“A finales de los años ochenta, nace en Juchitán, Oaxaca, el Foro Ecológico Juchiteco, sueño concebido por una generación de jóvenes, dirigidos por Julio Bustillo Cacho, como la edificación de la nueva utopía zapoteca: formar en los niños, jóvenes y en la sociedad, la conciencia ecológica de "Volver los ojos a nuestra casa". Amar y preservar nuestro río y la madre naturaleza por medio de acciones conjuntas para reivindicar la herencia de sus ancestros con sabiduría, valor y dignidad”.
Eso se lee en la página web de dicho Foro, con lo cual constatamos que de nuevo estamos ante otra de las grandes simulaciones políticas oaxaqueñas, con declaraciones de todo corazón que busca persuadir con sensiblería lo que en la realidad es diferente, y hasta en ocasiones, como en este caso, todo lo contrario de lo que se anuncia.
Si actualmente criticamos el contrasentido de los miembros de las ONG que poseen cargos en el gobierno del estado (en el IMO y en la secretaría bonsai: Secretaría de Asuntos Indígenas, por ejemplo), el Foro Ecológico, fundado por el miembro de una familia del viejo priismo dinosáurico del siglo pasado, con Mario Bustillos Villalobos al frente, no tuvo empacho en aceptar cada trienio la regiduría de ecología del ayuntamiento juchiteco, fue un tiempo su regiduría “natural”. Hoy otro miembro de la familia ocupa de nuevo la regiduría, después de un tiempo en que esta dinámica se detuvo.
Este contrasentido que ya hemos criticado en otras ocasiones es muy claro: no puede ser ONG y gobierno al mismo tiempo, Organización No Gubernamental indica eso, estar fuera del gobierno. Aunque dicho Foro no dejaba de ser útil, sobre todo para quienes genuinamente aspiraban a rescatar o detener el deterioro del entorno ecológico de su pueblo Juchitán, hoy en el peor estado pues lo único que se incrementa es la demagogia.
En el 2007 el Foro Ecológico combatió la actitud del entonces presidente municipal perredista de Juchitán, Alberto Reyna Figueroa quien construyó un terraplén a escaso metros del auditorio del Foro en el rio; hoy que Daniel Gurrión, edil priista, les paga su festivalito y les da regiduría nada dicen ante la actitud prepotente de éste quien sin consultar al cabildo ni a nadie construyó toda una carretera y estacionamiento en ese bordo del rio para beneficio de su iglesia adventista de la cual es pastor, iglesia también indebidamente construida en parte del lecho del Rio de los Perros.
Toda esta impostura se mostró con desenfado en el Festival del Río (bonito nombre hasta eso) este lunes 23 cuyo escandaloso fracaso pasará mucho tiempo en que se olvide. Este que fue el anunciado como 21 Festival del Rio en 20 años del Foro Ecológico fue reducido a un programa provinciano.
Sólo en los aspectos técnicos fue muy desagradable, con fallas imperdonables en el sonido lo que fue una falta absoluta de respeto a los músicos asistentes que no cobran por su actuación. No obstante ser locales eso no debiera impedir la atención a este punto esencial. Un micrófono inalámbrico que no sirvió, el escenario tan lleno de cables que la cantante Natalia Toledo no podía realizar su trabajo “pero no importa —dijo condescendiente o resignada—, estamos en familia”.
Cual si estuviéramos en un homenaje escolar les dio por presentar a niños músicos y alumnos de las escuelas: Tocó el turno a los alumnos del Cecyteo, que no podían empezar por el pésimo sonido. Además de exhibir éstos la desinformación de sus maestros al anunciar al más puro estilo de programa escolar que tocarían como primer número La Martiniana de la autoría de Andrés Henestrosa (que no es así porque éste es reconocido por plagiar ésta y otras), como siguiente número Didxazá (Zapoteco) “del autor Martín Chacón”, lo cual no es así. Martín le puso música a ese poema de Gabriel López Chiñas (nada qué ver con el dirigente de la Sección 22, aunque fuera su pariente)
El ayuntamiento pagó un equipo de sonido local discotequero ineficiente, pero eso si llevaron una pantalla de video, ¿para qué si el lugar es pequeño? Los presentadores sin tablas, bisoños. Todo sucio, el Rio de los Perros más apestoso que nunca. Sin ningún recipiente para colocar la basura que al día siguiente se vio como tapizó la sede del evento ecologista. Nunca los conductores hicieron un llamado a la limpieza, a no tirar basura, así como tampoco algo que motivara sobre la supuesta razón de ser del Foro: Salvaguardar el entorno ecológico.
Fue notorio que, diferente a años anteriores, ahora no hubo atención a la sede del Festival al lado del río. Las escalinatas de tierra desaparecieron y no las repararon, con el consiguiente peligro sobre todo para las personas adultas que acudieron. El evento inició más de una hora tarde. Desangelado, con escaso público.
El mejor músico, Jose Hinojosa, también sufrió en este festival, también le tocó el ruido del desastroso sistema de sonido. Terrible para un músico profesional. Bien por la presentación de los mejores músicos locales y regionales, algunos a quienes uno admira, pero un festival que un tiempo pudo colocarse entre los de renombre nacional no puede reducirse a lo localista, incluso al parecer fue concebido para atraer a músico de otras latitudes, destacadamente de la isla de Cuba.
Un evento anual con pretensiones de gran festival para ofrecer lo mismo que se escucha todo el tiempo en el pueblo, la Sandunga y la Petrona, así como a coros escolares, es decepcionante. Está bien la presencia de lo autóctono pero no debiera prescindirse de los demás, del intercambio musical que enriquece la cultura de la gente. La estratagema publicitaria fue “Volver a lo nuestro”.
El Foro Ecológico Juchiteco no logró en sus dos décadas de existencia crear conciencia ecológica para la preservación de los ecosistemas regionales, hasta en las inmediaciones de la sede del Foro la basura es reina. Las familias continúan tirando su basura al rio, más contaminado que nunca. El Foro perdió los recursos internacionales de la Fundación alemana Heinrich Boll, que apoya proyectos ecológicos. Les fue más cómodo pedir a papá gobierno. Murat les construyó un edificio grande. En suma, otro proyecto oaxaqueño malogrado.
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