Si la columna vertebral de la Secretaría de Cultura de Oaxaca son las 45 casas de cultura diseminadas en todo el estado, ¿Por qué gastan grandes recursos en sueldos de funcionarios, y a una institución emblemática, tan combativa, tan trabajadora le dan una miseria? 7 mil pesos de subsidio estatal a la Casa de la Cultura de Juchitán es un insulto, sostiene su director Vidal Ramírez Pineda.
Con este dato contundente, sólo con este dato, toda la demagogia institucional del gobierno se viene abajo. La síntesis que hace Vidal revela la verdadera índole de gobierno y funcionarios: demagogia y pose. El rollo de que la columna vertebral de la entidad es la cultura no puede soportar esta crítica que, por cierto, llega de adentro mismo de la vida cultural de Oaxaca. Y la hace alguien que sabe bien de esto, que toda su vida ha sido promotor cultural, director estatal de Casas de Cultura y de varias de ellas, de hecho de las más importantes del estado: de Tuxtepec, Tehuantepec y Juchitán. Y dice más el director juchiteco:
“Es satisfactorio, escuchar los aplausos del público, es grato, además al enviar a sus hijos a esta Casa están contribuyendo al sostenimiento de la casa, pero el mensaje va más a las autoridades, porque son quienes tiene el compromiso y obligación de contribuir económicamente, porque esos 7 mil pesos que nos otorgan mensualmente, son una burla cuando Oaxaca pregona ser un estado eminentemente cultural.” También urge la mejor contribución de la nueva autoridad municipal, agrega, aunque esta algo apoya, no como los del trienio anterior que fue desastroso para el sector cultural de la municipalidad, afirma.
En una larga charla con Vidal que reproducimos en otro espacio con más amplitud, y desde esa solariega y emblemática Casa de Cultura de Juchitán, Lidxi Guendabianni en zapoteco, cuya traducción literal es “Casa de la luz” o “Casa de la inteligencia”, el contador público Ramírez Pineda narra las peripecias que vivió para lograr la cuasi reconstrucción del viejo inmueble que antes fuera sede el Instituto Tecnológico Regional del Istmo (ITRI), antes otra escuela y mucho antes parte del atrio de la iglesia del famoso San Vicente Ferrer, el patrono de Juchitán. ( ver revista En Marcha núm. 139 en circulación o http://revistaenmarcha.com.mx/miscelanea/cultura/799.html).
Fundada en 1972, año de Juárez, a instancias del pintor juchiteco Francisco Toledo, así como de un grupo de distinguidos juchitecos, esta Casa es la segunda más antigua de la entidad, sólo unos meses después de la fundación de la Casa de Cultura de Oaxaca en el ex Convento de los Siete Príncipes. En 2009 que también nos entrevistamos con Vidal en ese espacio la realidad era otra: una casa sin mantenimiento, prácticamente en ruinas. Era triste.
Poco después vimos como un gigantesco operativo de reconstrucción se apoderó de ese inmueble a finales de ese mismo año. Las gestiones habían fructificado. Ramírez Pineda narró la clave. Confrontó a juchitecos encumbrados en importantes puestos en el gobierno del estado del sexenio anterior y, entre otras cosas, los conminó: “Si no hacen ahora nada por Juchitán, mañana cuando sean nadie ni nos busquen, ni nos hablen…”
En torno a esta renovación Vidal sostiene: “Esta obra es el plus que se le dio a esta institución, esta rehabilitación que vino a dignificar el recinto, ahora con algunos detalles modernistas y funcionales. Obra de buen gusto, ha sido del agrado de propios y visitantes que revitaliza la infraestructura pero también estimula el trabajo artístico, cultural y educativo. El trabajo de difusión, promoción, de fortalecimiento de la cultura, no solo de nuestra región sino de la cultura nacional y mundial.
“Estamos próximos a celebrar los 40 años de la fundación de nuestra Casa de Cultura, el 22 de marzo de 2012 —agrega Vidal—, todo esto gracias a la gestión de francisco Toledo y un grupo de juchitecos y juchitecas que encabezaron este movimiento fundacional en 1972. Estamos en pláticas con el secretario de Cultura del gobierno del estado para conjuntar esfuerzos y realizar un magno evento en el marco del Festival Cultural del Istmo que se organiza año tras año, así como la feria del libro que realiza el gobierno municipal.”
Empero ese mismo secretario de Cultura, Andrés Webster Henestrosa, es el mismo que tiene con exiguos 7 mil pesos a esa importante Casa de Cultura de Juchitán. El mismo que ordenó el desmantelamiento de la Biblioteca Central de Oaxaca y prefiere gastar millones en alta burocracia y destinar esa miseria a las instituciones de cultura en las regiones de la entidad. No podía estar alguien con peor visión en tan sensible lugar.
Webster Henestrosa es conspicuo secretario de los más notoriamente reciclados y en el mismo cargo que tuvo en el infausto sexenio anterior de Ulises Ruiz, ahora bajo la protección de Alfredo Harp Helú, quien enjundioso dedica su tiempo a atraer para sí archivos, bibliotecas, edificios y todo eso que constituye patrimonio cultural de Oaxaca, y que hoy se deja en manos de un particular. Este último tema, además que inquietante, es de urgente atención.
Notas al margen: Hablando de reciclados, destaca en la actual administración del “cambio”, uno de los más cuestionados de los gobiernos de Murat y Ulises: Benjamín Rojas Bolaños, quien fue corrido del PRI en 2007 acusado de malos manejos como Secretario del Programa de Acción y Gestión. Antes, cerca estuvo de ser inhabilitado por sus irregularidades como director de Programas Especiales en la época de Diódoro Carrasco. Con el iraquí Murat, Rojas fue subdirector de Pensiones, cargo desde donde fundó ostentosamente la Constructora “Del Carmen”.
Benjamín figura en el gabinete del “Cambio” como director de Control y Gestión Pública, es recomendado de Jorge Franco Vargas, otro testimonio de la omnipresencia del autor del conflicto de 2006. Uno de los últimos golpes de Rojas fue el despojo que hizo a un ex chofer suyo a quien con engaños consiguió que le prestara todos sus ahorros, 160 mil pesos que nunca devolvió al humilde burócrata. Los documentos probatorios obran en nuestro poder.