Odiseo Ruz visitó la tierra de la mortal Sandunga (a eso la había reducido Belcebú Santos). El gobernador sabía de las tropelías del presidente religioso, y para congraciarse con el electorado en tan importante época realizó una magna reunión en el campo de beisbol.
—Apoyen a mi delfín —los arengó—, y les prometo otro río grande y un mercado bonito.
—No Odiseo —le gritó una tehuana grandota—. Mejor constrúyenos un parque, ¡porque ese pendejo de Belcebú el que teníamos ya lo hizo mercado!
—Apoyen a mi delfín —los arengó—, y les prometo otro río grande y un mercado bonito.
—No Odiseo —le gritó una tehuana grandota—. Mejor constrúyenos un parque, ¡porque ese pendejo de Belcebú el que teníamos ya lo hizo mercado!