En una oficina de prensa del gobierno del estado, existe un fotógrafo que tiene un aliento tan terrible que es muy difícil hablar con él,
excepto si se tienen pulmones como los de los pescadores de perlas, para aguantar la respiración por largo tiempo.
Es tan malo su aliento que, en una Guelaguetza, cuando le tomó unas fotos a unas hermosas chicas de de Tehuantepec portando su colorido traje regional, al terminar la breve sesión, las flores bordadas se habían marchitado.
El sujeto, a quien le dicen “El Virus”, asegura que fue por una mala prótesis dental que le hizo el dentista Juan Frías (quien, por dedicarse a la política, había olvidado la técnica odontológica), por lo que entre el metal y la encía se filtraba el alimento con el consiguiente mal olor.
Un día, el fotógrafo le pidió a la diputada Sofía Ruz (pariente de Fidel Castro Ruz) que posara para su lente. La legisladora, quien venía de ser reconvenida por el gobernador Odiseo, de que moderara su lenguaje —es famosa por ser mal hablada—, ya que ponía mal a Oaxaca en la Cámara federal, al sentir el golpe del aliento del “Virus”, se agarró a un escritorio, y echando chispas le dijo al hombrecito:
—¡Óyeme tú, hijo de tu rep… —pero recordando a su jefe, le bajó de yemas—, reportera progenitora, ¿qué comiste huelguista?, que tienes un aliento de poca…
Apenado porque nadie le había hablado así, el fotógrafo, intentó excusarse:
—No lic, es por el puente… —repuso, pensando que la víctima de su halitosis, entendería que se refería a la prótesis dental. Lo que hizo revirar a la legisladora de Tehuantepec:
—Pues yo creo que algún cabrón se cag… labaceó bajo el puente, ¡porque huele de la chingada!