
Así lo considera Cipriano Flores Cruz, politólogo que teoriza, pero también vive cotidianamente el quehacer político. Ha desempeñado cargos diversos en la administración pública federal y ahora lo hace en la estatal. Pero también lo hizo como el árbitro de contiendas electorales, pues entre 1995 y 2002, estuvo al frente del Instituto Estatal Electoral. Actualmente es coordinador estatal del Instituto Nacional de Educación para Edultos
Nos reunimos con él para hablar del proceso sucesorio 2010 y del contexto político estatal. Muestra su grave preocupación pues, afirma, la sociedad oaxaqueña puede ser la gran perdedora si continúa el clima de confrontación y no se detiene la descomposición política de Oaxaca iniciada hace dos sexenios:
Nos reunimos con él para hablar del proceso sucesorio 2010 y del contexto político estatal. Muestra su grave preocupación pues, afirma, la sociedad oaxaqueña puede ser la gran perdedora si continúa el clima de confrontación y no se detiene la descomposición política de Oaxaca iniciada hace dos sexenios:
“Hasta los sexenios de Heladio Ramírez y Diódoro Carrasco, había cierta homogeneidad de la clase política, un cierto cierre de filas de sus distintos componentes. Pero, a raíz de la llegada de Murat a la gubernatura, hay un proceso de descomposición, que se trata de arreglar en el campo electoral. Entonces hay un ajuste de cuentas entre los distintos grupos de poder en la entidad; no es casualidad que casi todos los exgobernadores de Oaxaca de facto están ahora en la oposición.
“El problema entonces es que van a la competencia electoral no para ganar una representación política, sino para vencer y humillar al enemigo, en una especie de guerra en donde lo único que vale es el triunfo a toda costa”.
Se remonta entonces a la elección de 2004, en donde, en su opinión, quienes conformaron la coalición opositora al PRI, Todos Somos Oaxaca, no eran sino los grupos que habían sido desplazados por el muratismo y, dado que la diferencia de votos fue poca, el triunfo de Ulises Ruiz no logra una recomposición de esa clase política, sino que se ahonda más la descomposición, lo cual se refleja en el conflicto de 2006.
“En 2006 se produce una ruptura profunda en la clase política, considerando como tal, no sólo al grupo gobernante, también a las organizaciones sociales, partidos, agentes políticos, etcétera, que de alguna manera ayudaban al régimen en la manutención de la gobernabilidad. Ello nos conduce a la polarización que se vivió en ese año.
“Y el proceso electoral actual va en el mismo sentido. Una confrontación peligrosa. Van con todo ambos grupos. El gobernador se prepara para una guerra; que va a ganar. Y los otros también van con todo y con todos los recursos. Esa polarización es el riesgo para Oaxaca”.
Compleja selección en el PRI
Flores Cruz, se refiere también al complejo proceso para nominar candidato a gobernador que vive el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Considera que un acierto que por primera vez en Oaxaca se muestra ante la opinión pública a los aspirantes a la candidatura.
“Antes todo mundo sabía quién aspiraba, pero los arreglos se hacían en las oficinas del gobernador. En la sucesión de Murat se sabía de las aspiraciones de Aquiles Sosa, Anuar Mafud, Juan Díaz y el propio Ulises Ruiz, pero nunca expresaron ‘yo quiero ser’; era el gobernador el que fijaba las reglas del juego.
Ahora “la decisión de sacar la contienda interna ante la opinión pública obedece a la necesidad que ve el gobernador y el PRI de evitar que se convierta en una guerra interna. Fue para evitar una polarización entre el senador Adolfo Toledo y el dirigente del PRI, Jorge Franco, que son los aspirantes con mayor fortaleza e iban a una confrontación que iba a dividir al partido, y si eso se permitía eso era darle el adiós al PRI.
“Entonces, en esta competencia juega un papel importante el diputado federal Eviel Pérez Magaña como un tercero en discordia, pues se desvía la atención hacia uno sólo, por eso ahora en los medios se puede ver que al que hay que pegarle es a Eviel.
“Esto abre la posibilidad que cualquiera de estos personajes, Franco o Toledo, sea el candidato. Y si las circunstancias permitieron que en este tiempo de muestrearse ante la opinión pública obtuviera un crecimiento importante, incluso Eviel puede obtener el premio.
“Ese fue el juego del gobernador y la unidad del PRI se está logrando porque cada quien está aceptando su papel. Hay otros que desean ser considerados como el edil José Antonio Hernández Fraguas, o los secretarios de Salud, Martín Vásquez y de Administración, José Antonio Estefan, pero tienen menos posibilidades.
“La pasarela permite distender el ambiente. En otras circunstancias el PRI no hubiera aguantado la presión ni a diciembre. Ahora se ha logrado mantener el equilibrio al menos hasta la Convocatoria interna. Recordemos que en el sexenio de Diódoro, la presión de Murat fue tanta que no aguantaron y tuvieron que definir antes de la convocatoria.”
El ex presidente del Consejo General del IEE, ve con escepticismo la corriente de opinión que señala que en parte el candidato priista será definido en razón de si se conforma o no una alianza de la oposición.
Opina que esa situación no afecta al proceso interno del tricolor, pues existe el convencimiento de que el elegido será el que tenga mayor aceptación de la opinión pública, mayor capacidad, garantice obtener el triunfo y la gobernabilidad de la entidad.
Situación que refuerza con el argumento: “El gobernador es un obsesivo del triunfo electoral, quiere un triunfo contundente en cualesquier circunstancia; trata de ganar a toda costa. Por eso tiene la tesis de que, independientemente de la alianza, hay que garantizar el triunfo contundente. No puede ser que porque no va el PAN unido al PRD se lance a un candidato que no sea el mejor posicionado.
“Sobre todo porque Ulises no se acaba en Oaxaca, quiere trascender a nivel nacional. La prueba está en que es un gobernador que pesa, tiene el control de cerca de 40 diputados en el congreso federal; es factor de consulta de toma de decisiones en el ámbito federal. Es un personaje que va por más. Así que no creo sea otra su decisión. Y en Oaxaca, hoy el PRI está mejor que en 2004: tiene 25 diputados locales, los 11 federales, la capital del estado, la mayoría de los municipios importantes”.
La alianza opositora, débil
Respecto a la alianza opositora Flores Cruz manifiesta serias dudas en que se concrete por varias razones. Una las resistencias internas de sectores del PAN a participar con el PRD y viceversa. Otra por la dificultad de tener un candidato competitivo. Alude a los cuestionamientos que le hacen al senador convergente Gabino Cué sectores del PAN y del PRD; a la pérdida de presencia del ex edil de la capital estatal, Pablo Arnaud; a la falta de respaldo de una organización partidaria fuerte de Irma Piñeiro. En cualquier caso, entonces sería una alianza débil, afirma.
Se refiere entonces al senador Gabino Cué, quien es el que se maneja con mayores probabilidades de encabezar una alianza opositora: “A Gabino mucha gente lo hubiera querido ver congruente, que dijera: ‘yo voy en la alianza con los partidos del Dialogo por la Reconstrucción (DIA: PRD-PT-PC), e invito al PAN para que se sume a mi candidatura, haré un gobierno de instituciones, pero no me puedo deslindar de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)’; pero el haberse deslindado de éste lo ubica de una manera negativa ante la opinión pública. Y ya declaró AMLO que él no apoya esa alianza”.
Por otra parte en el supuesto de que logren acuerdos para la candidatura para gobernador, “donde va a ser una verdadera guerra es en la definición de los candidatos a las presidencias municipales. Si el PRD para postular a sus candidatos tiene una guerra civil entre todas sus corrientes, será muy difícil que consensen internamente y luego hacia afuera con los otros partidos. En esas condiciones si se hace la alianza ésta llegaría muy débil”.
En su análisis considera que, “a una alianza PAN-PRD el PRI la va a hacer pedazos. Ya se vio con la demanda del PRD al ex dirigente del PAN, Espino, por sus declaraciones; con eso se puede demostrar que en las campañas, que van a ser una guerra, la alianza será muy vulnerable. Imagínense donde al PAN le digan ‘estás con los violentos de la APPO’, pues hay fotos de Gabino en marchas de la APPO y ésta tiene un nivel de aceptación del 20 por ciento; con eso la acabas”.
2010, ¿oportunidad para la renovación?
En este complejo contexto, Cipriano Flores señala que es necesario realizar una recomposición del régimen político en Oaxaca y una renovación de la clase política, donde se incorporen nuevos cuadros, jóvenes, mujeres, nuevas formas de pensar. Es la única oportunidad para detener la descomposición política. Señala “aunque me van a criticar por esto, yo no veo en la oposición la posibilidad de una transformación real de Oaxaca, porque por lo que van es por el reparto del pastel y el pago de facturas”.
Opina que la renovación puede llegar por el propio PRI y se pregunta: “¿cuál de los aspirantes del PRI garantiza una renovación de esa clase política, rancia, antigua?, ¿Cuál garantiza que puede convocar a todos los sectores?”
Manifiesta que en Oaxaca los mandatarios estatales han gobernado con pequeños grupos: “Heladio con un grupo que trajo de fuera; Diódoro igual; Murat ni se diga, Ulises con la burbuja. Entonces ahora quién de los candidatos puede tener una apertura”.
Y es una renovación que en su perspectiva requieren todos los partidos al igual que las dirigencias de las organizaciones sociales. “Pasan los años y siguen siendo los mismos, necesitan modernizarse. Requerimos organizaciones honestas, comprometidas y no solo empresas políticas para obtener ganancias”.
Para concluir, alerta del riesgo de sustituir la competencia política por una guerra sucia. “Por eso los medios, los intelectuales, la sociedad civil, deben hacer un llamado a la cordura. La guerra no es la continuación de la política por otros medios. La guerra es la guerra. La política es el arte de conciliar intereses diversos y darle un orden a la sociedad. Eso es lo que necesitamos, como decía Reyes Heroles: hay que hacer política y más política”.
“El problema entonces es que van a la competencia electoral no para ganar una representación política, sino para vencer y humillar al enemigo, en una especie de guerra en donde lo único que vale es el triunfo a toda costa”.
Se remonta entonces a la elección de 2004, en donde, en su opinión, quienes conformaron la coalición opositora al PRI, Todos Somos Oaxaca, no eran sino los grupos que habían sido desplazados por el muratismo y, dado que la diferencia de votos fue poca, el triunfo de Ulises Ruiz no logra una recomposición de esa clase política, sino que se ahonda más la descomposición, lo cual se refleja en el conflicto de 2006.
“En 2006 se produce una ruptura profunda en la clase política, considerando como tal, no sólo al grupo gobernante, también a las organizaciones sociales, partidos, agentes políticos, etcétera, que de alguna manera ayudaban al régimen en la manutención de la gobernabilidad. Ello nos conduce a la polarización que se vivió en ese año.
“Y el proceso electoral actual va en el mismo sentido. Una confrontación peligrosa. Van con todo ambos grupos. El gobernador se prepara para una guerra; que va a ganar. Y los otros también van con todo y con todos los recursos. Esa polarización es el riesgo para Oaxaca”.
Compleja selección en el PRI
Flores Cruz, se refiere también al complejo proceso para nominar candidato a gobernador que vive el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Considera que un acierto que por primera vez en Oaxaca se muestra ante la opinión pública a los aspirantes a la candidatura.
“Antes todo mundo sabía quién aspiraba, pero los arreglos se hacían en las oficinas del gobernador. En la sucesión de Murat se sabía de las aspiraciones de Aquiles Sosa, Anuar Mafud, Juan Díaz y el propio Ulises Ruiz, pero nunca expresaron ‘yo quiero ser’; era el gobernador el que fijaba las reglas del juego.
Ahora “la decisión de sacar la contienda interna ante la opinión pública obedece a la necesidad que ve el gobernador y el PRI de evitar que se convierta en una guerra interna. Fue para evitar una polarización entre el senador Adolfo Toledo y el dirigente del PRI, Jorge Franco, que son los aspirantes con mayor fortaleza e iban a una confrontación que iba a dividir al partido, y si eso se permitía eso era darle el adiós al PRI.
“Entonces, en esta competencia juega un papel importante el diputado federal Eviel Pérez Magaña como un tercero en discordia, pues se desvía la atención hacia uno sólo, por eso ahora en los medios se puede ver que al que hay que pegarle es a Eviel.
“Esto abre la posibilidad que cualquiera de estos personajes, Franco o Toledo, sea el candidato. Y si las circunstancias permitieron que en este tiempo de muestrearse ante la opinión pública obtuviera un crecimiento importante, incluso Eviel puede obtener el premio.
“Ese fue el juego del gobernador y la unidad del PRI se está logrando porque cada quien está aceptando su papel. Hay otros que desean ser considerados como el edil José Antonio Hernández Fraguas, o los secretarios de Salud, Martín Vásquez y de Administración, José Antonio Estefan, pero tienen menos posibilidades.
“La pasarela permite distender el ambiente. En otras circunstancias el PRI no hubiera aguantado la presión ni a diciembre. Ahora se ha logrado mantener el equilibrio al menos hasta la Convocatoria interna. Recordemos que en el sexenio de Diódoro, la presión de Murat fue tanta que no aguantaron y tuvieron que definir antes de la convocatoria.”
El ex presidente del Consejo General del IEE, ve con escepticismo la corriente de opinión que señala que en parte el candidato priista será definido en razón de si se conforma o no una alianza de la oposición.
Opina que esa situación no afecta al proceso interno del tricolor, pues existe el convencimiento de que el elegido será el que tenga mayor aceptación de la opinión pública, mayor capacidad, garantice obtener el triunfo y la gobernabilidad de la entidad.
Situación que refuerza con el argumento: “El gobernador es un obsesivo del triunfo electoral, quiere un triunfo contundente en cualesquier circunstancia; trata de ganar a toda costa. Por eso tiene la tesis de que, independientemente de la alianza, hay que garantizar el triunfo contundente. No puede ser que porque no va el PAN unido al PRD se lance a un candidato que no sea el mejor posicionado.
“Sobre todo porque Ulises no se acaba en Oaxaca, quiere trascender a nivel nacional. La prueba está en que es un gobernador que pesa, tiene el control de cerca de 40 diputados en el congreso federal; es factor de consulta de toma de decisiones en el ámbito federal. Es un personaje que va por más. Así que no creo sea otra su decisión. Y en Oaxaca, hoy el PRI está mejor que en 2004: tiene 25 diputados locales, los 11 federales, la capital del estado, la mayoría de los municipios importantes”.
La alianza opositora, débil
Respecto a la alianza opositora Flores Cruz manifiesta serias dudas en que se concrete por varias razones. Una las resistencias internas de sectores del PAN a participar con el PRD y viceversa. Otra por la dificultad de tener un candidato competitivo. Alude a los cuestionamientos que le hacen al senador convergente Gabino Cué sectores del PAN y del PRD; a la pérdida de presencia del ex edil de la capital estatal, Pablo Arnaud; a la falta de respaldo de una organización partidaria fuerte de Irma Piñeiro. En cualquier caso, entonces sería una alianza débil, afirma.
Se refiere entonces al senador Gabino Cué, quien es el que se maneja con mayores probabilidades de encabezar una alianza opositora: “A Gabino mucha gente lo hubiera querido ver congruente, que dijera: ‘yo voy en la alianza con los partidos del Dialogo por la Reconstrucción (DIA: PRD-PT-PC), e invito al PAN para que se sume a mi candidatura, haré un gobierno de instituciones, pero no me puedo deslindar de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)’; pero el haberse deslindado de éste lo ubica de una manera negativa ante la opinión pública. Y ya declaró AMLO que él no apoya esa alianza”.
Por otra parte en el supuesto de que logren acuerdos para la candidatura para gobernador, “donde va a ser una verdadera guerra es en la definición de los candidatos a las presidencias municipales. Si el PRD para postular a sus candidatos tiene una guerra civil entre todas sus corrientes, será muy difícil que consensen internamente y luego hacia afuera con los otros partidos. En esas condiciones si se hace la alianza ésta llegaría muy débil”.
En su análisis considera que, “a una alianza PAN-PRD el PRI la va a hacer pedazos. Ya se vio con la demanda del PRD al ex dirigente del PAN, Espino, por sus declaraciones; con eso se puede demostrar que en las campañas, que van a ser una guerra, la alianza será muy vulnerable. Imagínense donde al PAN le digan ‘estás con los violentos de la APPO’, pues hay fotos de Gabino en marchas de la APPO y ésta tiene un nivel de aceptación del 20 por ciento; con eso la acabas”.
2010, ¿oportunidad para la renovación?
En este complejo contexto, Cipriano Flores señala que es necesario realizar una recomposición del régimen político en Oaxaca y una renovación de la clase política, donde se incorporen nuevos cuadros, jóvenes, mujeres, nuevas formas de pensar. Es la única oportunidad para detener la descomposición política. Señala “aunque me van a criticar por esto, yo no veo en la oposición la posibilidad de una transformación real de Oaxaca, porque por lo que van es por el reparto del pastel y el pago de facturas”.
Opina que la renovación puede llegar por el propio PRI y se pregunta: “¿cuál de los aspirantes del PRI garantiza una renovación de esa clase política, rancia, antigua?, ¿Cuál garantiza que puede convocar a todos los sectores?”
Manifiesta que en Oaxaca los mandatarios estatales han gobernado con pequeños grupos: “Heladio con un grupo que trajo de fuera; Diódoro igual; Murat ni se diga, Ulises con la burbuja. Entonces ahora quién de los candidatos puede tener una apertura”.
Y es una renovación que en su perspectiva requieren todos los partidos al igual que las dirigencias de las organizaciones sociales. “Pasan los años y siguen siendo los mismos, necesitan modernizarse. Requerimos organizaciones honestas, comprometidas y no solo empresas políticas para obtener ganancias”.
Para concluir, alerta del riesgo de sustituir la competencia política por una guerra sucia. “Por eso los medios, los intelectuales, la sociedad civil, deben hacer un llamado a la cordura. La guerra no es la continuación de la política por otros medios. La guerra es la guerra. La política es el arte de conciliar intereses diversos y darle un orden a la sociedad. Eso es lo que necesitamos, como decía Reyes Heroles: hay que hacer política y más política”.