En el “Puerto de la maravillas”, como denominó un ocurrente a Salita Baches, seguramente nomás por sus maravillosas mujeres pues el rancho está pa´ llorar, un joven vendedor ambulante trabó amistad con un regidor del ayuntamiento.
Para ganárselo la Rafi, regidor de pésima reputación, le ofreció de todo hasta conseguirle una planta en la Refinería Antony Duvalín Coime de Pomex. Eso era demasiado por lo que el jovenzuelo acudió a sus padrinos quienes le aconsejaron tratar bien a su mecenas: dale algo de dinero y de comida y de todo lo hizo.
Para acelerar la palanca con sus poquitos ahorros compró un marrano pa´ matarlo y hacerle un relleno y además le dio 500 pesos al regidor. Muy contento y esperanzado en la palanca comenzó a ir a las pruebas que hace Pomex a los aspirantes. Pero después de horas de pruebas de toda índole le dijeron que estaba rechazado porque no daba la estatura mínima.
Encabritado por la pinchurrienta palanca del regidor se encaminó furioso a buscarlo, pero al llegar al palacio municipal le anunciaron que éste se encontraba en el pleno del cabildo. Le valió, pateó la puerta entró y frente a todos le reclamó:
Pinche mushe, me rechazaron porque dicen que no doy la estatura.
Sorprendido el regidor le preguntó:
¿Cuánto mediste?
Todo lo que ya sabes, un marrano y 500 pesos, le respondió conteniéndose.
El regidor apurado lo interroga de nuevo.
¡No, no!, ¿cuánto mediste?
Y el fornido ambulante estalló ante la insistente interrogatuca.
500 pesos, un marrano y no te hagas pendejo, dijo con un gesto hacia adelante.