Dice el escritor Ignacio Solares que “Un mal gobernante puede descomponer a una sociedad”. No es poco el poder del gobierno, hipotéticamente poder puesto es las manos de los elegidos por el pueblo. Una de las definiciones más felices de la democracia es la que dice que es “El poder del pueblo y para el pueblo”.
Pero no es así en la realidad, y largo sería hablar de las mediaciones que finalmente dan como resultado hasta gobierno fascistas que llegaron al poder a través del voto, usando los caminos de la democracia. Pero lo que abundan son los autoritarios, aderezados ahora por la escasa calidad de la clase política.
El sexenio pasado nos abrumó con ejemplos de lo anterior. Los poco ilustrados siempre despreciarán, en el mejor de los casos o atacarán en el peor, a quienes los cuestionen, desdeñarán las cuestiones culturales y todo lo que sea lectura y crítica, elemento este último vital para el desarrollo de cualquier cuestión. Sobre todo de la democracia y sus instituciones.
Por eso los gobiernos integrados por políticos de la calidad mencionada son inevitablemente autoritarios, por su falta de razones y argumentos esgrimirán siempre el principio de autoridad. A veces de la manera más burda y arrogante. Como lo hizo el pequeño dictador que fue Jorge Franco Vargas, virtual vice gobernador de Ulises Ruiz, cuando enfrentó a quienes con razones fundadas se oponían a que ese gobierno continuara con la destrucción de árboles, plazas y jardines del centro de la ciudad de Oaxaca. Escuchó tantito el entonces secretario general de gobierno y rápido respondió: “Háganle como quieren, las obras van a seguir”, y se fue.
Un gobierno autoritario como ese, buscará abatir la crítica, inhibir el periodismo o, de plano, destruirlo. Un gobierno que no sea autoritario, al contrario, buscará elevar la calidad de la democracia, con un periodismo libre, crítico, de calidad, que impulse la educación política de la sociedad. No hay democracia sin periodismo libre. Por eso cambiamos la fórmula de Solares: un buen gobernante puede enderezar a una sociedad.
Las decisiones y acciones del nuevo gobierno, que encabeza Gabino Cué Monteagudo, en su relación con los medios de comunicación, serán de gran importancia, decisivas, para una verdadera transición hacia la democracia. Y en este debate actual (como el de esta semana en Radio Universidad, programa “Espejos de Oaxaca”) sobre lo que se propone como nueva relación gobierno-medios de comunicación, es importante, quizá, considerar las conclusiones del Tercer Encuentro de Periodistas Oaxaca 2010, efectuado los días 26 y 27 de noviembre, con el tema Periodismo y Transición, organizado por la revista En Marcha y 102.3, La Voz del Pacífico Sur. Con la participación de más de 20 ponentes y un centenar de periodistas locales y de otras partes del país, así como de organizaciones de periodistas de Oaxaca: Colegio de la Comunicación, Sindicato de Redactores de la Prensa, Club de Periodistas de Antequera y Asociación de Periodistas de Oaxaca. Estas fueron las conclusiones:
1.- Respeto a la libertad de expresión; respeto a los comunicadores, por los distintos niveles de gobierno, sobre todo las autoridades municipales y grupos de poder o de choque.
2. Respeto al derecho a la información de los ciudadanos, privilegiar el interés genuino del derecho de la sociedad a tener información de calidad.
3.- Coordinarnos las organizaciones de comunicadores, respetando el trabajo de cada una, para promover una permanente capacitación y actualización de los comunicadores: reporteros, editorialistas y directivos.
4. Sostener una relación respetuosa con los distintos gobiernos, pero sin dejar de lado la labor crítica que caracteriza a un periodismo comprometido con su sociedad.
5.- El gobierno debe garantizar la libertad de expresión e información, así como la integridad de quienes trabajan en los medios de comunicación.
6. En la difusión de la información gubernamental, debe prevalecer la transparencia en los tratos comerciales. Que no se premie o castigue a los medios en función de su adhesión o crítica al gobierno.
7.- Un proceso de transición democrática requiere una prensa libre, de calidad, crítica, que escriba para la gente y no para el gobierno. Esta actividad debe contemplar un código de ética para periodistas y empresas.
8.- El compromiso del periodista es con los principios de democracia, de justicia, de equidad, de derechos humanos, no con partidos, gobiernos, ni actores políticos.
9.- Atención especial de sus empresas, de las autoridades, de los mismos compañeros periodistas hacia los comunicadores de las regiones acotados y hasta amenazados por los poderes oficiales y fácticos locales.
10.- Las empresas de comunicación deberán brindar salarios decorosos, prestaciones sociales, capacitación y los derechos laborales establecidos en nuestras leyes. Lo cual inhibiría las prácticas viciadas en el medio.
11.- Las autoridades del área deben revisar currícula, planes de estudio y contenidos de las carreras en Comunicación, para profesionalizar efectivamente la actividad en el estado.
12.- Promover la unidad de los comunicadores de todo el estado para afrontar situaciones de riesgo, y buscar la dignificación del gremio.
13.- Exigir la efectiva aplicación de la justicia a quienes, atentando contra los medios y comunicadores, vulneran tanto la libertad de expresión como el derecho a la información de la sociedad.
14.- Impulsar reformas y leyes que garanticen el libre ejercicio periodístico, así como incrementar las penas a los agresores de comunicadores y medios. Establecer las condiciones mínimas para el adecuado ejercicio de esta actividad, en la inteligencia de que la información es un bien público de trascendencia innegable.