Cuauhtémoc Blas
Un comando armado irrumpió en la comunidad de San Marcial Ozolotepec, la madrugada del 23 de octubre de este año, para asesinar a tres personas y raptar a otras dos. Los agresores dejaron heridos a dos menores. Fue todo un acto beligerante de comandos encapuchados con armas largas de alto poder. Ingresaron a las casas que quisieron, acribillaron y lastimaron.
Antes, el viernes 16 de agosto fue ejecutada Carmela Parral, quien era presidente municipal de San José Estancia Grande, junto con el delegado de Protección Civil estatal en la Costa, Hugo Castellanos Ortega. Sucedió sobre la carretera federal 200, cerca del municipio de Tututepec. La edil, de filiación perredista, era profesora, miembro de la Sección 22.
El 18 de agosto ejecutaron al pastor de la Iglesia Fraternidad Cristiana, Alfred Líctor Cruz Canseco. Lo dejaron muerto en su propio templo a pleno medio día, en el municipio de Tlalixtac de Cabrera, conurbado a Oaxaca de Juárez.
Los dos últimos sucesos se dieron el fin de semana que el presidente López Obrador realizaba otra de sus visitas a la entidad. Los medios consignaron que sólo durante la estancia del mandatario se dieron unos 20 asesinatos en varias regiones: Valles Centrales, Costa, Tuxtepec, Istmo. En la Cuenca, tres muertos. En Puerto Escondido fue hallada sin vida en el camino que conduce a la Playa Punta Colorada, María Eugenia Guzmán, joven de 19 años de edad.
El 1 de enero en pleno periplo de la victoria, fue abatido en medio de la muchedumbre, tras tomar posesión como presidente municipal de Tlaxiaco por segunda ocasión, Alejandro Aparicio Santiago. También murió ahí el síndico municipal, Perfecto Hernández. Ambos del partido MORENA.
Un candidato a agente municipal de San Juan Chapultepec, municipio de Oaxaca de Juárez, Norberto Ayala Vega, fue ejecutado este 23 de febrero. Igualmente, fue abatido en pre campaña política por la presidencia municipal de Santa María Colotepec, Costa de Oaxaca, Braulio Márquez García. Cerca de iniciar la campaña formal en este municipio de usos y costumbres.
Por esos rumbos, en Santa Cruz Loxicha, también ejecutaron al agente municipal de usos y costumbres, Crisóforo Luna Ramírez, el 2 de febrero. Tampoco se escapan las organizaciones regionales, como el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT). Ubaldo G. D. J. militante de dicha organización, fue asesinado en esa zona ancestralmente violenta de la entidad. Sucedió en la comunidad de Ojo de Agua Copala, del municipio de Santiago Juxtlahuaca.
Recientemente, 9 de noviembre la masacre de policías estatales en San Vicente Coatlán, con visos de inminente impunidad. Cinco elementos fueron enviados sin lo necesario a una incursión en una zona con presencia del narcotráfico, lo cual estos último podrían haber tomado hasta como una provocación. Quedan viudas sin sustento y niños en la orfandad. Aunque el gobernador dijo que tendrán becas, un memorándum con sello oficial que circuló, muestra los requisitos burocráticos de siempre para inhibir incluso el pago de marcha.
Cuatro días antes, fue emboscado el comandante de la Agencia Estatal de Investigaciones en la Villa de Etla, Mauricio Pastelín Pérez. Murió, en el tipo de crímenes de habitual impunidad. Hace apenas unos días, al salir del cine en Plaza Oaxaca, fue baleada una estilista de 29 años.
Larga es la lista de ejecuciones de políticos, policías y ciudadanos en Oaxaca. De todos los partidos y hasta de usos y costumbres y grupos políticos. Aquí sólo mencionamos algunos para ilustrar esa gravísima situación y dura tragedia de muchas familias oaxaqueñas. Pocos tienen una buena investigación y resultados, lo que sucede donde se da una guerra permanente de baja intensidad, como la que prácticamente vive la entidad. En ocasiones, la única actividad de las autoridades correspondientes es un comunicado donde confirman lo ya trascendido.
Podríamos decir que la conservación del Estado de Derecho es otro de los pendientes en Oaxaca quizá el más importante para los ciudadanos quienes en las encuestas siempre privilegian la seguridad. Desde la realidad concreta, palpable y a la vista, es el más duro flagelo para los oaxaqueños, y desde los ordenamientos legales y el contrato social, el más grande incumplimiento del gobierno del estado, pues su principal trabajo es garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin cumplir lo anterior, un gobierno carece de sentido.
Hay otros “pendientes” muy importantes, como el endeudamiento improductivo del estado, la caída del empleo, el incremento de la pobreza en los últimos 10 años. Pendiente significa “que está por resolverse o terminarse”, por eso acá decir pendientes es un elegante eufemismo, pues no se puede dejar pendiente algo que no se ha iniciado. Quedan pendientes otros tres años de gobierno en Oaxaca.
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