
Vieja y obsoleta, la refinería Antonio Dovalí Jaime de Salina Cruz, sigue operando, pese a los contantes accidentes e incidentes que a diario ocurren en sus 26 plantas de proceso instaladas en el interior de esta empresa paraestatal.
Los habitantes de zonas aledañas a instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) saben del riesgo cotidiano que representan, sobre todo por los altos índices de siniestralidad y de contaminación ambiental que registran.
Pemex trabaja a su máxima capacidad con escasas obras de reparación y mantenimiento, mientras la famosa reconfiguración que anunció el ahora exlíder de Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Sección 38, (STPRM), Cándido Escárraga, se suspendió y no tiene para cuando llevarse a cabo.
Desmentidos sus “cero accidentes”
Fue en el marco del Programa “Cero Accidentes e Incidentes” del Sistema de Seguridad, Salud y Protección Ambiental de Petróleos Mexicanos, cuando se registró un incendio en la planta Alquilación, que se localiza en el interior de la refinería.
Por información proporcionada por trabajadores de empresas constructoras que prestan sus servicios a Pemex, se estableció que, luego de una fuerte explosión en la caldera CB-6, sobrevino el incendio, sin embargo, personal de la paraestatal no permitió la entrada de Protección Civil regional, tampoco de los cuerpos de socorro que acudieron a la refinería a prestar apoyo.
Este es el primer accidente que se registra en la factoría en el 2010, ya que durante el año 2009, al menos en cinco ocasiones la refinería Dovalí Jaime tuvo que sacar de operación alguna de sus 26 plantas de proceso por diversos problemas de fugas o explosiones en sus equipos debido, principalmente, a la falta de mantenimiento lo que representa una amenaza para los trabajadores, las instalaciones y la población.
En la refinería están edificadas dos plantas consideradas sumamente tóxicas; se trata de Alquilación y Catalítica, que operan con ácido fluorhídrico, representando un riesgo latente para la población, ya que estudios que se han realizado, indican que, con la liberación a la atmósfera de una tonelada de este ácido, se acaba con toda la vida en un radio de ocho kilómetros.

De acuerdo la licitación número 18572039-006-08, los trabajos de desarrollo de la ingeniería, procura y construcción de las plantas desulfuradoras de gasolina catalítica, unidades regeneradoras de amina, instalaciones complementarias, instalaciones de servicios auxiliares y su integración se llevan a cabo en las refinerías de Tula, Hidalgo y en la de Salamanca, Guanajuato, mientras en la refinería de Salina Cruz “se trabaja con parches y remiendos” según señalan trabajadores de la paraestatal.
La fecha de inicio de obra fue el 9 de febrero del año pasado, con una duración de ejecución de 1350 días naturales, es decir, poco más de tres años, lo que representa trabajo y estabilidad para las compañías constructoras que prestan sus servicios a la paraestatal en aquellas entidades del país, por lo menos hasta el 2012.
En contraste, las compañías que trabajan para Pemex en Salina Cruz, tienen que emigrar a otras refinerías para poder seguir subsistiendo a los pagos de salarios y obligaciones con instituciones gubernamentales, ya sea del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En un informe de Pemex a la Secretaría de Energía a través de un estudio de factibilidad, reconoce que desde hace años enfrenta una situación crítica, caracterizada por graves restricciones para cumplir su objetivo fundamental como organismo subsidiario de Petróleos Mexicanos para abastecer con eficiencia, calidad, oportunidad, seguridad y a precios competitivos la demanda de petrolíferos del país.
Las limitantes con que actualmente se desempeña el organismo se vinculan con deficiencias operativas, institucionales, normativas, de regulación y de insuficiencia de recursos para financiar sus programas de operación, mantenimiento y expansión, detalla Pemex y agrega que, diversos segmentos de la cadena de valor del organismo operan con infraestructura tecnológicamente obsoleta, mantenimiento deficiente, una antigüedad que rebasa los estándares permisibles, y niveles de saturación que implican riesgos elevados para su operación.
Accesos a la refinería, en pésimas condiciones
A las graves restricciones de Petróleos Mexicanos para cumplir con su objetivo fundamental, habría que agregarle el pésimo acceso a sus instalaciones, y es que las luminarias instaladas, la mayoría no sirve y el pavimento presenta remiendos y grietas a lo largo y ancho de la importante avenida.
Esta importante vía de comunicación luce sucia y abandonada, contrario a los accesos a las refinerías de Tula o Salamanca, que se encuentran en perfectas condiciones.
Operadores de unidades que transportan hidrocarburos de la refinería hacia diferentes complejos del país, critican la falta de profesionalismo de los directivos de la paraestatal porque el acceso a esta refinadora “está pa’ llorar”, pese a los altos volúmenes de producción que presenta.
El acceso a PEMEX comprende un tramo de al menos cuatro kilómetros, y según ingenieros civiles, “no se necesitan de mucha inversión para dejarla en perfecto estado, sin embargo, es obvio la apatía y valemadrismo de los directivos de la refinería Antonio Dovalí Jaime”.
“La nueva refinería era la esperanza”: ALR
Luego que se conociera la noticia de que la nueva refinería sería construida en Tula, Hidalgo, Alfredo López Ramos líder petrolero en los tiempos de Joaquín Hernández Galicia, explotó, al igual que algunas plantas de proceso, al señalar que era más viable construir este proyecto en Salina Cruz, “si no hay nueva refinería,-- que por lo menos se reconfigure la que existe”, exigió.
Razones concretas tenía el, también dos veces presidente municipal, al mencionar que en Salina Cruz, sería posible aprovechar la infraestructura existente de oleoductos e instalaciones portuarias. Los productos se enviarían a la zona centro-occidente utilizando transporte marítimo y la construcción de un poliducto de Manzanillo a Guadalajara.
Según Pemex para la construcción de la nueva refinería en este puerto se estimaba una inversión en infraestructura del orden de los 900 millones de dólares, sin embargo, la paraestatal alegó que a región de Tula es el sitio más cercano a los grandes centros consumidores de gasolinas y destilados y cuenta con facilidades para el suministro de gas natural.