Por fin se levantó el plantón magisterial 2011, el típico plantón de cada año de la sección 22. Décadas de tradición con esta movilización han instituido en Oaxaca los trabajadores de la educación. Como siempre arrancaron grandes cantidades de dinero al sector oficial, quien pagó con dinero público lo que llamó respuesta histórica a las demandas del magisterio.
Parecería acá también que como enseña la mercadotecnia: en busca del éxito todo lo que se puede comprar con dinero es barato. El gobierno del estado pareció decir: Acá tienen el dinero, pero el poder es mío. Ello porque no escatimó lo primero, como siempre generosos con el dinero del pueblo, pero no entregó ninguna cabeza de los tres funcionarios cuestionados por el magisterio: Bernardo Vásquez Colmenares, Antonia Irma Piñeyro Arias y Marco Tulio López Escamilla, director del IEEPO, Secretaria General de Gobierno y Secretario de Seguridad Pública, respectivamente.
Los dos primeros evidentemente vinculados a Elba Esther Gordillo, la líder moral vitalicia del SNTE y enemiga de la Sección 22. Además de ello, o por ello, ambos sin posibilidades de realizar el trabajo que por su cargo deberían sacar adelante, sin que los grupos políticos importantes, como el magisterio, los acepten como interlocutores. De ahí que las negociaciones previas al plantón 2011 hayan arrancado endebles desde el principio. No podía ser de otra manera con funcionarios igualmente endebles en sendos cargos, vitales para la gobernabilidad de Oaxaca.
Sin embargo, es difícil decir que hubo un ganador en este conflicto. El magisterio recibió la más dura vapuleada en su historia por parte de la opinión pública, medios regionales, estatales y nacionales hicieron eco de una ciudadanía harta de ellos y sus inacabables paros y bloqueos. Nunca como ahora el desprestigio del magisterio fue tanto, de tal manera que formar parte de este gremio es casi un estigma. Ricardo Alemán, columnista del diario Excelsior de la ciudad de México, los llamó “El cartel de la Sección 22”, comparándolos a la delincuencia organizada.
En su respuesta a los medios de comunicación, “visitando” estaciones de radio y periódicos, los docentes no hicieron más que acentuar el rechazo ciudadano, a diferencia de 2006 (con su contexto histórico radicalmente diferente), ahora como la botellita de Jerez todo lo que hacían les era contraproducente.
No por menos la base magisterial asentó un duro revés a sus líderes y dirigentes al imponer la mayoría de votos a la opción de regresar a clases. También está cansada, afectada moralmente, tanto por el rechazo de sus conciudadanos como por la truculencia de sus máximos dirigentes. El abucheo a Santiago Chepi en el postrer mitin este viernes pasado, no nos deja mentir. O menos que le dices es vendido y gobiernista.
Por todo ello es que la Sección 22 se retiró prácticamente derrotada, como pocas veces. Incluso en el 2006 si bien no logró ver rodar la cabeza de Ulises Ruiz (aunque sí le impidió gobernar medio año), logró la mejor negociación de su historia: obtuvo entonces recursos por un monto superior a los mil 600 millones de pesos (casi lo mismo que hoy), más el pago de los días de paro que les habían retenido, además de millonarios recursos para resarcir sus daños patrimoniales (25 millones de pesos), sobre todo lograron iniciar el proceso de rezonificación para ubicar sus salarios dentro de la llamada zona de vida cara, lo que fue su más ambiciosa demanda por décadas.
Lograron también entonces la base para más de medio millar de trabajadores, que por tres lustros habían cobrado bajo el régimen de honorarios; pidieron 6 mil horas académicas y les concedieron 4 mil horas más, para sumar 10 mil horas; les aprobaron 500 plazas nuevas; un incremento de 6 millones de pesos, al fondo de préstamos personales, que pasó a ser de 17 millones.
Otros logros de 2006, con lo cual Enrique Rueda, en consonancia con una lucha magisterial estrictamente de vocación economicista (aunque de paso le hayan llenado la bolsa), negoció junto con sus demás dirigentes el regreso a clases, fueron: aumento de 4 millones de pesos el fondo para vivienda y les dieron 100 por ciento a su Centro Sindical de Estudios Educativos (CEDES XXII), al tiempo de que para el programa de casas del maestro recibieron un millón de pesos adicionales a otro que les habían comprometido en 2005. La autoridad estatal les aportó 155 millones de pesos para mejorar escuelas y nivelar los salarios.
La derrota de la Sección 22 en esta ocasión fue evidente, en tanto se retiró sin el punto de las renuncias de funcionarios atendido, además de no haber conjurado para Oaxaca el Acuerdo por la Calidad Educativa (ACE) e implantar sus propuestas locales alternativas, ni la desaparición de la Sección 59 (muestra de su oscurantismo), a lo que sólo obtuvieron la promesa de revisar módulos y escuelas. Tampoco que se inicie un proceso contra el ex gobernador Ulises Ruiz, Jorge Franco y Lizbeth Caña, a quienes acusan de delitos contra participantes del movimiento social de 2006. Tampoco se aclara el destino de sus desaparecidos. Es decir, sus demandas más sentidas sin atención. Sólo dinero.
Sin embargo, tampoco ganó del todo el gobierno del estado, aunque no perdió todo lo que parecía inminente ante el poderío de la 22. En el ámbito nacional fue clara la debilidad del gobierno ante ese gremio, la excesiva tolerancia y hasta temor al mismo, así como la incapacidad para impedir que sus supuestos aliados electorales, los maestros, estallaran su movimiento. Mismo que a excepción de 2006, por extraordinario, éste de 2011 ha sido uno de los más fuertes de los últimos años. Movilizó a todo el magisterio que se apoderó de más cuadras y calles céntricas, suspendiendo la vida comercial y turística de la ciudad.
Es vasto lo que se deriva de esta nueva etapa del viejo movimiento magisterial, sin embargo lo que no puede dejar de decirse es que quien perdió más fue el pueblo de Oaxaca, una vez más, pérdidas económicas y empresas afectadas, empleados y trabajadores, cocineros, meseros, boleros y gente que vive al día desesperados por su falta de ingresos. Ya se habla de resarcir a comerciantes organizados que se disputan esa posibilidad, sin embargo, poco se habla de los más importante, del daño al millón 300 mil alumnos.
Ese es el daño más grande que cancela de tajo el mejoramiento del futuro de Oaxaca. Nunca se reponen clases, y aunque se intentara, en término educativos los tiempos son irrecuperables. Ese es el daño que nunca se atiende, y es lo más trascendente. Sin una buena educación pública no hay cambio social posible, no hay futuro. Eso es lo que tenemos hoy más que antes. Y eso es imperdonable. Por eso el gobierno debe resolver de manera urgente este problema que ata a Oaxaca al pasado; resolver al costo que sea.