A cien días del llamado gobierno del cambio en Oaxaca aún no se vislumbra la construcción de las bases del nuevo poder que habría de “mandar obedeciendo”, como fantaseó el subcomandante Marcos y retomó en su toma de posesión Gabino Cué Monteagudo. Peor aún, estamos en vísperas de amanecer con otro retroceso más, que agudice el que ya se dio en el Congreso del estado hace apenas unos días: la plena partidización del Instituto Estatal Electoral de Oaxaca (IEE).
No es admisible que un gobierno de transición hacia la democracia deje de ser el conductor de las política públicas rumbo a dicho objetivo, no por el prurito de ser estigmatizado como irrespetuoso de otro poder, del legislativo, ha de dejar sin atención a sus aliados y ex coaligados en esa legislatura. No hay presencia del gobierno ni quien cabildee explicando las ventajas sociales de sus propuestas democratizadoras, como sería de esperarse. La posibilidad de ciudadanizar de verdad el IEE está zozobrando. Las fracciones parlamentarias acordaron integrarlo por cuotas partidarias,
Así, con toda facilidad las fracciones parlamentarias mayoritarias, con sus representantes habituados a las negociaciones que les reditúan ventajas facciosas o personales, han establecido acuerdos precisamente para esa misma dinámica que es tradición en ellos. Se está repartiendo las posiciones dentro del Consejo General del IEE entre dichos partido. Tal como lo hicieron ya con el Tribunal Estatal Electoral, donde cada fracción mayoritaria (PRI, PAN y PRD) designó a su magistrado. Fue cuando ante la inconformidad de los partidos pequeños, como Convergencia, el diputado panista Luis de Guadalupe expresó una sentencia para la posteridad: “La pluralidad no alcanza para todos”.
Bajo esa verdad de a kilo del también notario público panista y excelente aliado subordinado de José Murat, Luis de Guadalupe, los partidos grandes se aprestan a repartirse las posiciones de Consejeros electorales. Por supuesto, el que tiene mayor número de diputados, el PRI, ha negociado, hasta ahora, quedarse con la mejor posición, o sea poner al consejero presidente del Consejo General del IEE.
No ha sido, sin embargo, mesurada la pretensión del PRI pues en vez de buscar a un prospecto sin demasiada mácula, ha hecho ostentación con su propuesta de escándalo nada menos que con Othoniel Peña Montor. Ulisista y actual director general del IEE, Peña Montor entraría como cuota de la fracción priista, que es la mayoritaria en el Congreso, en sustitución de su jefe y cómplice José Luis Echeverría Morales.
Va el PRI en esta intentona con el apoyo de la fracción panista, que también se postula con Othoniel. El candidato del PRIAN, Peña Montor ha sido acusado de ser el operador de los fraudes millonarios con la contratación sin licitaciones de los servicios utilizados por el IEE en el pasado proceso electoral, sobre todo de contratar a un poco prestigiado despacho para operar el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).
Por otro lado, representantes del gobierno, con Benjamín Robles Montoya, proponen sin fuerza como su prospecto al mismo cargo a Jorge Carlos García Revilla, personaje en similares condiciones que Othoniel, hoy con problemas con señalamientos de malos manejos de recursos en el puesto que dejó recientemente como Vocal Ejecutivo de la Junta Local del IFE en Oaxaca. El mismo encargado que quedó en su lugar ha declarado que Revilla oculta información al respecto.
Es para preocupar este oscuro panorama que cortaría de tajo las esperanzas de los oaxaqueños hacia la transición democrática del estado. Discursos y demagogia aparte, este hecho, de darse como se vislumbra, habrá de cerrar también la posibilidad de seguir manejando ese bonito discurso. El pueblo que votó por la transición democrática habría sido defraudado.
Es preocupante también que el llamado gobierno del cambio renuncie a sus posibilidades de conducir la vida política de la entidad hacia derroteros de cambio, de democratización. También que las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) guarden silencio en su mayoría. Las aguerridas onegeneras que en cada proceso electoral se organizan en frentes de defensa de sus derechos y equidad, ahora nada dicen. Incrustadas en posiciones oficiales, copada en el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), en una alarde de absurdo contrasentido de su razón de ser: ONG alude exactamente a todo lo contrario de participar en el gobierno: Organización No gubernamental.
El miércoles de la semana próxima se habrá de definir la suerte de este Instituto Electoral, clave para la vida democrática de Oaxaca, y con ello se definirá de una vez por todas la naturaleza del nuevo gobierno. Si queda un personaje de la reputación de los acá mencionados, será patético y desalentador.
Ante los reclamos de algunos sectores de la sociedad la Legislatura accedió a recibir propuestas ciudadanas hasta este lunes próximo, ojalá no sea sólo un garlito para salir al paso y finalmente sin considerar la demanda de la sociedad terminen por imponer sus intereses de facción, de partido y hasta personales. Estas propuestas son más importantes que las de los partidos, abrirían la participación de los ciudadanos, en lo que todos los políticos se apoyan en sus discursos que siempre dicen pensar en el bien de Oaxaca.
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