Sucedió que después de algunos años aquel lugar cambió mucho, los políticos corruptos fueron encarcelados y despojados del dinero que le habían robado al pueblo. También perdieron sus mal habidas casas céntricas, de campo y frente al mar. Sus vehículos, camionetas y suburban, fueron donados a los municipios pobres. Los BMW y Mercedes, rifados en beneficio de los niños indígenas.
Belcebú Santos coincidió en salir de la cárcel con Burrecil y el famoso Iquerosaurio, después de varios años de cumplir los tres con su condena. Nadie, los fue a esperar al salir del “bote”, extrañaron la banda de música, las porras y vivas (aunque siempre pagadas), así como el olor de la flor de guiechachi al colgar de sus cuellos.
Con el poco dinero que les devolvieron al salir del reclusorio regional de Tehuantepec se pusieron a jugar a la rayita, y después de muchos intentos seguían tablas, nadie podía ganarle una moneda al otro. Se abrazaron contentos de conservar sus grandes capacidades de gandallas y juraron restaurar el mundo de corrupción política que habían perdido.
Pero mientras querían jugar y divertirse, y ya que no podían ganarse dinero entre sí, acordaron competir a ver quien tenía la cabeza más grande e inventaba mejores ocurrencias. A ver una de pepito, dijeron:
-Sale, exclamó el bruto de Belcebú, yo primero: pero como para eso de la memoria era más bruto no recordó ningún chiste y se declaró perdido con la boca abierta, después de un rato de grandes rezos y encomiendas, echando bendiciones al cielo.
Los otros dos antihéroes se pusieron felices pues por fin uno de ellos perdía un juego. El turno en orden alfabético era de Burrecil:
- Andaban jugando a las escondidas ¿no?, dijo Burrecil, cuando pepito gritó contento: uno, dos, tres por Ricky Martin que salió del clóset.
- Iquerosaurio le mató el gallo de inmediato: Uno, dos, tres por Paulette que estaba debajo de la cama.
Belcebú Santos coincidió en salir de la cárcel con Burrecil y el famoso Iquerosaurio, después de varios años de cumplir los tres con su condena. Nadie, los fue a esperar al salir del “bote”, extrañaron la banda de música, las porras y vivas (aunque siempre pagadas), así como el olor de la flor de guiechachi al colgar de sus cuellos.
Con el poco dinero que les devolvieron al salir del reclusorio regional de Tehuantepec se pusieron a jugar a la rayita, y después de muchos intentos seguían tablas, nadie podía ganarle una moneda al otro. Se abrazaron contentos de conservar sus grandes capacidades de gandallas y juraron restaurar el mundo de corrupción política que habían perdido.
Pero mientras querían jugar y divertirse, y ya que no podían ganarse dinero entre sí, acordaron competir a ver quien tenía la cabeza más grande e inventaba mejores ocurrencias. A ver una de pepito, dijeron:
-Sale, exclamó el bruto de Belcebú, yo primero: pero como para eso de la memoria era más bruto no recordó ningún chiste y se declaró perdido con la boca abierta, después de un rato de grandes rezos y encomiendas, echando bendiciones al cielo.
Los otros dos antihéroes se pusieron felices pues por fin uno de ellos perdía un juego. El turno en orden alfabético era de Burrecil:
- Andaban jugando a las escondidas ¿no?, dijo Burrecil, cuando pepito gritó contento: uno, dos, tres por Ricky Martin que salió del clóset.
- Iquerosaurio le mató el gallo de inmediato: Uno, dos, tres por Paulette que estaba debajo de la cama.