Crónicas de la ínsula
Mayo magisterial
Cuauhtémoc Blas
La educación estuvo en sus inicios en manos de los dueños de las religiones, no sólo porque éstos tenían todo el poder, político y económico, sino por el carácter casi sagrado de la actividad, de la enseñanza y el poder enorme que suponía el diseño de las conciencias.
En la medida que el conocimiento humano creció y se hizo más sofisticado, se hizo ciencia, los nuevos sabios, intelectuales, científicos se fueron separando de la iglesia, de tal manera que, por ejemplo, en México de la Real y Pontificia Universidad de América que fue la cuna de la hoy UNAM, ésta se separó para ser la Universidad Nacional de México, aunque con proyección continental como hasta ahora, al menos del Río Bravo hacia abajo.
Es mucho lo que se puede criticar del magisterio hoy, a la luz de los evidentes e innegables pésimos resultados de 32 años de destrucción educativa en Oaxaca. Podrán decir y publicar lo que deseen pero los daros duros son implacables: Oaxaca en los últimos lugares de los indicadores educativos nacionales.
Hay fallas por todos lados: en la dirigencia sindical, en la compra, venta y herencia de plazas, en las escuelas normales gobernadas por los alumnos, en la suspensión frecuente de clases, etcétera, pero el mensaje que previamente prepararon hace más de 30 años fue despojar a la educación de la niñez de su aura cuasi sagrada, cual alta misión qué significa y que en los años posrevolucionarios con ese nombre se designaron programas importantes como misiones educativas y culturales.
Educar no es lo mismo que reparar un auto o hacer una casa. Por eso los maestros de antes y los de otros países conciben este trabajo como un apostolado, claro muchas veces usando este término sólo como referencia de la trascendencia civil de esa profesión. Y lo primero que hicieron los que iniciaron este movimiento fue despojar al trabajo educativo de esos altos conceptos, ni siquiera el concepto de maestros quisieran conservar, pues en la lógica economicista de tener como único objetivo pedir y pedir más dinero acuñaron sus nuevas siglas primero como Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), del que se distanciaron para fundar su propio negocio (¿A poco nomás Elba Esther?) la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Esto es, situarse al nivel de todos los trabajadores para hacer paros, huelgas y demás actividades en pos de mejores ingresos y salarios. La mayoría de los otros trabajadores al realizar estas protestas acaso retrasan un tiempo la culminación de una casa, pero los trabajadores de la educación afectan la vida del individuo, pues una semana, un mes, cinco meses en paro educativo nunca se podrá reponer. Ni aún repitiendo el año escolar que ni eso se ha hecho. Lo que significa que hay generaciones de oaxaqueños afectados de por vida.
Educar no es como cualquier otro trabajo, es arreglar el mundo, hacerlo habitable si no es posible apuntar hacia lo más alto que plantean filósofos como Nietzsche en su concepto de superhombre: de aquel que no necesita muletas (metafísicas) para caminar; de aquél que dejaría de lamentar su pasado para decir: esto pasó porque así decidí que pasará.
Pero los muros de lamentaciones y confesionarios proseguirán porque estuvimos y estamos muy lejos de ese tipo de maestros, ni siquiera cerca de quienes cumplan al menos con dar clase todos los días del calendario escolar. Formar a los seres desde la infancia es quizá de lo más delicado e importante, una misión de titanes. En tanto hoy por hoy sus contrarios hasta encumbrados dirigentes son. Para Ripley la dirigencia de la sección 22 declara que está en contra de las evaluaciones porque son algo impuesto, pues sí, imaginemos a un profesor que se autoevalúa para recibir o no su plaza de secundaria.
Mayo mes de fiestas, de alegría por las primeras lluvias, en Oaxaca se torna en buena parte de pesares por la conflictividad que a fortiori nos traen cada año los trabajadores de la educación, obligados por su patrón-sindicato y consentidos por el gobierno y su director del IEEPO, Bernardo Vásquez Colmenares, que no muestra aptitud alguna pero ahí sigue sin autoridad, sometido a los caprichos de la sección 22.
Notas al margen. Y este año también tendremos agitación en la UABJO con una sucesión de rector que se anuncia difícil, con problemas que pueden tenerla de nuevo con rector interino. En una elección que se plantea ahora como una pugna entre “nitos” y ajenos. Donde los primeros no atinan a unirse para evitar más conflictos, en tanto hasta por cuestión generacional y juventud hay quien podría esperar. Hay que evitar que la Universidad pública siga hacia atrás, pues si continúan implantando carreras como Antropología en vez de ingenierías forestales que tanto necesita el estado, por ejemplo, los recursos millonarios de la UABJO seguirán sin provecho para ayudar a solucionar los problemas de Oaxaca, que es su cometido.