Cuauhtémoc Blas
La sugerencia del presidente de la república de que el gobierno de Oaxaca se trasladara a los mixes para resolver el largo conflicto entre dos pueblos con nombres religiosos pero más bien con ánimos luciferinos, sobre todo Tamazulapam del Espíritu Santo, no fue seguida. El gobierno de Oaxaca consideró seguir haciendo lo mismo esperando obtener resultados diferentes. Lo cual es imposible, y lo cual evidencia su apoyo al grupo violento de Tamazulapam.
Lo que llama la atención es que la funcionaria federal, la delegada de Programas de Bienestar Social en Oaxaca, Nancy Ortiz, hace lo mismo, sin atender las sugerencias de su jefe, se plegó a la inercia estatal para seguir en mesas de negociaciones que durante dos años no han servido. La funcionaria repite el mismo argumento demagógico de Annuar Maffud, de que los dos pueblos están en problemas y deben ponerse de acuerdo en resolver sus diferencias.
No es así, hubo un pueblo, Tamazulapan, que se lanzó contra el otro, contra San Pedro y San Pablo Ayutla Mixes, fuertemente armados destruyeron toda la infraestructura hidráulica para dejar sin agua a Ayutla. Hubo un agresor que delinquió agrediendo al otro pueblo. Aquí hay delincuentes que perseguir, pero los funcionarios de Oaxaca quieren sentar a ponerse de acuerdo a agresores y agraviados. Es decir, te dejo sin agua, te mato de sed y todavía ven a platicar conmigo —a la mesa que me pone el gobierno— para que te chantajee a placer exigiendo me entregues todas tus tierras que yo quiero.
La desastrosa manera de tratar los conflictos de Oaxaca la Secretaría General de gobierno, arriba a su peor crisis. Son años que el mismo personaje ineficiente que al frente de esa dependencia entrega los peores resultados. No hay un sólo gran conflicto que haya solucionado. Es a todas luces dañina su permanencia ahí.
Pero los funcionarios no están en los cargos para solucionar problemas ni hacer avanzar a Oaxaca, están ahí para cubrir un puesto, dilatar y posponer los conflictos, echarlos hacia un lado, que pase el tiempo mientras quienes gobiernan se dedica a su real labor: los negocios. La indolencia es tan abierta que el Secretario Annuar Maffud tiene todo el tiempo del mundo de sentirse escritor y presentar libros dizque de literatura que desde el primer párrafo presenta problemas de construcción. Tiene tantos aduladores y ninguno pudo editar esas cosas.
Dice el gobernador que se busca una solución en un “clima de civilidad y concordia” y pone a toda la burocracia como ejemplo de ese intento, a Nancy Ortiz del gobierno federal; a Bernardo Rodríguez de Derechos Humanos, a autoridades agrarias y municipales. Esto es, toda la carne al asador de la simulación, mientras la esencia del problema no se ataca: la prepotencia e impunidad de Tamazulapam y su grupo violento o delincuencial, como lo llama Ayutla.
No son dos pueblos con diferencias, hay un agresor, Tamazulapam, con su grupo armado hasta los dientes, que atacó a Ayutla y lo dejó sin agua. ¿Cómo esperan resolver en una mesa agravios de esa magnitud? Se debe aplicar la ley, hacer valer el estado de derecho, castigar a los agresores. De otra manera cobra vigencia lo que dicen los de Ayutla en su carta abierta, el gobierno estatal y ahora el federal, vía su representante en Oaxaca, defienden y son cómplices de los violentos. Por eso se debe cumplir la palabra del presidente López Obrador, que venga la Secretaría de Gobernación a atender ese problema, está visto que acá no pueden ni quieren resolverlo.
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