¿Quién tendría la capacidad para convocar a una nueva asamblea estatal en la cual se le diera fin a ese fantasma creado por el magisterio después de la represión del 14 de junio de 2006: La APPO? Pero todos sostienen al fantasma porque todos lo usan: magisterio, priistas, comerciantes.
La APPO nació en y para una coyuntura por todos conocida, tuvo su razón de ser y su utilidad entonces. Fue convocada, creada y nutrida por las huestes magisteriales, aunque, por supuesto, requirió de la participación de organizaciones políticas, grupos, tribus, ONG´s, membretetes, que le dieron forma. Tuvo, además, a sus panegiristas que la llegaron a comparar hasta con la famosa comuna de París, la “Comuna de Oaxaca”, le llamaban algunos que en cualquier revuelta ven la gran revolución del siglo.
Algo similar a lo sucedido con la COCEI a finales del los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, cuando Poniatowska, Monsiváis, Fernando Benítez, Francisco Toledo, entre tantos, llegaban a apoyar un movimiento caciquil regional al cual fortalecieron (sin saber eso, seguramente) y hoy vemos los resultados: desde el primer año del frustrado “Ayuntamiento popular” de Leopoldo de Gyves éstos ya estaban en la corrupción.
Éste “líder histórico”, Polo de Gyves, por cierto, nunca aclaró los 30 millones de pesos que no logró comprobar en su segundo periodo como presidente municipal de Juchitán. Aquellos intelectuales que fortalecieron ese movimiento retrograda y caciquil nunca ofrecieron disculpas por fortalecer en la COCEI todo aquello que decían combatir. Al parecer sucederá lo mismo con los adoradores de la APPO, no obstante haber degenerado en grupos de presión, de comerciantes ambulantes, de mercenarios al servicio del Chucky Franco Vargas como reputan al “Alebrije”, o de cualquiera que pueda contratar sus servicios.
Con la APPO el ex tirano Ulises Ruiz logró lo que parecía estar buscando desde que llegó al gobierno del estado con su “burbuja”: Unir a todos en su contra. Rompió record en eso de cometer el mayor número de errores en el menor tiempo posible. Desde intentar encarcelar a su oponente, Gabino Cué, hoy en el gobierno (y paradógicamente, probando un poco de aquella sopa que indigestó a URO) hasta invadir el diario Noticias, pasando por la continua desaparición y asesinatos a líderes regionales. De donde se desprendió la hipótesis que la rápida unificación de todos en este grupo contra el tirano fue hasta un recurso de sobrevivencia. La APPO fue resultado del autoritarismo unificador de Ulises, tal como lo escribimos en aquel año que vivimos en peligro, no hasta ahora como algunos furibundos críticos remisos.
En una entrevista del entonces dirigente de la sección 22, Enrique Rueda, con Enrique Osorno, el defenestrado dirigente magisterial dijo con claridad: “Nosotros, el magisterio, fuimos los que convocamos a la creación de la APPO porque tratábamos de canalizar el respaldo a nuestra causa sindical y aprovechar así la molestia creciente que había en distintos grupos del estado en contra del desafortunado régimen de Ulises Ruiz… De hecho el nombre de Asamblea Popular se lo pusimos nosotros inspirados por el nombre que tiene la máxima instancia de nuestro Sindicato que es la Asamblea Estatal de delegados de la sección 22”.
“La APPO, ente creado por el mismo magisterio pero estructurado de manera paralela a la sección 22 —escribimos entonces— dio entrada a más de 300 grupos políticos, sindicales, chavos banda, punks, desempleados, limpiaparabrisas, bandas y pandillas, infiltrados, orejas y provocadores, así como a un sinnúmero de membretes de ONG. Todo eso era exactamente la APPO. Movimiento espontaneista, sin orden –el orden sería su contrasentido- sin organización, ni estructura, ni dirigentes sólidos. La APPO fue todo lo que ingresó en él. Al final de noviembre de 2006, Flavio Sosa, el vocero más visible sólo alcanzaba a responder a la prensa que lo cuestionaba sobre los objetivos de su movimiento: ´Es una buena pregunta´. Además, el hoy diputado local bajo el liderazgo del priista Martín Vásquez —uno de los principales combatientes entonces de la APPO— agregó a finales de noviembre de 2006 decretando la inminente derrota del movimiento: ´La situación es incontrolable, los dirigentes de la APPO estamos rebasados´. Ni entonces ni ahora hay quien dé dirección a la APPO. (ver libro: Oaxaca 2006, autoritarismo, mitos y daños).
Sin embargo, como dice de la COCEI Víctor de la Cruz: es un cadáver embalsamado a quien no entierran porque aún medran con ella en todas partes. Hoy vemos como subsecretario de gobierno a uno que cuando era luchador social coceista acudía quincenalmente a esa dependencia por un apoyo de 9 mil pesos, sostienen quienes le pagaban. Pero aludir a la APPO seguirá siendo buen negocio para muchos. Pero esos cadáveres embalsamados deberán enterrarse, que cada grupo posicione el nuevo nombre de su membrete de “combate”.
Rueda también declaró en aquella entrevista que cuando algunos miembros de la APPO incendiaron el tablado del auditorio Guelaguetza, usando métodos que no eran del magisterio, dijo, fue cuando debieron deslindarse de ellos, pero aún los necesitaban pues todavía no obtenían todo lo que a finales de octubre les otorgó el gobierno federal para dejar solos a sus aliados minoritarios dentro de la APPO. Por eso decimos que la APPO es todo, por ello está demás decir que tiene infiltrados, eso se da por descontado, casi así nació.
Lo que vimos este 15 de febrero con motivo del arribo de Felipe Calderón a estas tierras, es resultado de la índole de la APPO. Pero lo que tenemos que analizar no son ya las causas sino los orígenes del problema suscitado a menos de 100 días del nuevo gobierno. El palo dado a Gabino Cué ya no se le quita, articulistas y columnistas lo han vapuleado. Y más ahora que alumnos de una escuela secundaria identificaron a quien golpeó al jefe policíaco, Marco Tulio López Escamilla. Así como la fotografía del también dirigente magisterial Gabriel Chiñas con un garrote en la mano en la refriega cerca del ex palacio de gobierno.
Es urgente que el nuevo gobierno realice una administración pública proactiva (que prevea) y no reactiva como ahora que se busca arreglar los daños. Es necesario que quienes están al frente del IEEPO se empapen de la historia de las negociaciones reales con la dirigencia de la sección 22, sus corrientes y grupos y sus delegaciones seccionales. Ya son 13 o 14 grupos dentro de la sección 22, con el recientemente creado pro Azael Santiago Chepi, Sangre Nueva, y la escisión de la UTE recién anunciada.
Es un error costoso, por donde quiera que se le vea, querer negociar la fiesta en paz del gobierno con el magisterio exclusivamente con el secretario general de la 22, Azael Santiago Chepi (y Chiñas), pues dicha sección a diferencia de otros sindicatos no descansa su poder sólo en el dirigente más alto, sino en todos esos grupos de poder mencionados, además de las delegaciones seccionales que tienen casi total autonomía en sus feudos. Como escribe y sugiere Joel Vicente Cortés, ex miembro del Comité Directivo de la sección: Es en las asambleas estatales del magisterio donde se disputan esos puestos.
Dice el mencionado, que en esas asambleas “La disputa por algunos puestos ´ganados´ en la administración educativa local, y el tratamiento de asuntos de menor trascendencia se ponen por delante… Estas pugnas de las corrientes y grupos internos, se expresan a través de la lucha por el control corporativo de los distintos niveles educativos, regiones, sectores y delegaciones” (Libro: Educación, sindicalismo y gobernabilidad en Oaxaca). Coordinaciones generales como la de Educación Básica y Normal y de Proyectos Estratégicos con sus millonarios recursos le han concedido a Chepi.
Y por si fuera poco, disidentes de la dirigencia magisterial aseguran que hasta una diputación ha negociado con Bernardo Vásquez Colmenares su dirigente. El origen de la inconformidad que buscó su manifestación este 15 de febrero puede estar en este atípico tratamiento en la relación IEEPO-magisterio. Los funcionarios del sector y su cauda de asesores-aviadores, deben leer al menos esas historias para no seguir repitiendo errores, o acaso sería menester que pagaran sus errores renunciando, aunque de hacerlo hoy dejarían mal parado a su jefe el gobernador del estado.