Bruno Moreno
Un narco pesado tenía urgencia por eliminar un club de peloteros que se había robado su cargamento de droga. Presto toma el teléfono y marca.
— Buenas, ¿llamo a la agencia de sicarios?
— Amigo —le responden—, hemos quebrado y nos vamos de Oaxaca.
— Óigame no, ¿ahora quién ejecutará mis encargos?
— Llame a la Sección 22, esos acaban con todo.