Con la novedad que hay daños más graves en el ayuntamiento de Huatulco que el escándalo de las minifaldas. Desde la oficina de recursos humanos, la misma que emitió el oficio contra minifaldas y escotes que ha dado la vuelta al mundo, fueron despedidas sin mediar explicación dos empleadas embarazadas: Elizabeth Zehín, auxiliar de la oficina de bienes patrimoniales; y Cecilia Zurita Ramos, secretaria del DIF. Son más de 40 mujeres las despedidas por el actual “ayuntamiento del Cambio”, corridas de distintas áreas, tesorería, presidencia, etc. Hay, evidentemente, una cruzada contra las mujeres en el ayuntamiento de Huatulco.
Cruzada misógina que alcanzó su clímax con el oficio LEHH/0078/2001 con asunto “Código de vestimenta”. Mismo que fue redactado este 2 de marzo y donde se lee fue enviada copia al presidente municipal, al síndico, al regidor de hacienda y al tesorero. Seis días antes del escándalo.
El hoy famosísimo novel Torquemada, presidente municipal de Santa María Huatulco Lorenzo (“Lencho”) Lavariega Arista, nació en Piedra de Moros, Santa María Huatulco. De origen humilde alcanzó a realizar pocos estudios, hay quienes afirman que no concluyó la primaria.
Infancia difícil, como el de la mayoría de los niños del Oaxaca marginado. Como muchos costeños, Lencho fue lanchero muchos años, pero la fortuna lo favoreció, y hoy es exitoso empresario proveedor de carnes refrigeradas y dueño de una embotelladora de agua que actualmente se encuentra en franco crecimiento pues no se da abasto para surtir la inusitada demanda de botellas de plástico por parte del ayuntamiento de Santa María Huatulco que dirige el mismo dueño de la embotelladora, Lencho Lavariega.
No pocos se rascan la cabeza tratando de entender por qué Lencho, un supuesto personaje de izquierda actúa como de derecha cual ultraconservador moralista, postulado por el PRD dentro de la Coalición partidista que el 4 de julio ganará más de 60 municipios junto con el PAN, PT y Convergencia.
En el número reciente de la revista Letras Libres, Gabriel Zaid escribe sobre la vieja visión de considerar de avanzada todo lo que sonara a posición política de izquierda, y reaccionaria todo lo que se ubicara en la posición de derecha. Discute y rechaza el autor esa vieja suposición. Para entender lo que pasa hoy en Huatulco hay que saber que Lencho renunció al PRI en la pasada contienda electoral, cuando vio la oportunidad de ganar con la oposición y ante la traición de Jorge Sánchez al movimiento popular que proyectó y que abandonó al no dejar su alta posición en el gobierno de Ulises y en el PRI. Sin embargo, Sánchez junto con Alfonso Carrasco, ex ediles de Huatulco ambos, trabajaron para hacer ganar a Lencho.
Aunque ahora corre la versión que Lencho pagó 10 millones de pesos por dicha candidatura, lo cual podría explicar que éste hiciera a un lado a ambos personajes y se haya puesto en manos de Anselmo López Villalobos, un personaje ex priista y hoy panista de Salina Cruz, donde fue regidor en la pasada administración, quien asesora en todo al edil Lavariega. Incluso, Anselmo lo ha copado con una oficina adjunta a la de la presidencia municipal que autoriza a quién recibe el bisoño edil. Con esto cierra la pinza establecida con el también cuestionado ex lanchero hoy exitoso empresario con catamaranes para paseos de turistas Darío Pacheco, secretario municipal, compadre de Lencho.
A menos de tres meses de gobiernos municipales, las cuentas de algunos ayuntamientos de Oaxaca son más que desalentadoras: Santa Lucía del Camino (coalición), donde prosigue el mal gobierno; Pinotepa Nacional (PRI) donde reina un militar; San Pedro Mixtepec (PRI), donde el edil promueve la violencia, entre otros. La muestra de Huatulco es la peor: regidores que para someterse a un irrefrenable presidente aceptaron 40 mil pesos de sueldo y 20 mil a comprobar mensualmente; y Fernando Franco, el candidato priista perdedor, hoy regidor de panteones, de manera insólita propuso y así quedó que el presidente ganara lo doble.
Junto a la misoginia destaca acá el nepotismo: el tesorero municipal es sobrino del presidente, Carlos Lavariega Gabriel; su hermano, Fernando Lavariega Arista, asesor del DIF y por estos días se encuentra en franca búsqueda por imponerlo como director del COBAO en esa municipalidad.
El agente municipal de Santa Cruz Huatulco, César Lavariega, es primo hermano de Lencho, y su tío Jorge Lavariega es director de seguridad pública; el regidor de hacienda es su compadre, Serafín Juan, así como el secretario municipal, entre otros parientes. De pronto parecemos estar en la antigua formación tribal, donde todas las relaciones eran entre familiares y se consideraba a la mujer un ser inferior.
En cuanto al erario ya empiezan los problemas. Las compras millonarias es a los amigos como dos camionetas para patrullas y una de mejor calado para el presidente municipal a la cocesionaria Toyota propiedad de José Zorrilla, amigo de Lencho. Las dos primeras costaron 260 mil pesos cada una y 620 mil la tercera. Mismas que están siendo acondicionadas en el sector naval. No se vio que realizaran licitación pública.
Pero un dato que revela la esencia de este régimen familiar lo hallamos en la entrevista radiofónica de Lorenzo Lavariega con Patricia Briseño, cuando ella le preguntó: “Entonces, presidente, ¿ese oficio que prohíbe minifaldas y escotes es apócrifo?” (Apócrifo alude a algo falso). Pero el edil respondió a la periodista: “No, no, es totalmente falso”.