Fue un momento duro, trago amargo para todos los aún Consejeros electorales cuando en una de las sesiones del pasado proceso electoral el norteño diputado panista Javier Corral los conminó a decir algo ante su silencio evidentemente cómplice al cuestionarse el notorio tráfico de influencias y la ilegal contratación de servicios, impresión de papelería electoral, empresa encargada del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y demás gastos millonarios del IEE en manos de funcionarios encabezados por Othoniel Peña Montor: “Digan algo señores consejeros —les dijo Corral—, se están tratando asuntos de trascendencia para la historia de su estado. Quiero oir su voz por lo menos una vez.”
Quizá en momentos como ese alguno quisieran devolver todos los privilegios y canonjías obtenidas, de haber sido así. Sólo dos tomaron la palabra, uno para decir vaguedades y otro, más memorable, Ariel Orlando Morales Reyes, para reafirmar su posición servil. Dijo que el representante de Convergencia cuestionaba a las empresas contratadas ahora, en la misma tesitura que lo hizo hace seis años el también convergente Alberto Esteva quien traía una empresa con la cual quería hacer negocios al recomendarla al Instituto Electoral de Oaxaca.
Ariel Orlando, por cierto, entró hace más de 10 años como propuesta del PRD y hoy en ese afán ilimitado pretende dejar a su esposa en su lugar, como consejera electoral. ¿Qué dirán?: “O sigues tú o voy yo, pero ese dinerito no sale de esta casa”.
En ese mismo proceso el representante del PAN, tuvo que ser retirado de ese Consejo Estatal Electoral en esas horas definitivas para que Corral y otro panista de fuera pudieran defender los intereses de su partido y su candidato. Lo mismo pasó con el PRD donde entró el veterano Graco Ramírez.
Entonces, ¿tiene caso que los partidos designen a los consejeros electorales, cuando se ha visto en los hechos y llegado el momento definitivo, éstos no responden a sus partidos sino a quien logra someterlos? El año pasado se vio con claridad, sometidos al gobernador del estado. La joya de estas miserias la expuso en cadena nacional el más oscuro Consejero Presidente del IEE, José Luis Echeverría Morales, al pedir al aire al gobernador no se olvidara de su famoso “pendientito”.
Ellos, los jefes de los partidos sin duda lo saben, ¿pero cuál será la lógica? No les importa, en esta vigente dinámica donde predomina el patrimonialismo político, colocan a sus parientes y amigos para asegurar que éstos tendrán ganancias no obstante dejen de ser útiles a su partido. Negocios son negocios.
En esta semana Oaxaca vivirá (¿O sufrirá?) la designación (¿Imposición?) de un nuevo Consejo Electoral. Después del sonado madruguete de la semana pasado donde asentaron abiertamente que éstos serían designados por cuotas de los partidos políticos, se detuvieron un poco, y cuando se esperaba que respondieran a las críticas de la opinión pública y la ciudadanía, que exigen ciudadanizar ahora sí ese órgano, los diputados simularon cambios y sólo dieron tiempo para sus negociaciones partidarias con el gobierno.
El parto de estos montes de nuevo se ilustra con el nacimiento de un ratón, del mismo ratón de la semana pasada. Será igual, los candidatos a consejeros tendrán que ser propuestos por los partidos políticos. Ese será el camino incluso de los mejores candidatos con capacidades y trayectoria, como el candidato a doctor en sociología, Víctor Leonel Juan Martínez y el maestro Alberto Alonso Criollo, de los que han trascendido, por el apoyo de organizaciones civiles y no gubernamentales, así como de académicos y comunicadores.
Sin embargo, aún queda esperar que nuestros diputados al menos accedan a airear ese corrompido y desacreditado IEE, donde, se ha exhibido, las maniobras y reconocimiento de elecciones están a la venta (sobre todo en Usos y Costumbres).
Un Consejo Electoral realmente ciudadanizado sería más útil, incluso a los mismos partidos políticos, pues personas sin compromisos político o partidarios y con mayor probidad podrían ofrecer una imparcialidad que en momentos claves, como los mencionados, les sirvieran más que quienes se dejan fácil seducir y no les importa votar en contra y hasta denostar hasta a quien los puso allí.