Valle Nacional. En la pasada Guelaguetza el municipio de Valle Nacional participó con un baile llamado “Fiesta Tabacalera”. Según los organizadores es la fiesta de los cultivadores y pizcadores de tabaco de la época pre revolucionaria, es decir, de cuando disidentes políticos y presos eran traídos a esta región, donde invariablemente morían. ¿En qué momento, entonces, si esta era una zona donde se explotaba a los trabajadores hasta la muerte, los cortadores de tabaco hacían fiesta?
Sin embargo, los genios impostores olvidaron este pequeño detalle. Así, para que este baile fuera aceptado como uno más de la Guelaguetza, el llamado comité de autenticidad llegó a Valle Nacional a observarlo y, en primera instancia, determinó que era un invento reciente. Una farsa, pues.
Sin embargo, los genios impostores olvidaron este pequeño detalle. Así, para que este baile fuera aceptado como uno más de la Guelaguetza, el llamado comité de autenticidad llegó a Valle Nacional a observarlo y, en primera instancia, determinó que era un invento reciente. Una farsa, pues.
Sin embargo, el presidente municipal Márcelos Santos Meneses y su esposa María de Gracia Sarmiento Montalvo, movieron mar y tierra para que el del comité de autenticidad revocara su dictamen. Quizá el que Valle Nacional aportara carretadas de votos para el PRI en la pasada elección federal hizo que la autenticidad fuera mandada al Diablo. Así, por órdenes del gobierno del estado Valle Nacional fue incluido en esa fiesta que, además, es otra invención explotada a más no poder por la industria turística estatal.
Así la pareja presidencial de Valle Nacional cumplió su deseo de ver bailar a su hija Marcela de Jesús Santos Sarmiento en la “máxima fiesta de los oaxaqueños”. Valle Nacional presentó a un grupo de 24 jovencitas, en su mayoría hijas de regidores y empleados del ayuntamiento municipal de esta población, bailando dos piezas musicales creadas hace muchos años por el músico nativo de acá, integrante de un grupo llamado los “Dandy”, Efraín Delfín Pérez, tío de Marcelo Santos Meneses: “Chinatequita de mis amores” y el son llamado “Valle Nacional”.
Los jóvenes vistieron un raro traje de manta con un ceñidor al cinto bordado con hilos de color rojo y negro, sombrero de palma con ponites o canastos a la espalda. Las jovencitas un elegante huipil bordado con motivos alegres de color rojo y negro mostrando el árbol de la vida en una tela fabricada en el telar de cintura.
La coreografía se desarrolla al compás de la música de don Efraín Delfín. Las jovencitas ataviadas con el huipil y con una mantilla negra con la que se cubren en señal de luto. Pero cualquiera con un poco de razonamiento pregunta: ¿Sí están de luto cómo pueden bailar un son?
Otro error garrafal es que los jóvenes bailan cargando un canasto al cual le cuelgan unas hojas de tabaco, pero el tabaco nunca se pizcaba en canastos sino en unas varas llamadas “cujas” que se colocaban después en el interior de las galeras para secar las hojas.
Así, Valle Nacional se presentó en la Guelaguetza con un baile que nada tiene que ver con esa época terrible donde los trabajadores de las grandes fincas tabacaleras eran esclavos y por lo tanto no tenían derecho a la diversión.