Cuando cayó la famosa por muy fea velaría del Auditorio Guelaguetza, cuentan que Netzahualcóyotl (pájaro de 400 transas) se escondió de nuevo en el clóset, luego trepó otra vez a su familia en avioneta oficial y salieron a Huatulco. Sin embargo, no le pareció suficiente y puso más tierra de por medio: voló al tianguis turístico de Vallarta y ya planeaba ir a Santiago de Chile cuando lo alcanzó la orden terminante del gobernador (qué raro) de que sin excusa ni pretexto se postrara ante él en la recuperada Casa de Gobierno que entre los dos le quitaron al gachupín Siara Vosquez (otro pájaro de cuentas).
Netza, entonces, aún con su moteada tanga playera convocó a sus colaboradores, asesores, auxiliares y demás rastreros que lo acompañan a todas partes y fue terminante:
— O me dicen cómo salgo de esta con Sabino Cuentos o los corro a todos, bola de ineptos que no me dijeron cómo hacer para que esa lona chafa aguantara todo el sexenio, aunque robáramos menos.
— Si patrón dijeron todos compugidos.
Un tal Rilque Lira fue más atrevido
— Ya está jefe, ya está. Dígale al gober que ahora Oaxaca va a ganar más dinero con media velaria.
— A chinga chinga ¿cómo está eso?, dijo el ya famoso Secretario “25 por ciento”.
Pues ahora podemos vender más caro los lugares con sombra y al mismo precio que antes los de sol.
— ¡Eres brillante!, eso es. Ya está. Vámonos pa' Oaxaca muchachos.
Y cuentan que por eso el señor “25 por ciento” conservó su cargo por mucho mucho tiempo.