Hace tres años Joel Castillo no sentía nostalgia por el poder que dejaba como dirigente del sindicato de burócratas del gobierno del estado. Afirmaba entonces que su gallo ganaría en una proporción de dos a uno. Casi acertó en sus vaticinios, logró colocar al frente de su sindicato a un tal Bustamante, tan gris que nadie recuerda su nombre, títere sin pudor de Joel, marioneta sin pena ni gloria. Pelele.
Joel confiaba plenamente en dejar un sucesor con esas terribles características. El hoy regidor priista en el ayuntamiento de Oaxaca Joel Castillo nos dijo entonces que dedicó tres años de su vida “por amor al arte” a dirigir su sindicato. Que le comprueben, dijo, las acusaciones de ser un corrupto, que le comprueben, retó, que tiene varias camionetas y autos, así como sus continuos viajes de placer. Que le comprueben que su esposa lucía una camioneta Honda de lujo, y que él mismo traía tres camionetas. Que le comprueben, retaba, que desde que asumió la dirigencia sindical su vida y la de sus familias cambiaron de tajo, elevaron su estatus notoriamente. Ese mismo día de su toma de posesión, por ejemplo, cambió todo el mobiliario de su residencia por otro de gran elegancia. También logró enviar y sostener en Estados Unidos a una hija suya de su primer matrimonio. Y por esos días daba los últimos toques a otra residencia. Sin embargo sostenía con enjundia que estaba dedicado al sindicato sólo por “amor al arte”.
A ver quien se cree su amor al arte, un sentimiento que en los políticos últimamente están empeñados en abaratar al incorporarlo a sus demagogias: como la República amorosa del “Peje” y el amor por México de Josefina Vásquez Mota, así como las historias de corazón de Peña Nieto y su Gaviota.
Qué tanto amor debe sentir Joel que puso a un prestanombres al frente del sindicato y continuó dirigiendo éste y haciendo sus negocios de siempre. Tanto amor que hoy se apresta a dejar un nuevo pelele con su planilla Rosa. Esa es su planilla casi oficialmente, pero ducho como es no paró mientes en habilitar otras tres planilla, como dirían los yucatecos, “por si no llega la una chico llega la otra.”
Tiene Joel plan b y plan c, y los que sean necesarios enamorado como está de las cuotas sindicales que se calculan en 7 millones mensuales y de los cuales desde hace seis años, cuando dirigió formalmente ese gremio y hasta el día de hoy jamás han entregado cuentas, tampoco han realizado una sólo asamblea sindical, ni una sola.
Las irregularidades, las ilegalidades y los abusos son el sello distintito de Joel y sus peleles. Pero enamorado del dinero se apresta a verle la cara de nuevo a los burócratas que tal parece les gusta que se las vean.
Las planillas de Joel Castillo son: la oficial Rosa, la Azul, la Naranja y la Café. Queda la Oro que nadie quiere darle posiciones a cambio de sus 30 seguidores; la Verde de Oliverio Neri y la Blanca. Esta Blanca que es la que tiene reales posibilidades de disputar a Joel y los suyos el poder sindical, capitaliza desde su inscripción el voto útil pues para registrarse para la contienda pedían un mínimo de 300 sobres de pago de empleados, ellos presentaron 800. Sobre todo si, como se espera, Joel decide unificar sus cuatro planillas o a un par de ellas o realizar maniobras sucias como denuncian ya los contendientes, las víctimas o clientes del enriquecido y millonario Joel Castillo.
Los burócratas comentan que esta planilla blanca cuyos candidatos son auténticas caras nuevas, no los mañosos de siempre, no manejan bien el discurso ni hacen buenas piezas oratorias, los otros saben hablar bonito pero saben transar más chulito. Hacen bien en desconfiar de los demagogos encantadores de serpientes, cuyo negocio sucio es engañar así a la gente.