Bruno Moreno
Alternancia y corrupción
Sabino Cuentos Monteaguado gobernador reprobado
creyó burlarse de todos pero se le atravesó la parca
casablanca en San Felipe y en Polanco, le reñía la flaca
hasta la orilla del mar te has robado desgraciado.
En playas de Zicatela extendió sus propiedades
dijo como Carlomagno señalando con hastío
todo lo que tus ojos ven y lo que no ven es mío
mentir y el erario saquear, de sus especialidades.
Antes de llevarlo al maldito infierno del diablo
la huesuda decidió hacerle una auditoría
es muy chafa —le dijo— lo que hace tu Contraloría
sorprendida de tanta transa se persignó en un retablo.
Como Sabino se divorció y ya no tenía familia
catrina le preguntó a quién tanto heredaría
lo del agua al agua dijo él, sin pizca de hipocresía
que corrupto tan sincero, gobernador de pacotilla.
Francamente disgustada la muerte tilica y flaca
luego de darle en su lomo fuetazos y pescozones
unció a su yunta al gachupín, al saqueador de Oaxaca
con Monteaguado adornó su galería de ratones.
Como una corta le dio, le permitió la pelona
que se llevara al averno su baño de dos millones
su helicóptero también y muchas bolsas con lana
resultó peor que el viejo PRI, simplemente hocicones.
Alternancia pa´ robar, con mentira tan chingona
gobierno del cambio ajá, sólo cambio de ladrones.
Centro de convenciones
Murió antes de nacer el Centro de Convenciones
a quién diablos se le ocurre en un hoyo abismal
construir un edificio y enterrar tantos millones
pero todo se trataba de un asunto fraternal
pagar favores y casas y a un hotel beneficiar.
Los hermanitos Zorrilla esa gentuza “de bien”
ya se frotaban las manos con ese gran regalazo
pero les cayó Toledo con Sergio Hernández del brazo
para salvar El Fortín, juntaron a más de cien.
Nadie fue a sus funerales no les dieron ni un réquiem
ahora lloran los mañosos, los malos de este cuento
mientras Quijote Toledo cabalga desfaciendo entuertos.
Martín Flor, muere sin poder
Ayer pasó por Tehuantepec, la muerta esa bandida
halló a Martín Vásquez Flor, llorando penas amargas
a su adefesio de hojalata le decía “xhunca esto no es vida”
pues sin poder para robar las horas se hacen muy largas.
Bien cargada iba la Catrina, pero un tanto compasiva
Lo recogió ahí mismo, de un sopapo lo quitó de sufrir
Vásquez dejó sus riquezas, hotel y casas mal habidas
culto según él acuñó otra tontería: “Vivir sin chingar es morir”.
El Camarón de Puerto Escondido
Camarón que se duerme se lo lleva la corriente
pero al edil de la Costa se lo llevó la tiznada
tan rápido que robaba que perdió hasta un diente
la huesuda más cabrona le tocó la retirada.
Antonio Aragón Roldán, se llamaba el interfecto
azote de las costeñas, con su bulto de billetes
“soy gordo y cabezón ¿quién chingaos es perfecto?
pero tengo los billetes pa´ corregir los defectos?”
Y se creía tan fregón que hasta a la prensa amenazaba
fuera de sí gritó al buena gente Casteleyro que rezaba
“Ya estuvo bueno chamaco, si no me dejas de publicar
juro por mi nuevo gran amor que te voy a liquidar”.
No me gusta como hablas, dijo la muerte al cabecilla
eres loca loca loca, Camarón mejor te callas la boca
y se lo llevó al infierno donde ahora llora y chilla
a Puerto ya nunca vuelves, ora ésta es la que te toca.
En San Pedro se quedaron 150 millones sin aclarar
mentira que había regidores buenos, peleaban por el botín
tesorero, David el de Turismo e Inving, hicieron un gran festín
se juntaron contra El Camarón, pero igual para robar.
Ya se fueron, ya murieron, por suerte Puerto descansa
luego de años y años de tanta maldita transa.
Rosa Nidia murió demente
Rosa Nidia Villalobos, se llamaba la chamaca
Su hermano César del Mar, un buen jale se encontraron
el ayuntamiento de Salina Cruz, ese Puerto de Oaxaca
lo saquearon, lo ensuciaron, de plano lo devastaron.
Siempre, cualquier presidente robó allí impunemente
del PAN, PRD, PRI o Coalición, son la misma porquería
pero Rosita y su familia saquearon como dementes
Por eso la vieja muerte, le dijo “ven ratera, a ti te quería”.
Etelberto, muere de rielera
Etelberto se murió, le dio una gran hidropesía
De tanta gula y riqueza le cayó la enfermedad
Saqueó sin freno el erario, todo fue hipocresía
Matías Romero festeja que terminó su maldad.
No hay obra , nada hermano, no se ven las construcciones
¿Donde diablos habrá metido esos más de 100 millones?
La huesuda que no se anda con rodeos ni chingaderas
se llevó al medicucho transa, vestidito de rielera.