Si había esperanzas de enderezar el destino del municipio de Oaxaca de Juárez, pronto quedaron atrás. El cúmulo de pifias iniciales del Ayuntamiento dirigido por Oswaldo García Jarquín, fueron tantos y tan ruidosos, así como su informalidad y falta de respeto a los ciudadanos, vecinos y hasta regidores a quienes no se detiene en dejar plantados, o arriba a las citas con horas de retraso.
Está a la vista la ausencia de planificación del gobierno municipal, es inocultable su falta de estrategia. A falta de plan Oswaldo echó toda la fuerza pública contra los comerciantes ambulantes del Centro Histórico, y obtuvo una rotunda derrota. Un día quitaban a los ambulantes y al otro había más.
Fue peor, retadores los venales líderes de ambulantes incrementaron su acoso contra el centro de la Ciudad, que paga las consecuencias. Con los policías sucede lo mismo, no los ve ni los oye, pero cuando éstos hacen actos de presión les entrega todo lo que piden.
El 26 de junio aprobaron el Plan Municipal de Desarrollo 2019-2021, pero no se le encuentra. No está en el portal de internet del municipio, y la línea de Comunicación Social no atiende a los comunicadores. Aunque sean legión en esa administración municipal, ya no están en su escuela privada sino en el servicio público, o al menos también están en este último.
Está dicho, lo que no cuesta no se valora. Haber ganado las elecciones municipales con la suerte del “efecto peje”, tiene estos resultados. Y apenas estamos al inicio. Ni siquiera tuvimos aquí “salida de caballo brioso y llegada de burro viejo”, sino al revés. Pero esperemos que al ser así llegue a su meta cual caballo brioso.
Guelaguetza, cuesta abajo
La Guelaguetza del Cerro del Fortín sigue cuesta abajo. Aunque hubo intenciones de analizar, debatir y mejorar esta celebración en 2017, no se permitió que avanzara. El tiempo pasa con sus cambios inevitables, es preciso actualizar muchas cosas. No se plantea que permanezca estática, eso no es posible.
Hay que poner al día muchos detalles, por ejemplo, antes los varones que bailaban los sones del Istmo venían de manta y huaraches, lo que no armonizaba con el elegantísimo traje de las mujeres. Fue coherente que usarán zapatos y guayabera o camisas blancas. El espectáculo con aspiraciones de interés internacional exige calidad.
Está visto que las decisiones cupulares de los funcionarios del gobierno han sido inadecuadas. El Comité de Autenticidad está evidentemente rebasado. Además, quien toma las decisiones es el Consejo de Participación Intersecretarial del gobierno del estado, Secretarías de Cultura y Turismo, al menos parecen los responsables.
Las costumbres y tradiciones cambian, incluso desaparecen, como los Lunes del Cerro que ya no tienen cómo revivir; la Guelaguetza fue al mismo tiempo un producto para para el lucro con el turismo, pero también un producto que ha dado identidad a los oaxaqueños. Por eso es urgente que haya transparencia en esta política pública de la administración del folclor. Urge saber cómo y quién toma realmente las decisiones y con qué objeto. Ronda ya la versión de la busca de clientela política en pos de la elección que se acerca.
En estas numerosas páginas que dedicamos al tema, podemos ver esa tendencia histórica política y comercial que vienen desde su origen. Y no es anatema, están los datos. Además, no es condenable per se, simplemente es la economía…