solo lugar de los representantes de las siete regiones fue del todo algo nuevo. En 1932 no se conocían en la ciudad colonial todos esos bailes, incluso ni a toda esa gente que vino, los indígenas. El choque fue fuerte, lo explica en su libro Jesús Lizama Quijano.
“A partir del Homenaje Racial comenzó a formarse un arquetipo que ha determinado con firmeza la vida cultural de los oaxaqueños durante las últimas décadas, modelo que ha generado beneficios económicos y orgullo regional (…) factores de identidad de lo oaxaqueño”.
En 1951 los comerciantes locales y el gobierno municipal decidieron recuperar el formato de 1932 para iniciar al gran proyecto económico basado en el turismo, ante la falta de industria estatal. Se llamó de nuevo a las regiones. Los más beneficiados serían sus organizadores, los ricos locales, hoteleros, restauranteros, transportistas, con alguna derrama a poblaciones cercanas, artesanos y empleados del sector servicios. Todo subsidiado directamente por las delegaciones de las regiones quienes pagan lo que utilizan: vestuario, transporte, ensayos, tiempo.
Junto a eso se crea una nueva oaxaqueñidad, pues la Guelaguetza no sólo se escenifica en la Rotonda de la Azucena del Cerro del Fortín, sino en todas las poblaciones, escuelas y se la llevan los emigrantes. Hay famosas en Estados Unidos, de tal manera que actualmente es la carta de presentación de Oaxaca en el exterior.
Ya no hay Lunes del Cerro
La Guelaguetza desplazó a Los Lunes del Cerro, ya no existen, incluso la fiesta de la virgen del Carmen está desdibujada, estamos ante otra realidad, otra tradición. ¿Cuántas familias se ven ahora pasear y comer en el Cerro? No en los puestos de antojitos, sino como antes que acudían a esos paseos y a coger azucenas. Ya no hubo lugar para esos paseos familiares de los Lunes del Cerro con la inauguración en 1975 del imponente Auditorio Guelaguetza, al estilo de los teatros griegos al aire libre, cubierto hoy por una gran lona cual baile popular anual.
No hay respuesta fundada de las autoridades del gobierno ante las inconformidades de quienes fueron excluidos de la Guelaguetza este 2019: Betaza, Yalalag, Juchitán, Tlacolula, Tehuantepec, Juquila y San Antonino Castillo Velasco. La falta de calidad no fue lo predominante, ya se verá.
Cambios que dañan la fiesta
¿De dónde sacan que se trata de una competencia para seleccionar a los incluidos? Quizá sea algo que acaban de instituir. Se supone que el Comité de Autenticidad sólo revisa a las delegaciones, precisamente en su autenticidad, aunque decide el Consejo de Participación Intersecretarial del gobierno, Turismo y Cultura.
Uno de los cambios de la Guelaguetza es su enorme éxito comercial y turístico, sólo hay que ver como se cotizan los boletos en la reventa, arriba de 500 por ciento de su costo original. Los caprichosos cambios y baja de la calidad no afectan a la fiesta comercial, ante turistas simples consumidores de exotismos, fácilmente impresionables.
Pero otro cambio es su desvinculación de la sociedad oaxaqueña, sobre todo de los jóvenes. Y en esto último abarca hasta el turismo que son personas adultas en su mayoría. La Guelaguetza magisterial fue un gran fracaso, sin propuesta, ni calidad, caos y negocio.
La gran interrogante de hoy es ¿Cómo vincular a la sociedad oaxaqueña con la Guelaguetza? No se ve atención a eso, toda la atención es para el turismo, el comercio.
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